lunes, febrero 13, 2012

CRÓNICA: 39e FESTIVAL INTERNATIONAL DE LA BANDE DESSINÉE D'ANGOULÊME (II): Las Exposiciones

A la vista del frío siberiano que está invadiendo Europa estos días, es de agradecer el tiempo tan ideal que disfrutamos durante el Festival y que no sólo nos permitió permanecer sin problemas un rato más bien largo en las colas de acceso a las carpas a primera hora de la mañana, sino desplazarnos por toda la ciudad, sin pensar en el frío, el viento, la lluvia o la nieve. Algo que, de haberse celebrado el Festival sólo una semana más tarde, hubiera sido casi imposible de hacer, al menos para mí, más acostumbrada al clima mediterráneo.



Aunque había un servicio gratuito de autobuses que cada quince minutos te llevaba de un punto a otro de la ciudad para poder visitar las exposiciones más alejadas del centro neurálgico -léase el establecido entre las carpas de Le Monde des Bulles, Le Nouveau Monde (Espacio BD Alternativa) y Le Monde des Collectionneurs (Espacio Para BD)-, lo cierto es que a veces apetecía dejar pasar la navette y pasear de un extremo a otro para llegar hasta el Museo de la BD, después de atravesar la pasarela de madera sobre La Charente y dejar atrás las exposiciones de "L'ors Barnabé", en el Museo del Papel, o la de "Art Spiegelman", en el Bátiment Castro.



Angoulême era un bullicio de gente en esos días, pero también de actividades, exposiciones, talleres, encuentros, conferencias, presentaciones de libros y, sobre todo, dédicaces, así que era imposible acudir a todo sin renunciar antes al resto de las opciones. Sin embargo, a pesar del poco tiempo libre del que dispusimos, no pudimos dejar escapar la oportunidad de visitar las dos exposiciones relacionadas con autores españoles, o sea: "Tebeos. Les Bandes Dessinées espagnoles", en el Espace Franquin -en donde encontramos también una interesante exposición sobre "Les enfants cachés"- y "Un pont vers Angoulême", la exposición dedicada a l'Escola Joso, en el vestíbulo de la Chambre de Commerce et d'Industrie, junto a la carpa de Le Nouveau Monde.



A medio camino entre una y otra, una parada obligada, la de "L'Europe se dessine", en la plaza Saint Martial -junto a la iglesia del mismo nombre y la concurrida yurta que Éditions Fei dispuso para promocionar el cuarto volumen de La Balade de Yaya, de Golo Zhao y Jean-Marie Omont, uno de los lugares más visitados por el grupo para conseguir las dedicatorias de los autores-, a fin de descubrir entre los trabajos de cincuenta autores europeos de veintiún países diferentes, los de los tres españoles elegidos para representarnos en esta exposición colectiva organizada en colaboración con el Ministère des affaires étrangères et européennes y la Comisión Europea, y cuyo tema central era plasmar el concepto de Europa utilizando como expresión artística el Noveno Arte. Cada uno con su estilo característico, utilizando como medio ilustraciones o historietas mudas -o casi-, autores como Milo Manara, Eki Bilal, Nob, Claudio Stassi, Paul Francis, Nix, Florence Cestac, Laurent Verron, Bernar Yslaire, Baru, Pénélope Bagieu, Camille Jourdy, Rubén Pellejero (con una ilustración sobre el nacimiento de la perspectiva pictórica en el Renacimiento italiano), Miguelanxo Prado (con una ilustración sobre las fronteras de la Comunidad Europea y el aumento del número de países miembros ) o Ikur M. Zeberio (con una ilustración sobre Europa como espacio de paz, dentro de “visions de futur”) daban su visión de los temas que han permitido construir la identidad europea, lo que ha sido, es y se quiere que sea Europa, siguiendo las indicaciones de los patrocinadores. El origen, el futuro y, sobre todo, el presente de una idea que nos une y que engloba la democracia, la justicia, los derechos humanos, la educación, la moneda única, la paz, la pobreza, la solidaridad..., con su simbología y sus emblemas y un personaje femenino, Iris. Creado para la ocasión por Charles Berberian, esta joven estudiante de arquitectura que trabaja como camarera en un restaurante, es la protagonista de alguna de las historietas, en las que se la puede ver recorriendo diferentes países de la Unión Europea para fotografiar sus tesoros arquitectónicos, fácilmente identificables en las viñetas expuestas, como en la simpática historieta del dibujante argentino afincado en nuestro país, Darío Adanti, que mostraba a Iris en España acompañada de Palito y de Gómez, haciendo turismo cultural y cometiendo excesos gastronómicos que pagará su delicado estómago y que la llevarán a utilizar con éxito su tarjeta sanitaria europea.




