Ya sabéis que me gustan los dragones y por eso no es de extrañar que me llamara la atención un librito llamado “Cinnabaris” cuya autora es Verónica Casas. Se presentó como novedad de mayo de la Editorial Norma. No conocía nada de su autora así que me acerqué a conocerlo por su dibujo de la portada: un terrible dragón. No me ha defraudado ni las ilustraciones ni la historia.
De tiempos pasados llegan leyendas, cuentos de brujas, de criaturas que atemorizaban la Tierra. Pero las mejores son las que hablan de dragones. Seres poderosos, que estaban presentes tanto en los cielos como en las simas. Guardianes de tesoros, con sabiduría que envidiaban magos y hechiceros, pero también malvados y crueles. El hombre empezó a temerlos y les declaró la guerra. Ha llegado casi a extinguirlos. Han pasado los años y los siglos y ahora dicen haber visto un monstruo rojo, desaparece ganado y se oyen extraños rugidos. Sólo puede ser una cosa: han vuelto los dragones.
Has llegado a un agujero que no parece que tenga nada especial pero sigues por él y llegas a una gran caverna. Recorres todos sus rincones y llegas a un lugar escondido y resguardado: has descubierto el nido de un dragón. Hay allí un huevo, como una joya, brillante, que te atrae y te llama. Sabes que los dragones protegen sus huevos a pesar de no estar presentes pero la atracción es irresistible. Al tocarlo un calor te inunda y te sientes absorbido a su interior. La presencia del dragón es una mente joven que se fusiona contigo y te invita a compartir sus viajes y sus vivencias.
A partir de ese momento te conectas con otra mente, esta vez es una mente antigua, cansada y desesperada que no comprende como unas insignificantes criaturas bípedas le atacan y pueden hacerle tanto daño. Estás en las montañas y el ambiente nevado es frío. Estas criaturas quieren enviarte del hábitat que ha sido tuyo tanto tiempo. La desesperación no te deja defenderte. El dolor y el miedo han desaparecido y comprendes que has presenciado la muerte de un viejo dragón de los hielos.
La siguiente situación es diferente. Un dragón verde, fuerte, en pleno poderío, que tiene aterrorizado a todo un reino. Siembra el terror con sus vuelos a escasos metros del suelo. Para calmarlo todos los años le ofrecen riquezas, ganado e incluso una hermosa doncella. Pero este año se retrasa el tributo y no lo puede consentir. El castigo es ejemplar, no muestra piedad, lo destruye todo a su paso y el fuego arrasa con todo lo que se mueve. La sensación que tienes de poder, de sembrar el miedo es muy poderosa y sabes que se ha hecho justicia con el viejo dragón de hielo. El sabor de la venganza es delicioso.
Ahora estás en unos pantanos, una luz esmeralda lo cubre todo y la “Marjal de las Ánimas” donde vives es un sitio poco recomendable. No eres muy grande pero tus garras, tus fauces y la habilidad que tienes de deslizarte sin ruido te hacen terrible. Una diligencia se ha perdido en tu territorio y ya te diviertes asustando a los caballos. Esperas el momento adecuado y el sabor de la sangre te llena la boca y vuelves satisfecho al refugio del huevo.
Oyes voces y te despiertas pensando que todo ha terminado y vuelves a ser tú mismo. Pero no, no es así: tienes manos pequeñas y delicadas y estás al lado del trono del rey. Eres una hermosa dama con una dulce voz. Tus consejos no pueden ser desatendidos. Pero hay un joven caballero que no cae bajo tus encantos. En el pasado vio en realidad quién eres: una piel escamosa, unos negros cuernos, unas alas de murciélago: eres un dragón, un impostor. Fuiste capturado hace tanto tiempo que nadie en el reino se acuerda y ahora has conseguido escapar de tu mazmorra. Como venganza quieres llevarlos a una guerra perdida. El joven ha conseguido un elixir que ante el horror de toda la corte, te devuelve tu figura original. Sientes la angustia del dragón, su rabia por sobrevivir pero tú vuelves a la seguridad del huevo.
