Luis Royo es de esos ilustradores que te dejan sin habla y sin respiración en casi cada una de sus innumerables ilustraciones realizadas durante sus más de 30 años dedicados a esta profesión. Ilustrador impresionante, de un hiperrealismo que roza la fotografía “pictórica”, se ha ganado una reputación merecidísima, de un innegable talento en sus manos, gracias a sus trabajos elaborados como portadista en decenas y decenas de novelas de fantasía y ciencia ficción y, como no, para innumerables números de la mítica revista Cimoc, de la Editorial Norma, donde desde los inicios de esta ya veterana editorial ha sido uno de sus baluartes más activo y valor seguro dentro de su agencia de autores de aquí.
Y durante unos cuantos años hemos visto publicados en esta editorial unos cuantos títulos que demuestran su talento como ilustrador: Women, Secrets, III Millennium, Dreams, Prohibited Book, Evolution, Conceptions, Visions, Dark Labyrinth… En cada uno de estos títulos citados podemos ver el impecable trabajo de Royo ilustrando todo tipo de temáticas, que van desde la fantástica a la ciencia ficción, pasando por la representación tanto de la figura femenina como de la masculina así como de seres de ensueño o de pesadilla, o dejándose seducir por el mundo del erotismo o introduciéndose en el mundo de los sueños, así como también indagando en el enigmático mundo del Tarot… y sin olvidarnos de Dome, donde nos muestra el descomunal proyecto junto a su hijo Rómulo para decorar una cúpula de una residencia privada en Moscú… toda una serie de propuestas donde “admiramos” sin reparos esas perfectas anatomías y esos cuerpos apolíneos de sus mujeres y de sus hombres, figuras poderosas, fantásticas y sensuales rayando la perfección, que hacen que nos dejemos la vista cada vez que pasamos, una y otra vez, por cada una de sus páginas.
Y durante unos cuantos años hemos visto publicados en esta editorial unos cuantos títulos que demuestran su talento como ilustrador: Women, Secrets, III Millennium, Dreams, Prohibited Book, Evolution, Conceptions, Visions, Dark Labyrinth… En cada uno de estos títulos citados podemos ver el impecable trabajo de Royo ilustrando todo tipo de temáticas, que van desde la fantástica a la ciencia ficción, pasando por la representación tanto de la figura femenina como de la masculina así como de seres de ensueño o de pesadilla, o dejándose seducir por el mundo del erotismo o introduciéndose en el mundo de los sueños, así como también indagando en el enigmático mundo del Tarot… y sin olvidarnos de Dome, donde nos muestra el descomunal proyecto junto a su hijo Rómulo para decorar una cúpula de una residencia privada en Moscú… toda una serie de propuestas donde “admiramos” sin reparos esas perfectas anatomías y esos cuerpos apolíneos de sus mujeres y de sus hombres, figuras poderosas, fantásticas y sensuales rayando la perfección, que hacen que nos dejemos la vista cada vez que pasamos, una y otra vez, por cada una de sus páginas.
Dead Moon es una de esas exquisiteces visuales a los que nos tiene ya muy mal acostumbrados Luis Royo, ahora además aderezado con una bella historia de amor y odio de esas que se convierten en leyenda con el paso del tiempo, en este caso, ambientada en esa tierra tan rica en historias, mitos y tradiciones como es la del País del Dragón. Es la historia de dos opuestos, dos seres nacidos para odiarse pero destinados a encontrarse, donde las fuerzas de nuestra naturaleza interior son tan poderosas y terribles, a la vez que sugestivas e hipnotizadoras, que provocan que lo que es caos pueda convertirse en sosiego, y lo que el hombre es capaz de destruir con la locura de sus actos, da lugar a que una irresistible fuerza una a dos fuerzas contrapuestas, dos seres semidivinos, ajenos casi a todo contacto terrenal, para que su amor perdure en la noche de los tiempos y sus nombres sean recordados como signo de destrucción al mismo tiempo que de deseo.
