El final del 2011 que acaba de concluir hace nada nos trajo una sorpresa, a través de la Editorial Dibbuks, que bien se merece que le dediquemos unos minutos de nuestro tiempo en escribir unas palabras sobre ella.
Y es que el Lincoln de Olivier, Jérôme y Anne-Claire Jouvray (reunidos en un solo tomo los dos primeros álbumes publicados en Francia por Éditions Paquet) nos ha aportado un cierto aire fresco al tratar un género como el western con un leve toque “filosófico/teológico”, enmarcado dentro del género humorístico también, con un claro regusto a la Nouvelle BD.
Porque con Lincoln te echas constantemente unas buenas risas, con un marcado tinte irónico, mordaz e irreverente, a través de los continuos diálogos que se traen entre manos sus tres, digamos, protagonistas principales: Lincoln, y los mismísimos Dios y Satanás..., ¿qué se puede esperar uno de este peculiar terceto que, parece ser, se llevan la mar de bien, ayudándose mutuamente cuando la ocasión lo requiere? ¿Podríamos estar frente a una obra totalmente irreverente o frente a un trabajo que te cuenta la verdad y nada más que las 'verdades como puños'?
La historia ya tiene su arranque peculiar y totalmente sorprendente en un western atípico como éste. Nos cuenta la difícil vida de Lincoln, nombre el cual se puso él mismo como muy bien nos cuenta: “... me llamo Lincoln. No es mi verdadero nombre, pero es que nunca he sabido cuál era y siempre me han llamado duro de mollera. Lo de Lincoln lo elegí yo porque en cuanto ese abría la boca los demás cerraban la suya. Incluso llegaron a cargárselo para que se callara... ¡Igual es eso lo que me espera!”. Lincoln nació en un prostíbulo de madre y padre desconocidos para él, por lo que su infancia ya se presagiaba que sería dura. Sin recibir una buena educación, pero una inteligencia remarcada, su dura mollera, su tozudez y su boca deslenguada y viperina, propiciaron pronto que la gente no soportara su insolencia y desfachatez y tuvo que emprender pronto el camino en busca de su supervivencia y ganarse las habichuelas como buenamente pudiera: mendigando, mintiendo, robando, extorsionando... hasta que llego Dios para intentar enmendarle y redirigirle en su erróneo deambular, aunque no impidiera que muriera colgado, pero, resucitándolo, bien podría tener una segunda oportunidad, sí, pero a regañadientes (y a su manera, claro)... y con la ayuda del 'todopoderoso' y la perspicacia del que 'cayó en desgracia', ¿quién no sería capaz de encontrar su verdadero camino en la vida y hacer el “bien”?
Esta obra aún abierta, de la que ya hay editados seis volúmenes (y en proceso de creación el séptimo) en el país vecino, es un trabajo que lo podemos calificar como “coral familiar”, ya que los guiones corresponden a Olivier Jouvray, el cual es el hermano del dibujante, Jérôme Jouvray, mientras que en el apartado del color, éste corre a cargo de la mujer de Jérôme, Anne-Caire Jouvray, trabajando los tres en el mismo taller, KCS Production, junto a otros artistas de Lyon. Muchas veces, el tener a los autores de una obra en un mismo lugar, cercanos y en contacto permanente y directo (cosa que hoy en día es más difícil con las nuevas tecnologías y la revolución que ha supuesto internet, estando muchas veces los autores de una misma obra cada uno en una parte del planeta), creo que favorece enormemente en la coherencia del proyecto final y en la compenetración de los autores en el redondeo acertado del mismo, y buena muestra de esto creo que lo encontramos en esta obra, con un resultado final en el proceso creativo bien construido y consistente, dando con ello una fluidez y sentido final a la obra, beneficiando tanto al lector, como receptor final del proyecto, como a los autores que consiguen pulir el trabajo, resolviendo todas las dudas e incoherencias que puedan surgir por el camino... ¿serán nuestros tres autores una representación de nuestros tres protagonistas, buscando siempre el buen y mejor camino posible?
Por tanto, toda esta coherencia se ve reflejada claramente en unos guiones muy consistentes, con unos diálogos muy sugerentes, con una ironía bien marcada, que continúan el ritmo marcado desde un primer momento sin dejar lagunas o espacios sin sentido en el lector, posibilitando que la lectura fluya con naturalidad y se pueda leer uno la obra de un tirón sin perder intensidad ni interés. A esto ayuda sobremanera el dibujo de Jérôme, sencillo y fluido en su ejecución, apropiado para dar ese tono desenfadado y para nada “profundo” que desde un primer momento nos podría indicar la presencia del mismísimo Dios y sus interminables oratorias morales, dando frescura al relato y, a través de una buena utilización de los recursos a la hora de caracterizar a los personajes en las situaciones más insólitas, provocando en el lector una constante sonrisa que se transforma en risa. El color, para nada acaparador de protagonismo, se mueve el tonos ocres, terrosos y fríos, bien utilizados, que ceden por tanto el protagonismo a lo que el guionista y el dibujante nos quieren decir y convencer en esta historia de aventuras llenas, porque no, de curiosas y divertidas desventuras.
Para finalizar, indicar que Jérôme Jouvray asistió como autor invitado en el pasado Expocómic, donde realizó unas dedicatorias realmente originales que rezuman un gran sentido del humor... esperemos en breve poder mostrároslas en este blog.
Una obra que, como ya hemos comentado, está abierta en Francia y que aquí Dibbuks ha planificado continuarla en tomos recopilatorios (de menor tamaño) de dos álbumes franceses cada uno... una obra que sinceramente merece que le deis una oportunidad por su originalidad y su frescura dentro de nuestra saturada industria del cómic.
Un saludo cordial.
2 comentarios:
Un álbum francamente divertido, tanto como las dedicatorias con que Jouvray nos alegró el pasado Expocómic.
Sí, sí, ya podéis estar contentos por las dedicatorias originales que os dibujó :-)
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