miércoles, septiembre 05, 2012

CRÍTICA: "LA DOUCE" de François Schuiten

François Schuiten y Benoît Peeters son amigos de la infancia y colaboradores desde el año 1982 en que sacaron a la luz su primera obra de la serie que más fama les ha dado, "Las Ciudades Oscuras". Treinta años después, los dos colegas se han separado el tiempo suficiente de realizar un libro. Peeters, escritor y guionista de la serie, tiene aparte de la co-autoría de la famosa serie una larga carrera como escritor. Uno de sus últimos trabajos es la biografía del filósofo francés Jacques Derrida, obra que le supuso un notable esfuerzo y largo tiempo en su realización; a raíz de estar inmerso en dicho trabajo, no podía comenzar un nuevo álbum con Schuiten, por lo que el dibujante belga decidió emprender la aventura en solitario de realizar integramente una historia completa. Con el apoyo de su amigo, se lanzó a realizar lo que será "La Douce", un ambicioso proyecto personal que es el objeto de este artículo.

 

Las primeras noticias de promoción del álbum se realizaron por parte de la editorial de origen CASTERMAN enero durante el pasado 39º Festival Internacional de La Bande Dessinée de Angoulême al introducir a los presentes el concepto de realidad aumentada, una interacción en tres dimensiones del lector con su álbum en la mano y la pantalla del ordenador. Realizado en colaboración entre dicha editorial y la empresa especialista en 3D Dassault Systèmes, la cámara del ordenador permite acceder a una animación de una locomotora a vapor que transita por una escenografía y que se controla con el movimiento del álbum en una y otra dirección. Lamentablemente, Schuiten estuvo presente como autor aunque el álbum sería publicado en el mercado franco-belga en abril.


Más de 6 meses de intenso trabajo han dado lugar a una historia integral de 79 páginas realizada en blanco y negro que recuerda mucho a la línea marcada junto a Peeters en "Las Ciudades Oscuras" pero que aunque podría ser englobada junto a las demás, hay razones de peso para no hacerlo; la principal es que no es una obra firmada por ambos.


La protagonista de "La Douce" es la máquina de vapor Atlantico tipo 12, locomotara real de la que sólo queda un ejemplar que se salvó del desguace de milagro y que forma parte de la colección del futuro Museo del Ferrocarril de Bruselas. Desarrollada en los años '30 por el francés André Huet junto al ingeniero Raoul Notesse para los ferrocarriles belgas, se beneficiaba de un revolucionario diseño aerodinámico que le proporcionaba su carenado con el fin de alcanzar velocidades de más de 140 Km/h, velocidad que podía alcanzar en tres minutos y que dejaba estupefactos a los maquinistas de la época. El desarrollo de estas máquinas se vió frenado durante la Segunda Guerra Mundial, así como durante las postguerra, ya que muchas de las locomotoras usadas en esa época fueron traídas de los EEUU y de Canadá. Las que quedaron se reconvirtieron para ser usadas en el transporte de mercancías y en los años 60 su era llegó a su fin ante el completo domínio de motores eléctricos y diésel. Las tipo 12 fueron rapidamente desguazadas, excepto la 12,004 que como ya dijimos se salvó de ese final. Según se cuenta, fue salvada de perecer gracias a un grupo de trabajadores del ferrocarril que viendo tristemente como era transportada al desguace, la desengancharon del convoi que la transportaba y la escondieron en un apartado almacén. Acabó siendo restaurada en el año 1985 y en un no muy lejano futuro será la estrella del Museo del Ferrocarril que se construirá en Bruselas.


Partiendo de la propia historia de esta máquina, Schuiten toma como base estos hechos reales, aunque los adapta al universo propio que recuerda al de las Ciudades Oscuras. Podríamos pensar que estamos ante un nuevo episodio de la serie, aunque tal y como el propio autor quiere dejar claro, no se trata de un nuevo capítulo, si no de una historia completamente independiente, aunque los años de tandem se transmiten a la atmósfera y a la ambientación que reconocemos familiar. De uno u otro modo la personalidad propia de este autor queda patente en las páginas del álbum e inequívocamente somos capaces de distinguir su marcado estilo con sólo ver su dibujo.


