Blame! es de esas lecturas que requiere máxima concentración en el lector. Al ser un manga de ciencia-ficción futurista, muy del estilo cyber-punk, situándose la acción en mundos desconocidos y difíciles de imaginar, complican ya de por sí el posicionarte en la escena de la historia narrada, que comienza por hechos ya consumados, donde tienes que aprender y comprender, a marchas forzadas, cual es el origen de toda la trama, y una vez determinado, reemprender el hilo conductor de la narración para saber el porqué, el cómo y sobre todo el dónde y el hacia dónde.
Otro razón que complica la lectura de este manga es la escasez, por no decir casi la carencia, de diálogos por parte de los personajes que forman parte del relato. Por lo tanto el peso de la narración recae, casi al cien por cien, en la narración visual. Está narrado muy al estilo anime de lectura visual, como si de una película se tratara, fotograma a fotograma, para que el lector sea capaz de captar hasta el más mínimo detalle de la acción, careciendo del apoyo fundamental de los textos.
Esta técnica de narrar, muy del gusto de los japoneses por lo que parece, ya la pudimos apreciar en El Caminante de Jiro Taniguchi (ver post en este blog), pero con la diferencia de que Jiro, en su obra, quiere que exprimamos al máximo los cinco sentidos para disfrutar de las maravillas del mundo real y, en cambio, en Blame!, Nihei suprime los diálogos para que exprimamos nuestro cerebro en discernir lo que nos quiere transmitir de un mundo extraño y fantástico y experimentemos, hasta la médula, la atmosfera futurista y pseudopostnuclear de un lugar, donde la magnitud de lo que visualizamos nos supera y nos complica en situarnos como espectador en el contexto de la historia.
También es complicado, muchas veces, entender el aspecto onomatopéyico que utiliza abundantemente como recurso. Aunque podemos agradecer que, a diferencia de otros mangas traducidos en nuestro país, en Blame! por lo menos las onomatopeyas están traducidas al castellano. Pero, aun así, es difícil muchas veces, en una primera lectura, llegar a entender que es lo que nos quieren transmitir de la acción.
También es de agradecer que tengamos publicado en España el tomo recopilatorio de los relatos cortos de Nihei, anteriores a esta obra, que se recogen en el volumen Noise, publicado también por la Editorial Glénat. Ya podemos familiarizarnos con esos mundos cyberpunks que tanto le gustan a este autor, con esa estética de ultratumba, pobladas todas sus obras por seres fantástico e irreales, como sacados de un mundo postapocalíptico. Y aquí ya nos presenta al protagonista principal de Blame!, Killy, una precuela antes que toda la realidad en la que vive se convierta en una vorágine de situaciones surrealistas y destructivas.
Killy tiene que sobrevivir en un mundo, un cyberlaberinto, donde las máquinas, robots y androides intentan destruir a los únicos humanos que quedan. Killy será el encargado en buscar, por la Megaestructura, los únicos seres humanos portadores de genes con conexión a la red.
Nihei juega como nadie con los ritmos claroscuristas de la ambientación de las escenas donde se produce la acción. Muchas veces la figura, humana o no, pasa a un plano secundario, incluso yo diría terciario, cogiendo claramente el protagonismo las grandiosas y descomunales construcciones futuristas que dan el toque tan característico a este submundo, donde la sensación de grandiosos espacios diáfanos se ve contrapuesta por la sensación de asfixia que producen unos lugares donde el contacto con el exterior y el simple aire puro parecen una utopía.
Y la estética de “los malos de la película” es impactante y espectacular. Es de lo mejor que últimamente he visto en diseño, con una capacidad de saber transmitir al lector que se encuentra delante de lo que podría ser una de sus peores pesadillas. Desde las creaciones, sacadas desde los miedos más profundos del ser humano, que vimos en las diferentes Hellraiser de Clive Barker, hacía tiempo que ningún personaje me producía el terror y la angustía que me provocan las creaciones de Nihei para Blame!
¿Podrá alguna vez existir un mundo como éste? ¿O siempre será, por fortuna, producto de nuestra delirante imaginación o de nuestros sueños más profundos? Leed esta obra, y posiblemente saldréis de dudas.
Un saludo cordial.
4 comentarios:
El sentido de lectura de la edición de Glenat no es el occidental??
Tienes toda la razón Giuseppe, ha sido un despiste por mi parte. Rectificado. Muchas gracias por la puntualización.
La serie tiene un fin: el embrion logra desarrollarse y es el que esta detras de Killy con mascara por la contaminacion. Es cuando Killy dispara haciendo la onomatopeya BLAM!! Que es el verdadero titulo de la serie.
con diferencia el mejor manga que he leido jamas...
nunca lo olvidare
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