Una nueva novela del gran Terry Pratchett: “El atlético invisible” (Plaza & Janés, 2012).
Su título nos da pistas sobre su temática general: lo de “atlético”
nos indica deporte y por “invisible” ya intuimos que serán
nuestros mejores magos de toda Fantasía los protagonistas. Es una
novela coral porque los magos actúan todos juntos, la Guardia
también tiene su momento y, por supuesto, Lord Vetinari tiene
bastante que decir. Se presentan nuevos personajes como el entrañable
y enigmático Huebo y, como base y envolviéndolo todo, la ciudad de
Ankh–Morpork. Terry Pratchett une de nuevo su humor e ironía
para darnos una visión crítica de los problemas económicos
actuales, del fútbol, de las relaciones humanas, del crecimiento
personal, la solidaridad y su lucha contra la intransigencia y la
discriminación.
La crisis económica y los recortes
presupuestarios también han alcanzado a la Universidad Invisible,
centro de Magia, de grandes magos, en la ciudad de Ankh–Morpork,
en Mundodisco. Siguiendo ancestrales tradiciones, los magos se han
dado cuenta que una de ellas no la han seguido y corre peligro la
asignación de un suculento legado. Los cálculos son catastróficos:
¡solo podrán hacer tres comidas al día y la tabla de quesos solo
tendrá tres variedades! Otras cosas pueden ser admisibles e incluso
tolerables pero las tablas de quesos son intocables. Así que no
tiene más remedio que jugar un partido de fútbol. Este ancestral
deporte pertenece por completo a las clases bajas y al Lío: hay que
remodelarlo. Y si añadimos unas ligeras insinuaciones y directrices
del benévolo tirano Lord Vetinari, tendremos partido de fútbol, ¡y
qué partido!
Pero en la Universidad Invisible hay
otras vidas, otras ocupaciones y preocupaciones como las del joven
Trevor Probable, ayudante del paje de velas y goteador; de la
eficiente Glenda Habichuela, jefa de la cocina nocturna; la dulce y
hermosa Juliet y... Huebo. Huebo no es joven, ni guapo, ni…
persona humana. Nadie sabe lo que es y él tampoco. Solo es un ser
trabajador, concienzudo y tímido, muy tímido y reservado.
En esta novela se plantean diferentes
frentes: tenemos el asunto del fútbol, porque el fútbol no solo es
fútbol, la situación económica de los magos, el desarrollo
personal de Glenda y el asunto de Huebo. De todas estas situaciones,
la de Huebo es la más misteriosa e intrigante. Nadie sabe como ha
aparecido en la Universidad, ni cual es su trabajo real. Ciertos
rumores e insinuaciones nos llevan a pensar que el Archicanciller
Ridcully sabe algo y que ha sido la protección de Lord Vetinari por
la que ha sido admitido en la Universidad, bajo unas sugerencias de
Lady Margolotta (sí, esa dama, un tanto rara de la que se le supone
algo más que amistad con el lord, cosa no confirmada, claro).
Huebo tiene unas reglas muy claras y
concretas de comportamiento, por su bien y el de los otros: sonreír,
ser amable, que te caigan bien, hacerse valer, estar de acuerdo, ser
útil y no asustar a nadie. Su comportamiento es intachable,
trabajador y ayuda en todo, tímido y sin querer molestar, eso sí,
con un vocabulario que nos indican su cultura y educación. Es
extraño, incluso para ser un trasgo, cosa que tampoco es segura del
todo. Nadie está seguro, ni el mismo Huebo. De toda la Universidad
solo Glenda lo ha tratado con cierta naturalidad, incluso gritándole,
pero le ha regalado unas tartas de manzana de lo mejor.
A pesar de todo, Trevor Probable,
compañero de trabajo, le aprecia y le indaca como desenvolverse,
como relacionarse y actuar. Una manera de hacerlo es llevándoselo a
ver el fútbol del sábado. La descripción de las sensaciones de
Huebo, la descripción del ambiente, los cánticos y empujones, es de
lo mejor de Terry Pratchett y de como le atrae el fútbol. Y en esos
momentos ya Huebo demuestra que es algo más de lo que aparenta. Y
aparenta bien poca cosa. Todo esto atrae a Glenda que ve en él a un
hombre serio y formal, tal vez con mala suerte en la vida pero con
gran futuro. Una opinión totalmente diferente en cuanto al joven
Trev.
