Laia es una joven humilde que vive con sus abuelos y su hermano mayor en Sierra, capital del reino de los Académicos. En una redada nocturna pierde a sus abuelos, encarcelan a su hermano y ella consigue huir. Deberá convertirse en esclava para liberar a su hermano.
Elias, en cambio, es un joven marcial, de la clase dominante que se prepara para su graduación como “máscara”, soldado de élite de las tropas del Imperio. Criado de niño en un ambiente brutal, cruel y exigente, para formar soldados con la máxima disciplina y obediencia total, empieza a cuestionarse todo lo aprendido y vivido hasta el presente. En estos momentos cruciales es cuando sus vidas se cruzan.
Se nos presenta un mundo, una sociedad gobernada por el Imperio que hace 500 años que ha conquistado al resto de reinos y subyugado con total saña al reino de los Académicos. Mayor contraste no puede haber: el Imperio es un reino guerrero, dispuesto a la guerra siempre; el reino Académico se dedica al estudio y la ciencia. Han sido reducidos a la esclavitud y prohibido la enseñanza. Los marciales son la clase social del Imperio y los perilustres su clase alta. En el desierto los nómadas Tribales con sus cuentacuentos de historias fantásticas, son un protectorado y al norte tenemos al país libre de Marinn.
La sociedad marcial está organizada a semejanza de la época imperial romana. Pertenecen a una “gens” que les da el nombre (Taius, Cassius, Aquilla, Demetrius,...). Tiene “augures” como en Roma, elementos decisivos en la sociedad marcial. Es curioso como se enlazan las lecturas: con “Infierno nevado” estamos en una historia de Roma y con esta novela volvemos a un ambiente y sociedad romana (mejor decir pseudoromana). Estos bucles me encantan.
Una gran descripción y ambientación es la que nos ofrece Sabaa Tahir de Risco Negro, donde se forman las máscaras, cuartel y centro de entrenamiento, con sus múltiples dependencias, con un ambiente oscuro y tétrico, gran indicador del tipo de vida que se lleva allí. Otro guiño a la Antigüedad son los métodos espartanos que se utilizan para la formación de los soldados.
Los protagonistas principales son Laia y Elias. Laia es joven, casi una niña que se encuentra en una situación límite. Quiere ayudar a su hermano pero se siente débil y cobarde. Su desesperación le lleva a solicitar ayuda a la “Resistencia” que lucha en la clandestinidad contra el Imperio. De una niña asustada y sin recursos, poco a poco, va conociendo las diversas caras de la verdad, del valor, del sacrificio y del honor. Pierde la ingenuidad y credulidad de confiar en todos y aprenderá a conocer a la gente de buen corazón.
Elias tiene una preparación física tremenda y su carácter se ha forjado a golpes, con situaciones físicas al límite y una disciplina y obediencia ciega al Imperio, a los mandos y a sus órdenes. Pero a pesar de todo esto, en su interior reconoce que no está bien la actitud del Imperio, que no es moral aplastar a un pueblo ni se deben obedecer las órdenes sin cuestionarlas. Con un carácter firme y decidido, sabiendo bien lo que quiere, alcanzará la serenidad y paz de espíritu necesarias para conseguir la libertad.
Personaje secundario, pero de gran importancia, es la joven Helene, compañera de armas de Elias. Se conocen desde niños cuando fueron destinados a Risco Negro. Se han ayudado, consolado y luchado juntos. Se conocen bien, sus puntos fuertes y sus puntos débiles. Pero Helene desconoce el ansia de libertad de Elias. Ella cumple con su deber, con lo que se espera de ella porque es su obligación. No ve las ansias de libertad y los escrúpulos morales de Elias y no acaba de comprender su comportamiento, el por qué de sus actos. Es su punto de apoyo en un principio pero irán separándose a lo largo de la historia: Helene cumplirá con su deber pero respaldará de algún modo a Elias.
La comandante Veturius, como jefa y mano principal de la formación de los jóvenes de Risco Negro, es un personaje cruel y sanguinario, plena representación del Imperio. Es el punto de unión de Laia y Elias, la que sin saberlo unirá sus destinos. Personaje que oculta más de lo que vemos.
Hay otros personajes que arropan a Laia y le ayudan, pero ella también les ayuda a ver su situación, a animarles para luchar por salir de su mundo cerrado y hostil: en Risco Negro la esclava Izzy y la cocinera (personaje enigmático que no tiene nombre) y en la Resistencia el pelirrojo Keenan que le advierte y apoya.
La novela está dividida en tres partes y tiene 49 capítulos. En la primera parte, “La redada”, se nos presentan los personajes, el mundo en el que viven, conocemos los antecedentes que lo han conformado. Tenemos una visión de sus clases sociales, de los reinos, de la acción del Imperio. Se nos presenta la difícil situación de los Académicos y su dominio por parte de la clase marcial.
En la segunda parte, “Las pruebas”, se desarrollan todas las pruebas, físicas y morales, a las que se enfrentan nuestros protagonistas. Se nos presenta más a fondo la actividad del Imperio y su férreo dominio sobre los distintos pueblos. La pruebas hacen clara referencia a las que debe pasar Elias y un pequeño grupo de elegidos para ser el nuevo emperador porque, a pesar de haber pasado 500 años, hay nubes de cambio y se van cumpliendo los trazos de una profecía. Muy interesante el desarrollo de estas pruebas que ponen en jaque el valor, la astucia, la fuerza y la lealtad de Elias. Que le hacen enfrentarse a sus miedos más ocultos y a sus propias dudas.
Y por último en la tercera parte, “Entre cuerpo y alma” se nos lleva al desenlace, a la superación y plena madurez de los protagonistas, aceptando sus debilidades y mejorando moralmente. Y, por supuesto, con un final muy acertado y abierto a futuras historias.
Está escrita bajo dos puntos de vista, dos voces: la joven Laia, académica, con la familia rota que debe convertirse en esclava y la de Elias joven soldado de élite de Risco Negro con sus dudas morales. Los capítulos van alternándose entre los dos protagonistas. Escritos en primera persona nos llegan más cerca y comprendemos mejor los sentimientos, dudas y deseos de estos jóvenes.
La narración es lineal y va fluyendo y contándonos la historia por boca de uno o de otro. No vemos lo mismo con distintos ojos sino que la trama se desarrolla según las distintas actuaciones de los protagonistas. Es una manera ágil de mantenernos alerta e interesados en la lectura pues la acción no decae y nos lleva en vilo. Un detalle que me gusta mucho es que el título se cita a lo largo de la novela y hace referencia al destino de los protagonistas. Me gusta porque redondea y aglutina toda la historia.
La autora Sabaa Tahir es una joven escritora cuyos datos biográficos los encontraréis en la misma solapa del libro. Criada en el desierto del Mojave (California), pasa su infancia leyendo novelas de Fantasía y los cómics de su hermano y tocando la guitarra. Empezó a escribir “Una llama entre cenizas” mientras trabajaba por las noches como editora en un periódico. Actualmente vive con su familia en el área de la bahía de San Francisco. No he encontrado nada más. “Una llama entre cenizas” es su primera novela con la que alcanza un nivel muy alto tanto en creación de una sociedad, como personajes y construcción de la trama. Es una gran base para seguir y completar la historia de Laia y Elias, de la evolución del Imperio y de los oprimidos académicos.
Esperando con ganas su continuación, saludos y hasta pronto.
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