A Brent Weeks ya le conocemos de su
trilogía “El ángel de la noche”, que ya recomendé en su
momento (pinchad aquí). Como toda primera obra presentaba algunos
huecos e incluso incongruencias en la trama de la historia pero,
salvo esos pequeños fallos, fue y es una buena trilogía. Con “El
prisma negro” (Editorial Plaza & Janés, 2012) se inicia una
nueva trilogía, “El portador de la luz”, que ya os digo que es
más completa, compleja y mejor tratada.
Kip es un quinceañero de la remota
ciudad de Rekton, sin padre reconocido y una madre alcohólica y
drogadicta que bien poco caso le hace. Una noche que sale a un viejo
campo de batalla para recuperar algunos despojos, se da cuenta que un
ejército está rodeando su pequeña ciudad. Acude al tintorero y
amigo Corvan e intentan dar el aviso: en una situación catastrófica
la ciudad es arrasada y sus habitantes masacrados. En el otro extremo
del mundo conocido, Gavin, el Prisma, decide visitar estas tierras
ante los rumores de inicio de desorganización y guerra. Es en la
ciudad de Garriston donde coincide con Kip. A partir de este momento
sus vidas quedan enlazadas y se inician una serie de acontecimientos
que revolucionan la vida de las naciones del continente.
El mundo que nos presenta Brent Weeks
está situado alrededor de un mar central, el Cerúleo, con varias
naciones a su alrededor y tres grupos de islas importantes. Forman
las llamadas Siete Satrapías: Paria, Ruthgar, Bosque de Sangre,
Atash y Tyrea a sus orillas y las islas de Abornea e Ilyta y las
islas Jaspe (Gran Jaspe, Pequeño Jaspe y la isla de los Cañones).
La novela tiene un mapa de este mundo (obra de Jeffrey L. Ward), clásico ya en muchas novelas,
pero como a mí me gustan mucho los mapas me parece muy bien, pues
así nos podemos situar fácilmente en situación. Este mapa es
sencillo pero claro y preciso e incluso nos da ciertas
características físicas de las Satrapías. Éstas tienen sus
propios gobernantes, leyes y costumbres e incluso sus rasgos físicos
porque solo se presentan razas humanas, ningún ser fantástico.
Están bajo la tutela religiosa y moral del Emperador, del Prisma que
vive en las islas Jaspe, en Pequeño Jaspe, conocido por La Cromería.
Pero, ¿quién es ese Prisma que es sumo sacerdote y emperador y
tiene tanta influencia? Es el máximo exponente del poder de la
Magia. En este mundo, la Magia es algo corriente pues hay muchos que
tienen ese poder. Es en Jaspe Pequeño donde la Cromería enseña,
encauza y da los medios necesarios para quien presente el Poder pueda
ser instruido para dominarlo y controlarlo.
Lo más original es la forma en que se
obtiene ese poder: de la luz, de los colores. El dios único Orholam
es quien, con la bondad de la luz, da estos poderes. Todos le acatan
y adoran, quedando relegados los antiguos dioses. Con el
encauzamiento de cada color se obtiene un resultado porque cada color
tiene sus propias características y se manifiesta de forma física
en el iris de los ojos. Cada persona es fuerte en un color, algunos
privilegiados en dos o tres, pero solo el prisma es poderoso en
varios, polícromo. Cada cierto tiempo se reconoce a un Prisma que
con sus poderes y sabiduría dirige a las Satrapías. Pero su mandato
es corto, de siete, catorce o veintiún años. Esto tiene su
explicación: todo “trazador de la luz” tiene unos límites
porque con el uso y desarrollo del Poder, poco a poco, estos les
dominan y pueden morir o perder la razón. Esta locura les hace
peligrosos ante los demás pues pierden el control provocando
desastres y muerte. En el Prisma los problemas son mayores pues tiene
mayor poder y siempre actúa más. Para evitar esto el “Juramento”
condiciona a pedir la “Liberación” cuando ven que no pueden
controlarse o van perdiendo poderes. Nadie conoce las causas que lo
originan o como poner remedio: cuando los iris presentan el color
irregular, roto, es cuando dejan de trazar y son liberados.
