martes, noviembre 07, 2006

MEDIANOCHE EN EL JARDÍN DEL BIEN Y DEL MAL de Clint Eastwood


Dirección: Clint Eastwood
País: USA
Año: 1997
Duración: 155 min.
Interpretes: John Cusack, Kevin Spacey, Jack Thompson, Jude Law, Paul Hipp, Alison Eastwood.

Distribuida por Warner Home Video.

Que Clint Eastwood es sin duda el mejor director/actor de cine es algo en lo que coinciden tanto crítica como espectadores, su larga y prestigiosa carrera envuelta de gran cantidad de premios, tanto en su faceta de actor, como sobretodo en la de director, y la cantidad diferente de registros que tiene al ser capaz de poder afrontar cualquier tipo de temática con resultados bastante satisfactorios, es sin duda la principal razón de peso para tal afirmación. Si bien es cierto que ha sido el género policiaco el que le ha dado principalmente su fama, fama muy bien llevada por cierto, donde nunca ha habido excesos, escándalos o búsqueda de protagonismo que se sepa. Todo esto hace que uno siempre esté expectante ante cualquier nueva película que haga, o como es en nuestro caso, el poder descubrir aunque sea años después de su estreno, cualquier película que esté ya firmemente asentada en su filmografía.

Nuestra historia arranca con Kelso (John Cusack), un joven periodista que escribe para una revista neoyorquina, y su llegada al pueblo de Savannah, típica población sureña envuelta con ese aura de misticismo y supersticiones tan típica de la zona, donde nuestro protagonista es enviado para cubrir una fiesta de Navidad organizada por un nuevo rico de la zona, Jim Williams (Kevin Spacey), mostrándole el entorno en el que se mueve la aristocracia, donde el estatus depende únicamente de los objetos que poseen y de las apariencias a las que son capaces de llegar para estar en dicho estrato social. Poco a poco el joven periodista se ve envuelto en una serie de sucesos y descubrimientos que marcarán irremediablemente los acontecimientos, donde un crimen salpicado por el escándalo sexual, acaba por pasar factura tanto a vivos como a muertos.


Desde un principio, y tal y como vamos avanzando en la película nos damos cuenta de lo extravagante de ciertos personajes y situaciones, puesto que si algo marca esta película positivamente, encajando a la perfección en el desarrollo en su primera mitad, son sus excentricidades, muchas y de todo tipo. Un hombre al que se le sigue pagando por pasear -digamos que más bien simular con una correa- un perro fallecido hace ya tiempo, escucharemos la conversación de un grupo de mujeres teniendo como único tema el suicidio de sus respectivos maridos. Pero eso sólo es el principio, tenemos a un hombre rodeado en todo momento de moscas como si de sus mascotas se trataran, un fiscal de discurso interminable, un rico poseedor de una daga protagonista de la historia más famosa de castración de todos los tiempos, y sobretodo vudú, mucho vudú.


Sin embargo, y pese al buen arranque y desarrollo de la trama, abordando incluso temas como la homosexualidad, bastante espinoso para la época, ésta ira perdiendo fuelle poco a poco, si bien en un principio ese toque misterioso, incluso mágico, está bastante bien, sin olvidar por otra parte las pinceladas de humor que vienen dadas por la genial aparición de un travestí parlanchín y de sexualidad igualmente incontenida, donde las carcajadas se agradecen y acompañan muy bien el desarrollo de la investigación, el film acaba por meterse en terrenos pantanosos debido a un cambio de registro al convertirse en una película principalmente de trama judicial durante la última mitad de su metraje, y esto a mi entender, acaba por romper el buen ritmo presente durante buena parte de la historia, y ese encanto mágico tanto por la ambientación del lugar, como por sus extraños habitantes.

Una lástima tener tan buen planteamiento y puesta en acción, para desinflarse y verse envuelta durante tanto tiempo, en un entorno de jueces, fiscales y abogados.

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