La historia es sencilla y narra como Léon Van Vel, maquinista y mecánico de locomotoras que con el pasar de los años conoce su oficio al dedillo y, sobre todo, conoce su locomotora modelo Atlantico 12.004 como una extensión más de su cuerpo. Este hombre que lleva muchos años trabajando, y cuya salud ya no es lo que era, debería jubilarse, pero el amor que siente hacia su máquina y hacia el oficio que ha desempeñado toda su vida hacen que se resista a abandonar su puesto. No corren buenos tiempos para el ferrocarril ni para las locomotoras de vapor puesto que al subir el nivel de las aguas en todo el país los trayectos ferroviarios empiezan a quedarse sumergidos. El progreso no se detiene y el transporte aéreo se impone como medio para desplazarse de uno a otro confín; ahora la electricidad es la fuente de energía y el teleférico es su vehículo.


Poco a poco las viejas máquinas de vapor son retiradas y las líneas ferroviarias cerradas ante el empuje de la subida del nivel del agua. No se sabe donde van a parar las locomotoras descartadas para el servicio y su destino, aunque incierto, será probablemente el desguace. Resistiendose a ver como la 12 comparte el mismo destino de las demás máquinas, Van Vel no se rinde y la busca desesperadamente; para ese viaje contará con la compañia de una joven vagabunda muda que lo acompañará hasta el final. La joven se intentaba ganar la vida robando ferralla y gracias a Léon no ha caido en manos de sus compañeros que la habían cogido robando. Agradecida a su manera la chica se convertirá en su protegida y no lo abandonará en su búsqueda.


En líneas generales esta es la historia que se nos cuenta en la 12 siguiendo los esquemas conocidos por los lectores de títulos como La Torre o Brüssel; siguiendo este esquema reconocemos la fórmula de personaje masculino de cierta edad que se encuentra jovencita dispuesta a dejarse llevar en un viaje de propósito conocido pero de final incierto. La peripecia no será fácil y el viaje estará plagado de dificultades, pero gracias al tesón de sus protagonistas y sobre todo al empuje de la juventud del personaje femenino se irán superando las trabas puestas a lo largo de la trama. Tenemos una vez más esa relación de padre-mentor-amante quizás con la figura de la protegida-hija-deseo habitual de los títulos mencionados.


Respecto a la narrativa no encontramos muchas diferencias con la serie habitual de Schuiten como dibujante, pero encontramos ciertas debilidades en la historia que puede que si Peeters la hubiera guionizado quizás no existirían. Hay una cierta planitud en el discurrir de los acontecimientos que llega hasta el desenlace final, perdiendo los matices del entorno que rodea la acción. No tiene la misma intensidad ni el interés que podíamos sentir leyendo las mencionadas La Torre o Brüssel, en cierto modo lastrada por unos personajes algo menos atractivos, puede que por su simpleza o por la de la peripecia que se narra. A pesar de todo, sus 79 páginas se leen de un tirón, en buena medida porque nos encontramos en terreno conocido y porque a nivel gráfico podemos disfrutar con la maestría de un Schuiten en estado de gracia que ha decidido dar una vuelta de tuerca a su dibujo, decantandose por acercar su estilo a la apariencia del grabado. Nos encontramos con páginas más barrocas que las vistas anteriormente de un delicioso blanco y negro, auntentico deleite visual. Ese llamémosle cambio o evolución intencionada forman parte del planteamiento de este álbum, aportando un nuevo elemento distintivo en este One Shot.



