lunes, noviembre 30, 2009

EXPOSICIONES DEL XII EXPOCÓMIC

Éstas son las exposiciones que podremos ver durante la celebración del XI Expocómic:


Scifiworld presenta: El Arte Fantástico de Javier Trujillo

Desde los monstruos e iconos del cine fantástico que han sido portada en la revista Scifiworld, hasta la galería de vampiresas publicadas mensualmente en el interior de sus páginas, pasando por Alaric de Marnac, la novela ilustrada de terror gótico escrita por el mítico Paul Naschy, recientemente publicada bajo este mismo sello editorial, Javier Trujillo nos muestra algunas de sus mejores ilustraciones, en gran formato, realizadas para la casa del fantástico, Scifiworld.




11-M: La Novela Gráfica

Cuando Alejandro Martínez Viturtia, editor de Panini, nos encomendó esta obra, teníamos suficientes referentes como para saber que, por muy complejo que sea, absolutamente todo es factible de narrar en forma de historieta. Convengamos que, a pesar de esas referencias, explicar en viñetas un hecho histórico tan reciente y tan cercano era de extrema dificultad, más cuando las implicaciones sociales, humanas y políticas están todavía tan a flor de piel. No sé si fue una cierta inconsciencia o sentido de la temeridad lo que nos llevó a Pepe y a mí aceptar sin dudarlo este reto. Creo que nos pudo nuestra ciega confianza en la historieta como medio y la emotividad generada por el hecho en sí mismo, la sensación de que podíamos hacer algo útil, una obra para el recuerdo y la memoria, dicho esto sin ningún tipo de presunción.

Desde el principio tuvimos muy claro Pepe y yo que nos ceñiríamos a los hechos probados; no hizo falta que lo discutiéramos, salió de forma natural. Una vez hecha pública la sentencia, nos pusimos a trabajar en equipo. Es la primera vez que he escrito un guión a cuatro manos, en compañía, y la experiencia no ha podido ser para mí más satisfactoria. Jugaba con ventaja, claro: Pepe y yo somos amigos desde hace muchos años, y yo sabía perfectamente que su formación humana y política, amén de su habilidad narrativa, iba a ser determinante para el guión. Mientras establecíamos el armazón de la historia, decidimos que debíamos hablar con gente que pudiera ayudarnos. Tuvimos, en conjunto o separadamente, muchas entrevistas, con policías, con psiquiatras, con ferroviarios, con periodistas, con fiscales, con familiares de las víctimas. Aquello fue básico para dar voz en nuestra historia a muchos de los protagonistas. Asumir todo aquello fue difícil; en algunas ocasiones, el dolor ajeno formó parte del nuestro, como tenía que ser si queríamos ser capaces de trasladarlo en viñetas.

Cuando, tras renunciar por cuestiones de salud el primer dibujante previsto para esta obra, contactamos con Joan Mundet, éste dijo que sí casi a la primera. Joan ha sido una pieza fundamental en esta experiencia. Ha aportado no sólo su profesionalidad y talento, sino que se ha comprometido al mismo nivel que nosotros, convencido de la viabilidad del proyecto, de su función cívica, concentrándose durante seis largos meses en su realización. A todo ello, el trabajo del colorista Francis González y de sus ayudantes Marina Ariza y Norma Cuadrat, y el apoyo de Alejandro, sobre todo en momentos complicados, fue también básico para llegar a buen puerto.


Creo, sinceramente, que 11-M: La novela gráfica es una obra responsable, en la que desde el principio tomamos decisiones que implican un compromiso que rubricamos con firmeza. Y la sensación de que estábamos muy cerca de nuestra intención inicial la confirmó Pilar Manjón cuando, tras leer la obra, nos agradeció el esfuerzo y nos comunicó que con ella había sentido un abrazo solidario, lo que confirmó ampliamente accediendo a escribir el prólogo. Para todos nosotros aquella reacción fue la mejor felicitación que podíamos haber recibido.

Antoni Guiral

Crisse: Atalanta

Con la serie Atalanta los mitos griegos cobran vida de mano del autor belga que mezcla hábilmente su fino trazo con los temas mitológicos donde poder recrearse dibujando salvajes y bello paisajes, bellezas exóticas y todo tipo de animales y monstruos. La serie trata de la joven Atalanta, la mejor guerrera del poblado, y como se unirá a Jasón y sus compañeros en el legendario viaje de la nave Argos.

Así nuestra intrépida joven acompañara a Jasón y el resto de los Argonautas en una de las búsquedas más épicas de la mitología universal: la búsqueda del vellocino de oro. Eso sí, la aventura no resultará sencilla, ya que una de las primeras escalas del navío los llevará a la isla de Lemnos, habitada sólo por unas mujeres que esconden un oscuro secreto.