Para nosotros, la exposición más esperada era sin duda la dedicada al cómic español en el Espace Franquin: "Tebeos. Les Bandes Dessinées espagnoles", organizada por la Dirección General del Libro y comisariada por Álvaro Pons. Ésta es la segunda exposición dedicada al tebeo español que se muestra en Angoulême. En esta ocasión ha sido concebida como una exposición itinerante a través de la cual los aficionados de diferentes países podrán conocer la trayectoria de los autores españoles, muchos de los cuales no son para ellos en absoluto desconocidos. Dividida en diferentes secciones que ofrecían a los visitantes una muestra de los tebeos de siempre, los del pasado, los del presente y los que llegan de manos de las futuras promesas, a través de los trabajos de más de un centenar de artistas representativos de la gran diversidad del Noveno Arte en nuestro país. Dispuestos en un intrincado encaje de módulos de cartón a modo de paneles, páginas de los primeros clásicos que mostraron su talento gracias a las publicaciones infantiles, satíricas y de humor, y a los cuadernillos de aventuras y que tantos recuerdos nos traían de años pasados y que tan desconocidos podían resultar al lector francés y en ocasiones a nosotros mismos. Desde las primeras historietas, creadas en los años anteriores a la Guerra Civil, como Cuentos vivos de Apel.les Mestres en 1882, Historietas sevillanas de Andrés Martínez de León en 1926 o Macaco de K-Hito en 1928, a los personajes clásicos de la posguerra, como El guerrero del antifaz de Manuel Gago, El ladrón de pesadillas de Ángel Puigmiquel, Doctor Niebla de Francisco Hidalgo; Cuto de Jesús Blasco, Carpanta de Escobar, El capitán Trueno de Víctor Mora y Ambrós, Pumby de José Sanchís, Mortadelo y Filemón de Ibáñez, Angelito de Vázquez, Apolino Tarúguez de Conti o Sunday de Víctor de la Fuente. Tras la contienda, hubo autores que tuvieron que exiliarse para poder seguir dedicándose a su trabajo, como Julio Ribera y Cabrero Arnal, creador del perro Top, que sería precursor de otro famoso perro, Pif, y a una no menos famosa revista de historietas francesa, Pif Gadget. Algo similar volvería a producirse en los años sesenta, cuando la crisis del mercado del tebeo obligó a muchos autores a trabajar para el mercado francés y el americano en ocasiones a través de agencias como Selecciones Ilustradas, como Beà, Esteban Maroto o José Ortiz. Son los años de la incombustible Purita Campos y su Esther, del Topolino de Alfons Figueras...




El fin de la dictadura y la vuelta a la democracia, a finales de los setenta, con los cambios en los argumentos y en aspectos gráficos de la historieta, está representada por Carlos Giménez (Paracuellos y 1936-1939 Malos Tiempos), José María Beà (Historias de la taberna Galáctica), Miguel Calatayud, Nazario, Mariscal o Daniel Torres, pero también por Makinavaja de Ivà, Torpedo de Abuli y Bernet, MacCoy de Gourmelen y Antonio Hernández Palacios, Hombre de Antonio Segura y José Ortiz o Vampirella de Rich Margopoulos y Pepe González.