Trevor es un apasionado del fútbol,
patea muy bien latas y podría participar en el partido pero su
padre, que sí era futbolista, murió en un Lío participando en un
partido, y ha prometido a su madre no jugar. Presenta emociones
contrarias: por un lado su pasión por el fútbol y, por otro, la
promesa a su madre. Enamorado y colado por la bella Juliet, sabe que
no le cae bien a Glenda pero sabrá comportarse y dar lo mejor de sí
mismo por conseguir el amor y el respeto de la chica.
En cuanto a Juliet es una joven
ayudante de cocina, amiga de toda la vida y protegida de Glenda. No
tiene muchas luces pero buen corazón y gran belleza sí los tiene y
en gran cantidad. Empezará a ver con buenos ojos a Trevor cuando
éste le envíe un poema (que ha escrito Huebo) y empezará a
destacar en el mundo de la moda por pura casualidad.
Glenda de ser una chica protectora y
muy realista, por contacto con Huebo, va cambiando a una chica que
tiene oportunidades porque se las busca, habla a la autoridad de tú
a tú, presenta sus ideas con fe y seguridad y, cuando Juliet propone
acudir a un pase de modelos en casa Bruño's, un pase de moda enana,
acepta porque vale la pena variar un poco la rutina. Es este el
momento estelar de Juliet: se convierte en una hermosa y magnífica
modelo que se codeará con lo más de la sociedad.
Los magos tienen un concepto muy raro e
ingenuo de lo que es el fútbol pero es la propia Glenda quien les da
las oportunas aclaraciones, realistas y eficientes, al tiempo que les
lleva a recuerdos de su infancia. Se dan cuenta del saber de Huebo y
es a él a quien encargan la formación del equipo de la Universidad.
Con gran eficacia y unas pocas palabras, no tan finolis, consigue un
grupo más o menos homogéneo. Pero no todo puede realizarse
felizmente: su mente trabaja y en sus profundidades salta su secreto,
que es tan horrible que lo desmoraliza de tal manera que abandona a
sus amigos y se marcha de la Universidad. Queda pendiente el partido,
los ánimos están recalentándose, los rumores sobre su origen
surgen por todos lados y tendrá que ser Glenda quien parta en su
busca, con la ayuda de Trevor y Juliet. De paso, con su nueva
personalidad ya realzada, Glenda le soltará unas cuantas verdades y
reñirá a Lady Margolotta.
Bien, el partido no os lo contaré pero
es épico, tremendo, emocionante, vamos, de final de Eurocopa.
En esta novela Terry Pratchett nos
presenta la pasión por el fútbol, lo que se ve claramente desde el
principio pero también la unión entre amigos, la evolución
personal de cualquiera que quiera mejorar, en este caso Huebo, un ser
extraño y poco apreciado, y Glenda que cambia sus ideas, rancias y
anquilosadas, por una mente más abierta, solidaria y, digamos,
benévola.
Con gracia y humor también nos
plantea, tal vez de refilón, la crisis económica actual y como
hacerle frente. Aparecen viejos conocidos como el desastre de mago
que es Ricenwind y su baúl, la gran participación del
Bibliotecario, la Guardia con Vimes poniendo orden en el partido, y
no podía faltar en una reunión de tal calibre, el empresario de
empanadas Y-Voy-A-La-Ruina Escurridizo. Tenemos también
una real y lúcida mirada al mundo de la Moda, con sus tejemanejes y
su glamour, de sus desfiles y notas de sociedad. Todo ello nos lleva
a tener entre manos una novela de crisis económica, de moda, de
superación y amistad, una novela romántica. Pero básicamente es
una novela de/por/con fútbol pero con modelo y futbolista, chica
realista y tipo raro porque, no nos equivoquemos, el fútbol no es
solo fútbol, es más mucho más.
Oé,Oé,Oé... ¡Hasta pronto!
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