Dirección: John Madden.
País: USA.
Año: 2005.
Duración: 99 min.
Interpretación: Gwyneth Paltrow (Catherine), Anthony Hopkins (Robert), Jake Gyllenhaal (Hal), Hope Davis (Claire).
Distribuida en España por Buena Vista Internacional
¿Pueden las matemáticas llevar a la locura cuando las matemáticas representan el método y el orden? Como bien comenta Robert en la película, personaje encarnado por Anthony Hopkins, “A veces las matemáticas son como unir dos puntos que están muy separados si en realidad hay dos puntos que unir, y esto te da la sensación como que todo empieza a funcionar, porque sino crees que es de locos”.
Tengo que admitir en primer lugar que las matemáticas siempre me han gustado, siempre al estudiar esta asignatura tenía la sensación que la resolución al problema tarde o temprano tenía que llegar, siguiendo siempre un método más o menos flexible y teniendo en cuenta que ciertas reglas no se pueden saltar, pero claro, esto siempre es a un cierto nivel no comparable al que aquí se expone, nivel que sin duda sólo es accesible a grandes genios que si se encuentran en el caso de tener que llegar a soluciones imposibles, y quizás tener que rozar en cierta forma el límite que hay entre la cordura y la locura.
Catherine es la hija de un brillantisimo matemático el cual aportó en su juventud durante un periodo de gran lucidez una serie de teoremas y demostraciones muy innovadoras, pero ya de muy joven empezó a dar muestras de una cierta locura que se le fue acrecentando en los últimos años, años en los que ella siendo una estudiante muy brillante decide dejar los estudios para poder cuidarlo, volcándose completamente en su padre para ver si de alguna forma le podía ayudar a recuperar la cordura a partir de su recuperación en el mundo de las matemáticas.
Es curioso como durante la película van en paralelo los sentimientos y la matemáticas, siendo ambos completamente opuestos, mientras que las matemáticas van siguiendo una serie de reglas y deducciones, los sentimientos son una serie de impulsos sin orden ni concierto, desconcierto al que curiosamente se va acercando cada vez más Robert en su periodo de recuperación curiosamente opuesto a lo que se pretendía en un principio.
La relación que tiene Robert con su hija Catherine es muy estrecha debido sobre todo a la unión que tienen por la matemáticas y que curiosamente parece que sirve de catalizador de esa locura, encerrándose en su propia realidad, y desarrollando un cierta fragilidad y pérdida de confianza hacia cualquier persona que les rodea, haciendo que se encierren completamente al mundo exterior. Por otra parte está su otra hija Claire, la cual siempre se sintió fuera de lugar al no demostrar las mismas cualidades, y que sin duda quiere competir a partir de su matrimonio, y del alto estatus social que ostenta.
Drama con una temática ciertamente interesante, pero que a su vez puede hacer que mucha gente lo vea un poco distanciado, siendo de difícil digestión tanto la trama como los largos y abundantes diálogos, dando una cierta sensación de lentitud, con un fuerte contraste entre humanidad y frialdad, donde cabe destacar la excelente actuación de los actores, sobretodo una más que correcta Gwyneth Paltrow y una brillante Hope Davis bordando el papel de hermana fría, distante e interesada, pero cuyo mayor problema es no conseguir aumentar la atención del espectador conforme se va desarrollando la trama, después de un planteamiento bastante interesante.
Por cierto, quizás deberían abstenerse los que no hayan conectado demasiado con las matemáticas, aunque siempre les puede quedar una cierta sonrisa al verla y decir “Si es que ya lo decía yo, estaba claro que esto de las matemáticas no podía llevar a nada bueno”.
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