Black Kaiser reúne todo lo anteriormente comentado. Es una historia más de género negro en las que el autor siempre ha nadado como pez en el agua, en este caso en ese subgénero enigmático y atractivo de los asesinos a sueldo que ofrecen sus servicios al mejor postor. Nos encontramos con B.K. (siglas de Black Kaiser), “apodo de guerra” dado por los soviéticos a raíz de su origen teutón con el que se hace llamar el protagonista principal de esta historia del más puro género negro de espionaje. La historia arranca en el 2001, y más concretamente el 11 de septiembre en la ciudad de Nueva York, minutos antes de los atentados terroristas aéreos que hicieron sucumbir a las Torres Gemelas y que tanto cambiaron el mundo a posteriori. B.K., exsoldado de élite de la extinta Unión Soviética, el mejor en su campo, un mercenario, un agente libre, un asesino a sueldo que trabaja para el que mejor le pague por sus servicios, está apunto de asesinar a otro de sus tantos “objetivos” cuando acontecen los terribles hechos comentados más arriba... y esto lo desencadena todo... ante el temor de haber caído en una trampa y que le endosen a él el “muerto” de la tragedia, empezará su particular contrarreloj en pos de descubrir que hay detrás de todo lo sucedido y, más en concreto, quiénes son el grupo de presión denominado “Iniciativa Damocles” en lucha secreta con el cártel saudí del petróleo y, para postre, el reencuentro con su “némesis”, la agente Ifrit, así como con una “cuenta pendiente” del pasado, la hija de su mejor “amigo”, Irina. Y, detrás de todo esto, el juego de poder oculto en la penumbra en las más altas esferas que mueve los hilos del porvenir del mundo tal y como creemos conocerlo. Toda una retahíla de golpes, tiros, persecuciones, tensión e intriga con mucha, mucha acción, con constantes saltos temporales que completan y nos ayudan a ir conociendo al personaje sobre la marcha... en pocas palabras, pura adrenalina al servicio del más puro espectáculo que nos dejará sin aliento página tras página.
Qué mejor que utilizar las propias palabras de Víctor para que nos explique qué quería ofrecernos con esta historia de “espionaje” (texto extraído de la magnífica entrevista (de obligada lectura) que David Fernández le hizo en su momento a Víctor Santos en Zona Negativa): “Black Kaiser es una historia de acción ambientada en el mundo del espionaje y los asesinos a sueldo. Aparecerá en un volumen en blanco y negro de casi unas cien páginas en Febrero del año próximo. Sobre la historia, por un lado es un tributo a Trevanian, el autor de Shibumi, una novela de espionaje de los 70 con el protagonista más letal y cool que he leído nunca. Por otro es una revisitación del trabajo de Jim Steranko, especialmente su Nick Furia. De hecho, Black Kaiser, el protagonista, es una especie de Nick Furia del otro lado del telón de acero, un veterano viejo y duro que ha sobrevivido hasta el día de hoy. Ha vivido el fin del comunismo y ahora es un asesino a sueldo que va a tener la mala fortuna de involucrar una de sus misiones con el atentado terrorista más mediático de la Historia moderna, el 11-S. La historia trata de cómo las reglas cambian tras la caída del comunismo, y como tras adaptarse a ellos, el mundo vuelve a cambiar para el personaje y no sabe qué va a hacer. Tampoco es una historia densa ni nada intrincada, el atentado funciona como telón de fondo, es una historia básicamente de acción física”.
En cuanto al apartado gráfico, mención especial al magnífico trabajo de tinta que, cada vez, Víctor Santos pule y perfecciona más aún si cabe esta técnica de dibujo, la cuál bebe muchísimo, y como el mismo autor ha reconocido en multitud de ocasiones, de un Frank Miller y, más concretamente, de su Sin City. Ahora también nos aprovecharemos de unas palabras de Jaume Vaquer aparecidas en su momento como preámbulo en el magnífico tomo de Works: El arte de Víctor Santos (Dolmen Editorial) donde define perfectamente este dominio del B/N del autor: “Sin trucos ni artificios, Víctor se desenvuelve perfectamente en el blanco y negro, demuestra su control del tiempo, planifica con claridad la página, juega con los encuadres…”.
En cuanto al apartado gráfico, mención especial al magnífico trabajo de tinta que, cada vez, Víctor Santos pule y perfecciona más aún si cabe esta técnica de dibujo, la cuál bebe muchísimo, y como el mismo autor ha reconocido en multitud de ocasiones, de un Frank Miller y, más concretamente, de su Sin City. Ahora también nos aprovecharemos de unas palabras de Jaume Vaquer aparecidas en su momento como preámbulo en el magnífico tomo de Works: El arte de Víctor Santos (Dolmen Editorial) donde define perfectamente este dominio del B/N del autor: “Sin trucos ni artificios, Víctor se desenvuelve perfectamente en el blanco y negro, demuestra su control del tiempo, planifica con claridad la página, juega con los encuadres…”.
La cantidad de recursos que saca a relucir Santos en este tipo de obras da una idea de lo premeditado que es cada una de sus páginas o, incluso, sus viñetas, una por una, donde estudia cada uno de los movimientos y las composiciones y la narrativa secuencial de éstas para conseguir dar esa sensación de constante movimiento y acción fundamentales en este tipo de relatos de género, concretamente en éste de género negro de espías y asesinos a sueldo, como si estuviéramos sentados cómodamente ante la gran pantalla viendo una película de género utilizando todos los recursos de efectos especiales al servicio de ofrecernos un entretenimiento de primera, donde la lucha entre el bien y el mal es aderezado con un sinfín de elementos necesarios para que el interés del lector se mantenga desde la primera a la última hoja y que la lectura sea impactante e interesante, consiguiendo dar el ritmo necesario e intenso que te posibilite leer la historia de un tirón, sin prisas pero sin pausas innecesarias… sin momento para el respiro y dejándote, por consiguiente, sin aliento.
