jueves, mayo 22, 2008

CRÍTICA: MOUSE GUARD: OTOÑO 1152 de David Petersen

A modo de relatos cortos, pero con un hilo conductor continuo, nos encontramos en Mouse Guard, publicado por Norma Editorial, ante un cuento que intenta ser, podríamos decir, de corte clásico, con una forma de narrar de forma atávica y unas ilustraciones como sacadas de la mejor tradición de una Beatrix Potter, porque sus personajes protagonistas son antropomorfos, pero esta vez, a diferencia de otras historias, sólo son los ratones los que tienen capacidad de raciocinio y no el resto de las especies.

Porque nos encontramos aquí ante este tipo de narraciones a la manera tradicional, pero esta vez predominando más el dibujo (a modo de verdaderas ilustraciones al uso) que el texto, ya que no nos encontramos delante de un cuento de los de toda la vida con sus consabidas ilustraciones, si no que es una historieta con sus viñetas y bocadillos, un cómic vamos, pero con todo el regusto, transpirando por todos sus poros, de los cuentos infantiles tradicionales de toda la vida que nos leían cuando éramos pequeños.

Esta obra de Petersen está dividida en pequeños capítulos (así fueron publicados en un principio, de forma individualizada), cada uno de ellos con su correspondiente texto introductorio a modo de preámbulo del capítulo a narrar más una máxima o refrán creado ex profeso para la ocasión.

Nos cuenta la historia de la Guardia de los Ratones, allá por el otoño de 1152, compañía de verdaderos guardianes defensores de sus territorios, poblados y fronteras frente a los enemigos de siempre de estos: sus depredadores, terribles y voraces enemigos, como lo son las serpientes, cangrejos, lobos, búhos...

Lo que empezó como una rutinaria búsqueda de uno de su especie, un comerciante de cereales, que había desaparecido, se convirtió en el inicio de una conspiración que tres de los mejores guardianes de la matriarca Gwendolyn, Kenzie, Lieam y Saxon, deberán encargarse de desenmascarar ya que la seguridad de las regiones y de Lockhaven, la casa-ciudad de la Guardia de los Ratones, está en juego.

Acorde al tamaño intrínseco de los ratones todo lo que les rodea está en consonancia a su pequeña dimensión, y lo que para nosotros sería un minúsculo trozo de tierra, para ellos son vastos terrenos formando incluso verdaderas regiones o países, donde las ciudades o los lugares concretos donde residen las poblaciones de roedores son verdaderos pueblos, como si de humanos al uso se tratara, con sus casas, sus tiendas, sus talleres, sus profesiones, su rutina diaria, que se encuentran situados en interiores de troncos de gigantescos árboles o escavados en rocas, conformando intrincados laberintos de calles, plazas o caminos, camuflándose la mayoría de la veces en la densa vegetación autóctona del lugar.

Y, como no, como toda buena historia de género fantástico que se precie, con una ambientación y jerarquización claramente medieval, tenemos también aquí un mapa que nos sitúa y orienta en los territorios de este mundo imaginario del medioevo, con su rosa de los vientos indicándonos los puntos cardinales, sus ciudades más importantes, sus caminos, tal como ha quedado conformado este "particular" mundo tras la guerra de invierno de 1149 contra el caudillo de las comadrejas.

David Petersen es un joven autor nacido en los EE.UU. que tras seguir estudios en Artes Plásticas, y aprendiendo de multitud de tiras cómicas que aprehendía y devoraba, pronto comenzó a idear una serie de historias de corte fantástico que tenía como protagonista a ratones antropomorfos, plasmándolo definitivamente sobre el papel en el 2005/06, y que han tenido un gran éxito en su país. Autor de gran proyección, con cantidad de trabajos en el campo de la ilustración, del cómic y de la escultura, que dará que hablar si no lo está haciendo ya.

Obra verdaderamente de bellas ilustraciones puede que carezca de la fuerza necesaria en su guión y en su narrativa para llegar a calificarla de historia para adultos, dentro del género de fantasía, pero tampoco para el lector infantil-juvenil por las historias en sí que proponen, lleno de conspiraciones y de confrontaciones entre iguales, con las consabidas luchas de poder de época medieval, por lo que se queda en un limbo de difícil definición. O sea, una historia que te puede tanto llenar y satisfacer como dejarte carente y falto de algo más, pero que se sustenta, eso sí, de unas magníficas ilustraciones (porque, la verdad, es que cada una de las viñetas es de considerable tamaño de 1 a 6 viñetas por página), dibujadas como si de ilustración clásica de cuentos infantiles del XIX se tratara, que consiguen que el producto final sea de gran factura visual.

Comentar para concluir que el formato de este primer volumen es cuadrangular de 20x20 cms., cartoné con camisa, del que la Editorial Norma ha sacado dos versiones, una traducida a castellano y otra en catalán, lo que marca, aún más si cabe, una leve diferencia con otro tipo de publicaciones a las que estamos ya habituados en cuanto a formatos se refiere.

En resumen, una obra de bella factura, con una buena edición por parte de Norma, de fácil y rápida lectura, que te permite recrearte en las imágenes, que te asegura pasar un buen rato, con una lectura entretenida y amena pero a la que le falta, no obstante, como ya he sugerido, algo más... Veremos como plantea el autor el segundo volumen y por tanto la continuidad de esta historia, que se está publicando en estos momentos en los USA, con el título de Invierno 1152, habiendo ya un tercer volumen en proyecto, Black Axe 1099-1116, que empezará a realizarse a finales del 2008.

Un saludo cordial.

2 comentarios:

oriafontan dijo...

Para mí ha sido una gran decepción este comic. Aburridísimo y a la segunda hoja uno esta pensando que le importa un higo lo que le pase a esos ratoncitos. Creo que el problema es que el autor esta demasiado preocupado por la estética.

No lo recomiendo.

Anónimo dijo...

Menuda edición. Erratas a punta pala y letra ilegible. Vergonzoso.