La serie continua enseñándonos los diferentes encuentros de Atalanta y la tripulación del Argonauta con criaturas de la mitología griega y su afán por encontrar el vellocino de oro.

En esta exposición podemos admirar el trazo suelto y esbelto del autor, su capacidad para crear un aura de exotismo y belleza en todas sus criaturas femeninas y poder reconocer detalles de su mayor influencia, Walt Disney. Las paginas originales son del aún inédito cuarto volumen de la serie y que esperemos no tarde mucho tiempo en ser editado en nuestro país.

Los orígenes de El Silencio de Malka

La escena ocurrió hace unos cuarenta años. En esa época mi abuela Teresa –la Bobe Tuve- llevaba ya más de sesenta en la Argentina. Seguramente en ese tiempo había tenido innumerables oportunidades de oír o de leer la palabra Londres. Pero la palabra Londres no le sugería nada personal; para ella era, simplemente, el nombre de una gran capital lejana, una palabra vacía en el plano de la emoción.

Hasta que una tarde, en la tele, alguien pronunció la palabra London.
-¡London!- exclamó la Bobe Tuve, conmovida. -¡Yo viví en London!-
-¡¿En London?! Pero Bobe… eso no es posible. Si naciste en Besarabia y llegaste a la Argentina cuando tenías cuatro o cinco años no puedes haber vivido en London. Eso está en Inglaterra- dije.

Lo que siguió fue una breve serie de antiguos, confusos recuerdos infantiles; oscuras reliquias de la memoria que hablaban de persecuciones antisemitas en la Rusia zarista, de pasaportes imposibles de conseguir, de la huída de su padre a Londres, de su regreso, de un nuevo viaje con toda la familia hasta la capital británica, de otro regreso a Besarabia.

-Vivimos más de un año en el puerto de London. Mis padres trabajaban en una tintorería. Pero como no conseguimos barco para viajar a América, volvimos a Rusia. Una parte de la familia sí consiguió barco, para Norte América; nunca más volvimos a verlos. Después, desde Odessa, vinimos a la Argentina. Y cuando pasábamos por Brasil hubo una tormenta. El barco se movía muchísimo y, en uno de esos saltos, casi me caigo al agua; me salvó un primo, que estaba cerca y alcanzó a agarrarme de las trenzas.

En ese relato, en esas trenzas pelirrojas, está uno de los orígenes de El silencio de Malka. Otro de sus orígenes está en lo que podríamos llamar una intuición, una visión, una imagen, algo que en principio no puede ser articulado por el lenguaje.

Un día -mientras pensaba o leía- vi que el imaginario mítico-religioso de un grupo humano es algo intangible que sobrevuela el paisaje, como una nube. Al mismo tiempo, vi sobrevolar sobre el territorio de la pampa argentina dos nubes: el imaginario mítico-religioso de los criollos, y el imaginario mítico-religioso de los judíos que han llegado desde Rusia a principios del siglo XX.

Una de las nubes se ha ido formando sobre el terreno, con aportaciones indígenas y las posteriores cristianas. La otra, como tantas cosas de la Argentina… ha llegado en barco. Puesto que poseen densidades y temperaturas diferentes –me dije en ese momento- el encuentro de ambas nubes tiene que producir, necesariamente, una tormenta, un conflicto cósmico.

Busqué entonces una metáfora capaz de permitirme formalizar lo que había sido un vago estado de conciencia. Poco a poco le fui dando nombre a cada cosa, e intenté encarnar en personajes históricos los elementos que estaban implícitos en ese conflicto.

Durante seis o siete años leí mucho sobre la inmigración judía a la Argentina, recordé elementos de mi infancia, testimonios de mis abuelos... Poco a poco las piezas fueron encajando; entonces, al fin, escribí el argumento de la historia.

Durante mucho tiempo yo pensaba que a ese trabajo debía dibujarlo un artista plástico argentino. Pero cuando compartí la idea con Rubén Pellejero, de inmediato se mostró deseoso de abordarla. Llevábamos años haciendo cómics juntos; por experiencia, yo sabía que esa motivación de Rubén era la mejor garantía de éxito.

El Silencio de Malka -libro que desde su ya lejana publicación no deja de regalar motivos de felicidad a sus autores-, es fruto de aquella visión, de lecturas y recuerdos, del trabajo de Rubén… y de la palabra London cayendo por sorpresa en los oídos de mi abuela.


Un saludo cordial.

1 comentario:

Princess_Manson dijo...

muy agradable su blog.