No en vano la realización de esta obra ha llevado a Schuiten más tiempo que el de otros anteriores puesto que al dibujo de cada una de las 79 planchas hay que unir todo el trabajo previo de preparación de la obra. Durante más de un año, el autor ha invertido sus energías en estudiar y documentar minuciosamente el tema con la inestimable ayuda de los Ferrocarriles Belgas y de su futuro museo. Con todos esos elementos confeccionó un story-board completo que ya supone la primera visión de la historia completa. Realizada a lápiz, ese primer acercamiento a la obra definitiva constituye un minucioso trabajo dibujado a lápiz pero con un gran nivel de detalle. A partir de él se crearón cada una de la páginas del álbum, aunque muy similares a los bocetos, se introdujeron algunas modificaciones en el resultado fnal. Inicialmente Schuiten no tenía previsto que todo ese trabajo preparatorio saliera a la luz, pero en una edición especial publicada por el editor Bruno Graff, se ha mostrado el story-board integral; comparar ambas entre sí nos puede dar una idea del proceso creativo seguido en la elaboración de este proyecto.


En conclusión, a pesar de no pertenecer a Las Ciudades Oscuras y centrarse en una peripecia que bien podría desarrollarse en alguna ciudad menor de dicho universo, se debe afrontar la lectura de este álbum como un ente independiente, objetivo éste de su autor, para no confundirse con aquellas. Como resultado de este punto de acercamiento a la obra, tendremos una visión más objetiva y evitar quizás, ideas prefijadas o sobrexpectativas. No deja de ser una obra muy recomendable a pesar de sus defectos, en especial para los seguidores de Schuiten que podrán disfrutar de ella a partir de septiembre de la mano de Norma Editorial.

3 comentarios:

Francisco J. Ortiz dijo...

Estupendo texto. Felicidades.

Me permito hacerle una corrección, pues es algo que empaña el acabado perfecto del texto: en castellano, no debe usarse la cursiva para nombres propios de personas o entidades, como es el caso. El uso de este tipo de grafía queda reducido a cuatro elementos:

a) Nombres propios, solo de obras artísticas (títulos de libros, películas, cuadros, etc.), animales (nombres de mascotas, por ejemplo), y medios de transporte (nombres propios de barcos, por ejemplo).

b) Términos en idiomas extranjeros al que se usa principalmente en el texto.

c) Citas textuales de otros textos, siempre y cuando no se use ya el entrecomillado.

d) Términos que se quiere subrayar, relativizar o matizar. Por ejemplo: "es un buen amigo", y "amigo" se pone en cursiva si se quiere expresar que no lo es exactamente, o si se quiere destacar el término como importante.

De nada. :-)

Por lo demás, todo estupendo. Y leeremos el tebeo en cuanto lo edite Norma a finales del presente mes.

EduXavi dijo...

Tienes toda la razón... sé que las reglas de catalogación, en lo referente a nombres, tíulos, editoriales y demás, tienen un sistema preestablecido universal que es el que hay que seguir en toda catalogación que se precie, incluyendo el texto en sí.
Una vez dicho esto, yo desde un primer momento quería distinguir/diferenciar todo tipo de nombres propios, ficticios o no (sean de personas reales, como los autores, o de ficción, como los nombres/alias de los personajes de cómic) del texto general del post en concreto y, como no sabía como lograrlo, me decanté por la cursiva, al igual que en los títulos utilizo cursiva y negrita, en la editoriales solo cursiva y en otros terminos a destacar uso el color rojo, azul, verde en fuente normal, con o sin negrita, según crea conveniente.
Simplemente es eso, y así lo hemos ido utilizando desde hace 6 años de vida del blog.
De todas formas, gracias por las correcciones gramaticales/catalogación que, viniendo de quien viene, siempre serán bien venidas.
Un saludo cordial.

Juanmi dijo...

Tal y como ha hecho notar nuetro "blogmaster", tomamos nota de tus comentarios y los tendremos en cuenta en sucesivos posts.

Por otro lado, te agradecemos que te haya gustado el contenido del post y que te guste la última obra de Schuiten. Esperamos tu opinión.