El laborioso trabajo que emprende Víctor Santos en la composición de cada una de sus páginas es, por tanto, digna de loanza y admiración por mi parte. Dejando ya de lado el mágnifico uso de los negros y los blancos, Víctor consigue dar un tremendo y espectacular dinamismo a la historia por la gran variedad de composiciones que consigue en sus planchas: planchas simples de una sola imagen; complicadas estas mismas por la superposición de otras imágenes y planos que se solapan unas a otras y se intercalan consiguiendo dar el dinamismo antes indicado pero sin perder nunca la claridad en la narrativa; más clásicas con el sistema clásico de calles y viñetas en composición simétrica; el uso de esta composición clásica pero integrada en la propia ilustración única (la del ventanal que da a las Torres Gemelas mientras B.K. contempla como se estrellan los aviones en ellas); el juego de continuidad de parte de la página en la siguiente; páginas arriesgadas en composición, con gran número de detalles unas y más simples otras; gran y profuso uso de las composiciones horizontales/rectángulares de las viñetas; páginas-cartel; gran uso de todo tipo de perspectivas inimaginables... en definitiva, un gran empleo de todo tipo de recursos en beneficio de una historia de género, que es algo diferente y, diría yo, fresco en el panorama actual a la hora de enfrentarse los autores a la página y al texto, y que demuestra muy a las claras que Víctor Santos atesora un gran talento que no deja de asombrarnos día a día, trabajo tras trabajo...
La edición de Planeta DeAgostini es correcta... más pequeña de tamaño que un comic-book no perjudica en ningún momento el dibujo de Santos en el uso tan variado de componer la página que ofrece... más bien el formato lo podemos encuadrar en este nuevo formato que tan buenos resultados le está dando a Planeta en su línea BD, en tapa dura y con buena encuadernación, eso sí, aunque el papel no es satinado en esta ocasión pero éste no resta calidad al B/N que utiliza Santos para esta historia... otro tema sería el del “olor” que desprende que, aunque menos acentuado e intenso que en otras publicaciones de la editorial, tendrían que ir pensando en darle una solución porque “huele a nuevo”... pero demasiado para mi gusto... pero, aún así, no nos podemos quejar del resultado “total”.
Por tanto, una obra más que engrosará mi biblioteca particular sobre Víctor Santos, dentro de uno de los géneros que el trabaja, cuida, mima y domina como nadie a la perfección (el otro es, claro está, el de la fantasía), en otra obra en la que de nuevo es autor completo y, en la que nos demuestra una vez más que, pese a su juventud, es un portento a la hora de sacar a la luz una obra detrás de otra, teniendo aún tiempo de guionizar los trabajos de otros dibujantes (el de Pere Pérez en el La sangre de las Valkirias y el de Jesús Alonso Iglesias en Silhouette, por poner ejemplos cercanos y que aún están inéditos). Los aficionados continuamos estando de enhorabuena...
Por tanto, una obra más que engrosará mi biblioteca particular sobre Víctor Santos, dentro de uno de los géneros que el trabaja, cuida, mima y domina como nadie a la perfección (el otro es, claro está, el de la fantasía), en otra obra en la que de nuevo es autor completo y, en la que nos demuestra una vez más que, pese a su juventud, es un portento a la hora de sacar a la luz una obra detrás de otra, teniendo aún tiempo de guionizar los trabajos de otros dibujantes (el de Pere Pérez en el La sangre de las Valkirias y el de Jesús Alonso Iglesias en Silhouette, por poner ejemplos cercanos y que aún están inéditos). Los aficionados continuamos estando de enhorabuena...
Un saludo cordial.
4 comentarios:
Cada vez me gusta más como compone la página, y sobre todo, porque siempre trabaja al servicio de la historia. Si se compara el Black Kaiser con el Tempos Fugit puede verse como Santos escapa con nota del peligro del encasillamiento formal: en los dos casos hay experimentación, pero no es gratuita. Y ahí es donde está parte del genio de Santos. El resto lo da por su trabajo al guión, buen dialoguista y buen constructor de historias, sobre todo en los Reyes Elfos, donde creo que alcanza las mayores cotas de excelencia.
Te doy toda la razón, Ernesto... las diversas composiciones de página de Víctor cada vez son más logradas, atractivas y para nada gratuitas. Va progresando a pasos agigantados en todos los aspectos... y, sí, un gran constructor de historias que te sumergen en su variedad de mundos que provocan que disfrutes al máximo como lector. Magnífica su Reyes Elfos, que ya estoy esperando ansioso las nuevas historias que se avecinan...
Tomo nota y a ver si me hago con su historia de "Tempus fugit" para El Manglar.
Además de la secuencia del protagonista bajando las escaleras que has usado para ilustrar, Xavi, a mi me parecen también muy logradas las escenas en que construye la página alrededor de una gran figura, en cuyo interior dispone las viñetas, con lo que se lee primero la página en su conjunto, y luego las viñetas que están colocadas dentro o alrededor de la figura principal. En la ficha de Black Kaiser en Guía del cómic hay un par de ejemplos escaneados.
Te doy toda la razón José Antonio y estuve apunto de introducir la imagen de Irina de la que hablas... este recurso no es nuevo en Santos, sólo nos tenemos que retrotaer a una página similar que podíamos ver en su obra "Pulp Heroes: Bushido"... pero, como en toda lógica evolución de un autor, aquí este recurso lo trabaja mucho más, aumentando en calidad.
Publicar un comentario