Una nueva crisis a finales de los 80 ocasionó el cierre de algunas revistas -a excepción de El Jueves, que pasaría a convertirse en una verdadera cantera, también está representada en la exposición (Mediavilla, Gallardo, Kim...)- y la aparición, durante los noventa y hasta ahora, de las publicaciones autoeditadas, los fanzines, la novela gráfica y del cómic de autor, el “autor global” que ha sabido vender bien sus trabajos en el mercado internacional, americano en el caso de Salvador Larroca, Carlos Pacheco, Pasqual Ferry o Daniel Acuña, y darse a conocer en el francés en el caso de Juanjo Guarnido, Juan Diaz Canales, José Luis Munuera, Rubén Pellejero o Ana Miralles, siendo nominados en el Festival de Angoulême y llegando a obtener el Premio al Mejor Álbum Extranjero, como Paracuellos, de Carlos Giménez, Torpedo de Abuli y Bernet, Trazo de tiza, de Miguelanxo Prado o El silencio de Malka, de Ruben Pellejero.



El panorama del tebeo en la actualidad mostraba, por una parte, originales de páginas de las obras -Bardín el Superrealista, Arrugas, Las Serpientes Ciegas, El Arte de Volar y la serie de Aventuras del Capitán Torrezno- con las que Max, Paco Roca, Bartolomé Seguí y Felipe Hernández Cava, Antonio Altarriba y Kim y Santiago Valenzuela, respectivamente, han obtenido el Premio Nacional de Cómic, desde su creación en 2007, pero también de Peter Punk, El prolongado sueño del Sr. T, La estrella misteriosa, Suburbios astrales del amor y El ruido y la furia; Las calles de arena y El invierno del dibujante; Historias del Barrio y El sueño de México; Sarà Servito y Berlín 1931: Vendrán por Swinemünde; Amores locos y Tintín y el loto rosa; Las pelis de tu vida, de Paco Roca, Bartolomé Seguí, Hernández Cava, Altarriba y Kim, por este orden.




Junto a trabajos como Blacksad de Canales y Guarnido, Jazz Maynard, de Raule y Roger, Ken Games de Robledo y Toledano, Dos espadas de Kenny Ruiz, tan conocidos en nuestro país como en el vecino, otros que empiezan a serlo aquí como La saga de Atlas & Axis de Pau, nominado este año a los premios del Festival, los de nuestros favoritos Todo el polvo del camino de Jaime Martín, Orn de Quim Bou, La parejita de Manel Fontdevila, y los de un número importante de autores que ya son figuras destacadas en nuestro país, los que pronto empezarán a serlo y los que ya han comenzado a trabajar para el mercado francés: David Rubin, Antoni Guiral, Pepe Gálvez, Joan Mundet, Pere Joan, Sonia Pulido, José Domingo, Nacho Casanova, Hernán Migoya, Joan Marín, Miguel Brieva, Lola Lorente, Santiago García, Pepo Pérez, Jorge García, Lola Moral, Sergio García, Clara Tanit, Cristina Vela, Darío Adanti, Fermín Solís, Álex Romero, López Rubiño, Marcos Prior, Danide, Albert Monteys, Ximo Abadía o los ganadores del Premio Fnac-Sins Entido de Novela Gráfica en sus diferentes ediciones: Jorge González, Esteban Hernández, Mireia Pérez, Juan Berrio, sin dejar de lado el cómic digital, las webcómics.



Mientras un gran mural que recogía los nombres de más de doscientos cincuenta autores que han publicado en los últimos dos años, otro se utilizaba para realizar las actividades coordinadas por Paco Cerrejón, al tiempo que se había habilitado una zona de tebeoteca que permitía a los visitantes tener en sus manos los álbumes cuyas páginas y viñetas acabábamos de ver expuestas y otras muchas más, a fin de dar a conocer al lector francés el trabajo de los autores y las editoriales españolas.



Aunque la anterior era la más esperada, sin duda la de "Un pont vers Angoulême", comisariada por Josep Mª Polls, resultó ser la más interesante, no sólo porque en ella encontré a muchos de mis autores favoritos, sino porque descubrí a otros cuyos trabajos se destinan básicamente al mercado francés, lo que me hizo sentir no poca envidia -sana, pero envidia al fin y al cabo-, hacia esos lectores francófonos que tienen la suerte de disfrutar lo que nosotros nos perdemos.