Como todo centro de poder, en la
Cromería existen las jerarquías más o menos admitidas, con sus
influencias: ya lo iremos viendo en la persona de Liv, muchacha
pobre, de una nación desprestigiada pero con buenos poderes que
quiere desarrollar. Este personaje será un punto de unión entre Kip
y Gavin. Pues Kip y Liv son de la misma ciudad y cuando Gavin lleve a
Kip a la Cromería, piensa que se pueden ayudar mutuamente. Y, en
efecto, son conocidos pues Liv es la hija de Corvan y Kip anda
enamoriscado de ella.
Kip es un personaje entrañable, tiene
poca autoestima, toda su vida ha sido menospreciado tanto por su
madre como por sus conocidos, es inseguro y se siente incapaz de
hacer nada bien. Pero a la hora de la verdad Kip actúa con decisión,
porque es su deber, para ayudar a quienes le han apoyado pero sobre
todo para demostrarse a sí mismo que no es un inútil patoso. Es un
quinceañero con las hormonas en alza por lo que, a veces, en los
momentos más inoportunos, salta con pensamientos o miradas
improcedentes. Pero eso lo hace más cercano, natural y creíble. Y
su lenguaje está adaptado a su personalidad, con onomatopeyas y
expresiones de asombro, irónicas o risibles. Y una de las cosas
buenas de este personaje es lo bocazas que puede llegar a ser. Bajo
la tutela de Gavin y las directrices de Liv, desarrollará sus
poderes asombrando a muchos por los colores que puede dominar y el
potencial que oculta. Se desarrollará como trazador y como persona e
irá alcanzando mayor seguridad y confianza.
Gavin Guille, el Prisma, tiene una
relación muy especial con Kip y un gran secreto que le reconcome
desde hace ya 16 años cuando consiguió el mandato de Prisma y
apaciguar a las Satrapías, a un alto coste: en lucha con su hermano
Dazen a quien venció y se supone que mató. Este secreto le pesa en
el corazón, tiene temor que se descubra pero actúa siempre hacia lo
mejor, con justicia, preocupándose de las personas. La guerra lo
cambió, le hizo plantearse muchas cosas e intentar ser mejor
persona.
Conocemos poco a poco la historia de
estas Satrapías y las relaciones entre ellas, el desarrollo de esta
guerra, las consecuencias y el pesar que originó. Porque tal vez la
guerra se originó por el amor de una mujer, Karris, que ambos
hermanos pretendían. Enamorada de Dazen, prometida al mayor, Gavin,
su situación fue y es comprometida a la que ha hallado una solución
ingresando en la Guardia Negra pues, esperando matrimonio de Gavin,
éste al volver de la guerra, anuló el compromiso. Ahora la relación
entre ambos es más o menos cordial con aristas y recuerdos
pesarosos. Karris ayuda a Kip, le protege y hace lo posible por él
pues en el chico recuerda su juventud y los azares que le envolvieron
partiendo su vida en dos.
Personaje secundario, pero muy
interesante, es la llamada Blanca, anciana trazadora, consejera del
Prisma que conoce todo y a todos y que a veces hace sospechar a
Karris sobre sus intenciones. Andross Guille, anciano y muy
deteriorado, ejerce aún una fuerte influencia en la sociedad, en su
esposa e incluso en su hijo Gavin. Es el poder en la sombra, el deber
y la oportunidad para engrandecer a la familia.
El comandante Puño de Hierro es el
encargado de la protección de Kip, de guiarlo y no permitir que haga
demasiadas tonterías. Fuerte, leal y gran soldado será un buen
punto de apoyo para Kip. Y no podíamos dejar a Corvan Davanis,
antiguo general a favor de Dazen pero conocedor del secreto de Gavin
pues fue él quien le inculcó la semilla de sus obras. Gran general,
con saber y carisma, organizador y veterano trazador, hará todo lo
posible por proteger la ciudad de Garriston, sus habitantes y poner
un poco de paz en el corazón de Gavin.
Brent Weeks nos traza con pocos rasgos
y bien definidos, la descripción física y psicológica de los
personajes. Todos tienen sus dudas, sus razones para ser como son.
Vamos viendo que no son o buenos o malos, son seres humanos que han
tenido un pasado que les ha moldeado de determinada manera. Y todos
ellos juntos nos muestran una sociedad y un modo de vivir muy humano,
nada de personajes heroicos, de una pieza y sin corazón.
Tenemos ante nosotros un estupendo
inicio de una trilogía que promete mucho por la originalidad de la
Magia, por sus personajes y por una trama que abarca todos los campos
de la vida y la fantasía. Esperando ya la segunda parte, saludos y
hasta pronto.
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