Las aventuras de Tyrex, el Demonio Rojo y Átomo, tres luchadores de lucha libre, así como su amigo Higueras (los cuatro comparten el mismo piso) y demás amigos (algunos de ellos con series e historias propias) ya tienen sus casi veinte añitos, más concretamente en ese período en que la lucha libre, sobre todo el wrestling o pressing catch estadounidense, hacía tanto furor con las constantes emisiones por diferentes cadenas privadas y autonómicas a principios y durante toda la década de los 90, y que a buen seguro dio pie a que Mauro hiciera una fuerte apuesta por este deporte/espectáculo y creara estos singulares personajes que, realmente, lo que menos hacen es luchar en combates de lucha libra (dejando de lado la primera, presentación de Tyrex y la primera vez y única que lo vemos sin su máscara de dinosaurio), sino que aprovechan su convivencia para hacer crítica irónica y sarcástica de cualquier tema que se les ocurra y les venga a la mollera.
En Tyrex nos encontramos con unas situaciones de lo más reales (o no) y cotidianas (o no) que te puedes encontrar de bruces en cualquier relación de convivencia entre personas en el fondo dispares entre sí, siempre enfocándolo desde una óptica irónica, mordaz y, muchas veces, desmitificadora de muchos de los mitos y leyendas urbanas que podemos encontrar en el día a día, unos personajes protagonistas que ven la vida de manera simple y sin complicaciones de ningún tipo, sólo reaccionando ante las cosas que les afectan y que les diferencia los unos de los otros, sin mostrar pelos en la lengua a la hora de tratar cualquiera de esos temas que se les ponga a tiro, siempre habiendo dos partes contrarias para poner el contrapunto a las diferentes disquisiciones que Mauro intenta plantear al lector.
Estos temas que aquí nos encontramos son de lo más variado, tocando todos los palos de la baraja y sin poner reparos a la hora de tratarlos: el del fin justifica los medios (mientras da pasta, claro está); el del sexo; el del porno; el de la forma de vestir para ser alguien; el de la soltería; el de la parejas; el de la música como seña de identidad; las resacas; las drogas; el juego; los tatuajes; los tebeos; la política; la música como espectáculo; la religión; los regalos de los viajes; la publicidad que nos inunda; los exámenes; la comida; las atracciones de feria; el mundo del merchandising, etc, etc, etc… como podéis ver no hay tema que se le resista a Entrialgo, mostrando a todas luces su eclecticismo latente, no dejando títere con cabeza, poniendo en solfa a nuestra sociedad, colocando los puntos sobre las íes, siendo todo lo crítico que se puede ser, pero siempre teniendo presente el sentido del humor para echar unas risas y, de paso, reírnos de nosotros mismos… Mauro, por tanto, en boca de sus personajes desmenuza los “grandes” temas de la sociedad y, por ende, de la humanidad, los hace pasar por el tamiz y aplica una criba dando su opinión indirecta, velada o, mejor dicho, implícita, resultando ser positiva o negativa como las dos caras de una misma moneda, y todo ello con un trazo sencillo y pseudoinfantil pero muy gráfico y elocuente, y con unos diálogos simples y elementales pero contundentes y directos, todo sin alardes de ningún tipo pero tremendamente efectivo en su lenguaje secuencial.
A Mauro Entrialgo ya nadie tiene que descubrirlo a estas alturas, joven autor polifacético como nadie que tiene una infinidad de obra publicada en multitud de medios donde lo que siempre impera es ese sentido del humor cínico y demoledor, crítica constante de la sociedad que nos rodea, ojo crítico que todo lo ve y que no hay tema que se salve y actores de este docudrama que puedan ser expiados y exculpados. Como ya hemos referenciado, su obra es amplísima, elaborada durante sus casi treinta años en el candelero, muchos de esos años dedicados a este mundillo de las tiras y páginas de humor, publicando en multitud de revistas, fanzines y publicaciones varias que, a las ya mencionadas anteriormente, habría que añadir un buen elenco de ellas como El Víbora, El Jueves, Interviú o el periódico Público, siendo a posteriori recopiladas muchas de sus historias en álbumes publicados por editoriales como pueden ser La Cúpula, La Factoría de Ideas, El Jueves, Astiberri, Dolmen y, más recientemente, en Diábolo, donde anteriormente al Tyrex ha publicado Interneteo y aparatuquis.
Pues nada, si queréis pasar un rato divertido y reíros de las cosas insignificantes (o no) que nos rodean de la vida y son el pan nuestro de cada día, podéis perfectamente comenzar con esta obra para así experimentar una sensación de complicidad con el autor y sus personajes que te hagan saborear a posteriori otras obras de Mauro, historias que te podrán gustar más o menos intentando explicárnoslas a su manera inconfundible y personal pero que, eso sí, nunca te dejarán indiferentes.
Un saludo cordial.
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