Nos situamos en la ciudad de Luoyang, una populosa ciudad portuaria que forma una perfecta bahía (y que muy bien podemos situar en el magnífico plano del emplazamiento que podéis ver más arriba, necesario hoy en día, como no, en cualquier relato de fantasía que se precie), franqueada por dos fortalezas en cada uno de sus cabos, al extremo este la fortaleza circular de los You, lugar de adivinos, sabios y brujos, cuya cabeza visible es la bella princesa Luna y, como contrapuesto, al extremo oeste, la fortaleza Chan, lugar de terribles y sanguinarios guerreros, cuyo señor es el príncipe Tai Yi, al que llamaban Marte. Es la historia de estas dos familias, enemigas ancestrales, y de estos dos seres, considerados “seres divinos” por sus súbditos y vasallos, el yin y el yang, el sol y la luna, y la vorágine desenfrenada y de funestas consecuencias que propician con una orgía tremenda de odio y sangre que baña y tiñe de rojo la populosa ciudad de Luoyang.
Clásica historia de amor y odio entre dos familias poderosas, entre dos clanes, ambientada en una sociedad feudal del extremo oriente como era la de los grandes dinastías de Emperadores en la antigua China, donde en una misma e importante ciudad dominaban dos familias que se disputaban el poder y que resultaría vencedora la que fuera capaz de eliminar todo el linaje de la otra. Sociedad guerrera por antonomasia la del Imperio Chino en constante expansión de su territorio (representado por el clan Chan y su visión de la vida como guerreros y señores protectores de su pueblo), coincidiendo (como parece indicar el poema introductorio del periodo de la Dinastía Tang (618-907 d.C.), una dinastía caracterizada por su esplendor cultural) con el clan You, familia que le da gran importancia a las ciencias ocultas y a la astrología, de una corte más refinada y culta, que dan pie en este relato a la dualidad existente en los dos personajes protagonistas así como su diferente visión de la existencia en este mundo lo cual provoca que estén en continua confrontación como contrarios que se rehuyen al mismo tiempo que se atraen como dos polos opuestos harían en el momento preciso.
En cuanto a la técnica y el proceso creativo y de ejecución empleado por Luis Royo (con la estimable ayuda de su hijo Rómulo Royo) la podemos comprobar y visualizar en el vídeo de promoción de más de 15 minutos que el propio Luis Royo ha elaborado y que podéis ver si pincháis aquí. Podemos comprobar que ha utilizado una variedad de técnicas pictóricas sobre diversos soportes, en diversos tamaños, como el acrílico, el óleo, el grafito, la acuarela, la témpera... separadas o combinándolas, que como el propio autor nos indica le han servido para hacer que la obra sea más variada y evitar que no sea tan repetitiva al tener dos personajes como ejes centrales y casi únicos de este relato, y conseguir que el lector tenga una lectura y estructura de la obra más dinámica y variada, y no repetitiva y recurrente.
También tenemos que apuntar que, previa a esta obra, Luis Royo sacó al mercado, como adelanto, un portafolio de 12 láminas donde ya se podía visualizar lo que nos encontraríamos con el relato integro de Dead Moon.
También tenemos que apuntar que, previa a esta obra, Luis Royo sacó al mercado, como adelanto, un portafolio de 12 láminas donde ya se podía visualizar lo que nos encontraríamos con el relato integro de Dead Moon.
¿Hasta dónde llegará esta venganza de clanes, transmitida de generación a generación, donde ciertos hechos horrendos están grabados a hierro y fuego en la familia You que clama venganza contra la familia Chan?... Eso lo averiguaréis si leéis este cuento de leyenda, en una impecable edición de lujo en tapa dura de Norma Editorial, donde Luis Royo nos narra una épica historia y en donde ha dejado su mejor arte pictórico en pos de demostrar, con bellísimas ilustraciones, que la venganza se puede servir en plato frío con el inexorable paso del tiempo, siempre apoyándose a través de hermosas imágenes que hacen más grande al arte en general y, porque no, al noveno arte en particular.
Un saludo cordial.
3 comentarios:
Me ha encantado Dead Moon. Luis royo es genial
Me ha encantado Dead Moon. Luis royo es genial
Ya veo que te ha gustado mucho, Olga, que lo dices por partida doble ;-).
A mí siempre me ha gustado el trabajo como ilustrador de Luis Royo y, en esta historia en concreto de "Dead Moon", ha logrado conjuntar perfectamente relato con ilustración, obteniendo un resultado espectacular en el apartado gráfico con un historia correcta en su plantemiento.
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