Ahora no sabes donde estás. Es un sitio que desconoces por completo, un lugar exótico, una jungla con árboles, flores y plantas desconocidos y con unos sonidos de animales totalmente nuevos. Eres un dragón azul alado, más ave que reptil. Estás en una caverna con dos hermosas mujeres. La más joven es una promesa como amazona, diestra y audaz. La otra mujer es la reina que os unirá, enlazará vuestras almas en una sola. Terminado el rito de unión os encomienda la misión de buscar el ídolo que ha sido arrebatado al pueblo hace tiempo. Partís con el ansia de la misión pero también con la ilusión de conoceros mejor. Pasa el tiempo y la unión se va haciendo tan perfecta que ya no os interesa nada el mundo exterior. Sientes una gran felicidad, un gran amor. ¿Qué deparará el futuro?
“Cinnabaris” es el nombre antiguo para designar al mineral de mercurio, el cinabrio. O “sangre de dragón”, como lo llamaban los alquimistas, pieza indispensable para realizar un elixir que daba sabiduría, fortaleza y valor. Con este nombre tan sugestivo y con estas connotaciones tan esotéricas del dragón, nos presenta Verónica Casas su visión de los dragones. Nacida en Zaragoza en 1980 mostró gran interés por el dibujo y la pintura. Estudia Técnico Superior de Ilustración en la Escuela de Bellas Artes de Zaragoza y posteriormente Ilustración y Aerografía en la Escola Joso de Barcelona. Le gusta el grafito y las acuarelas pero sus trabajos son en su mayoría con acrílicos y gouaches. Tiene trabajos publicados en España, EE.UU., revistas y portadas, postales y pósters.
La historia es muy original. No trata sólo de hacernos conocer a los dragones mostrándonos sus características y fisonomía, sino que nos introduce en su mundo a través de una mente joven que debe conocer como es en realidad el mundo exterior para poder sobrevivir. Al unirnos a este joven dragón nonato, conocemos en primera persona y en nuestra propia mente y vida, lo que sucede, lo que debe saber, sus sentimientos y sensaciones. Este punto de vista nunca lo había conocido en ninguna obra. Me ha gustado mucho conocer la mente y el corazón de los dragones, un punto de vista diferente.
La ilustraciones nos acercan plenamente a este mundo. Con líneas finas y suaves conocemos al dragón de los hielos, su hábitat frío y solitario. Sentimos el frío de las montañas pero también la serenidad de un dragón que ha vivido muchos años. Su lucha ante el ataque del hombre, su dolor e incomprensión ante el ataque están muy bien marcados. La fuerza y el poder del dragón verde, su orgullo y su rabia quedan muy bien señalados por el trazo firme, detallista, con colores fuertes y definidos que marcan su personalidad.
En el dragón de los pantanos quisiera destacar esa luz verdosa, misteriosa e inquietante que oculta los peligros de los pantanos, que nos oculta al dragón al acecho que ataca sin haberlo esperado. En contraste con esa luz, tenemos la ambientación en rojo del dragón impostor. Los dibujos minuciosos de la espada y armadura, los objetos cotidianos, están enmarcados en tonalidades de rojo granate que nos indican ya una situación peligrosa, aunque no comprendida del todo.
La última parte nos presenta dibujos más exóticos porque también la situación lo exige. No hay muchos ilustradores que acudan a las antiguas civilizaciones precolombinas para su inspiración. Verónica Casas lo ha hecho y el resultado es espectacular. El mismo dragón de la selva es una interpretación muy original de los dragones. Esta vez dominan los tonos azules lo que da mayor verosimilitud al vuelo del ave-dragón, a la delicadeza de la unión de la amazona y su dragón.
La ilustraciones de estos dragones contrastan con las que representan al joven dragón. Éste es representado con líneas más suaves y redondeadas, más delicadas. Nos presentan un dragoncito inocente y ávido de saber que debe aprender par a defenderse y poder sobrevivir. Pero a lo largo de la historia, sus rasgos van evolucionando, endureciéndose y que nos avanzan el dragón que puede llegar a ser.
Tenemos unas pocas ilustraciones a lápiz solamente, a grafito que es una de las técnicas favoritas de la autora. Debo reconocer que a mí también me gusta mucho el lápiz, el blanco y negro y el sepia así que estas ilustraciones tiene para mí una fuerza, un sabor y un encanto incuestionables.
Nos hemos acercado una vez más al mundo de los dragones y hemos conocido a una artista que me ha parecido estupenda y pienso seguir su obra con mucho interés. Esperando que os haya descubierto algo nuevo de los dragones, un saludo y hasta pronto.
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