Con esta iniciativa de l'Association du Festival International de la BD y l'Escola Joso, con la participación de la Chambre de Commerce et d'Industrie de la Ville d'Angoulême, de Ficomic y l'Institut Ramon Llull se conmemoraron veintiséis años de viajes de l'Escola Joso a Angoulême y los estrechos lazos que surgieron gracias a los autores que tras formarse en l'Escola Joso han acabado trabajando para el mercado francés.




Concebida como exposición itinerante que podrá verse en diferentes ciudades francesas y situada durante el Festival en el hall de la CCI de Angoulême, un autobús en el que se disponían los curriculums con la trayectoria profesional de veinte de esos autores y de 60 de sus obras originales que se hayan traducido o producido en el mercado francófono, obras de alumnos y profesores de l'Escola Joso que un día subieron a un autobús que había de llevarles a conocer una feria de tebeos que serviría para ponerles en contacto e introducirles en el gran mercado de la BD, el mayor que podían haber imaginado, porque muchos de los que tomaron aquel autobús se quedaron allí para siempre, al menos en el aspecto profesional, publicando en las editoriales francesas más prestigiosas - Dupuis, Casterman, Glénat, Delcourt, Dargaud, Soleil-, álbumes que en pocas ocasiones tenemos la suerte de ver publicados en nuestro país y, la mayoría, convertirlos en deseos publicables. Aquel primer viaje acabaría siendo recurrente durante esos veintiséis años y con toda seguridad continuará siéndolo durante otros tantos años más a la vista de la trayectoria de l'Escola Joso.




Colgados, a modo de equipaje de los pasajeros del autobús, los curriculums y una muestra de alguno de los proyectos hechos realidad en el campo de la BD, ya que muchos alternan esta actividad con la enseñanza, la animación o la publicidad, bocetos y páginas, en blanco y negro y a color de los profesores de dibujo de la Joso: José M.ª Beroy (A l'ombre du convoi), Jaime Martín (Toute la poussière du chemin y Ce que le vent apporte), Jordi Lafebre (Lydie), Jordi Sempere (Nemrod, La Vielle Damme y un trabajo todavía inédito), Juan C. Santacruz (Les legions de Fer), Mike Ratera (King Kabur y Le chant des Elfs), Josep Homs (L'Angélus), Gerard y José Luis Losilla (La frontière) y de los antiguos alumnos de l'Escola, Francis Porcel (Reality show), Pedro Colombo (La vielle damme, Trois... et l'Age y Khaz T.1. Liens Vénéneux, con guión de Josep Busquets), Oriol Hernández (Le peau de l'ours), Kenny Ruiz (Le chasseur d'éclairs, Le mystère Nemo y Deux Epées), Javi Aznárez (Pigeons verts), Roger Ibáñez y Raule (Jazz Maynard), Rubén del Rincón (Les trois musqueters, Jolin la Teigne y Nassao Views), Jesús Hervás (Déluge). Junto a todos ellos, autores como José Luis Munuera desde 1993 (Spirou et Fantasio, Navys y Le signe de la Lune) y Pau Rodríguez desde 1996 (Atlas & Axis) a los que el Festival d'Angoulême sirvió de punto de partida para trabajar con las editoriales francesas, si bien no tuvieron ninguna relación con l'Escola Joso.




La exposición se completaba con un documental que se proyectaba en la pantalla situada en la parte trasera del autobús, en el que intervenían los autores contando diferentes aspectos de las obras escogidas para representar su trabajo, así como una mesa dispuesta para que los protagonistas de esta exposición deleitaran al público asistente con las consabidas dedicatorias. Yo no tuve suerte, aproveché la hora de comer para verla, así que me perdí el encontrármelos en acción. Aún así, no pude vencer la tentación de comprarme L'Angélus de Josep Homs, de la serie Secrets, publicado por Dupuis en su colección Empreinte(s), como ya antes había hecho en otro viaje con L'écorché de Pellejero. Después de todo había visto el trabajo de Homs en La Vielle Damme y no me pude resistir, faltaría más.

Una experiencia gratificante, esta de acudir al Festival d'Angoulême. Seguro que repetimos.

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