¿Cuál es el proceso que seguís a la hora de crear una BD?
Maripaz (MP): Primero elijo una idea interesante y a sus personajes principales, los diseño, apunto las situaciones y los diálogos que se me van ocurriendo. Después escribo el guión provisional y lo pulo al hacer el storyboard para dejarlo prácticamente definitivo. Después dibujo las páginas a lápiz, las entinto y las coloreo en Photoshop (con el toque final y mágico de Raúl).
Raúl (R): Primero busco una idea interesante y desarrollo algunos argumentos, buscando una historia que conserve lo que me interesa de esa idea original y que pueda exprimir la mayor cantidad de elementos interesantes. Después escribo una sinopsis detallada y hago algunos bocetos de personajes o escenas, y busco alguna documentación, todo para intentar visualizar el concepto abstracto que tengo en la cabeza. A veces, para conservar la frescura y creatividad en la escritura, hago un pre-storyboard en base sólo al argumento, sin un guión terminado; muchas veces, ver dibujada una escena o una página, te soluciona multitud de bloqueos de los que surgen cuando sólo te enfrentas al guión sin imágenes. Después de este storyboard, si la historia se ha vuelto demasiado compleja, escribo un guión al uso, pero si no, me pongo ya con el resto de pasos, uno cada vez, de dibujar, entintar, colorear y dar brillo.
¿Con qué temática o género estáis más a gusto?
MP: Definitivamente con el humor y la fantasía, porque te permiten jugar con todos los elementos que quieras sin ningún límite. Mi segunda opción sería una historia de época con humor y romance.
R: Prefiero el drama a la comedia, aunque generalmente tiendo a enmarcarla en algún tipo de fantasía o de ciencia ficción. Me parecen géneros muy ricos y maleables aunque están muy maltratados. Con ellos puedes contar historias divertidas y desenfadadas, pero también tienen un gran potencial para la metáfora que otros géneros no tienen.
¿Os resulta difícil encontrar las ideas que servirán de base a vuestras historias?
M: Al contrario, las bases para una idea están por todas partes: en las series de TV, en los libros, en los cómics… Encontrar una escena inspiradora que sea el embrión de una historia es facilísimo. Lo malo es saber desarrollarla luego.
R: Ideas sobran, hay inspiración en casi cualquier parte. A partir de ahí es cuando empiezan los problemas, que van desde cómo convertir las ideas en buenas historias hasta cómo encontrar a un editor que quiera publicarlas.
En vuestras obras, ¿preferís que alguien os guionice o preferís tener el control total de la obra?
M: Trabajar con alguien tiene muchísimas ventajas, y más al principio, pero en general prefiero dibujar mis propias historias, porque los diálogos y las viñetas salen de forma natural.
R: En principio prefiero guionizar mis propias historias. Mi primer impulso nunca ha sido dibujar, sino contar historias a través de mis dibujos, y me cuesta separar ambos ámbitos, por eso prefiero ser un autor completo. Además, cuando tengo el control total me siento más relajado en el trabajo, porque sólo dependo de mí mismo y puedo marcarme el ritmo más cómodo, y eso redunda en beneficio de la obra. Ahora bien, trabajar con otra persona de ideas completamente diferentes a las mías, o similares pero tomadas desde otro ángulo, es también muy interesante y no tendría ningún problema con hacerlo si el proyecto me gusta.
Crear el dibujo final de un personaje que resulte atractivo es laborioso ¿os lleva mucho la fase inicial de diseño de personajes?
M: Yo tengo que hacer muchísimos bocetos antes de decidirme, pero es mi parte favorita y en realidad no me lleva demasiado tiempo.
R: Mi caso es raro, porque diseño personajes igual que escribo: paso mucho tiempo de preproducción recopilando documentación, después lo mezclo todo en la cabeza como en una coctelera, y lo primero o segundo que dibujo/escribo ya suele ser lo definitivo; suelo pasar más tiempo pensando y dándole vueltas a la cabeza que delante del tablero de dibujo o el ordenador.
Supongo que pasaréis muchas horas dibujando y frente al ordenador ¿os sobra tiempo para dedicarlo a otras aficiones?
M: Sí, nunca tienen un horario fijo, pero siempre hay tiempo para leer un rato o pasarse un videojuego. La hora de la comida y la cena son buenos momentos para ver series.
R: En este trabajo, algunos años son tranquilos, y otros caóticos y con poco tiempo libre, pero encontrar tiempo para divertirse es esencial. Sobre todo da para ver muchas buenas series de TV, algo de cine, desestresantes videojuegos… y leer cómics, claro. Aunque desearía tener más tiempo para poder leer libros, algo que no hago en condiciones desde hace años.
Son cosas totalmente distintas, pero, ¿qué os resulta más laborioso, dibujar a mano o el coloreado de ordenador?
M: El coloreado en todas sus múltiples formas.
R: Gracias al ordenador, colorear se ha vuelto una tarea tan agradable y “sencilla” como lo es dibujar a mano, pero en mi caso, el color que he hecho hasta ahora es un infierno bastante laborioso. Mi reto personal para el próximo año es intentar hacer un buen color pero más sencillo, para poder complicarme un poco más la vida con el dibujo.
¿Cómo es el mundo editorial franco-belga? ¿Cuáles son las dificultades que encontrasteis para entrar? ¿Y las que os plantea una vez dentro?
M: La mayor dificultad para entrar es conseguir presentar un proyecto que le interese a algún editor, cosa que no es fácil porque no conoces sus criterios de selección. Además, reciben tantos cada día que no tienen que pensárselo dos veces para rechazar los que no les gustan cien por cien. Y una vez que estás dentro de ese mercado las dificultades son en realidad las mismas: seguir presentando proyectos que le interesen a alguien. Mientras estás trabajando en un álbum tienes que estar pensando en cómo va a ser el siguiente y el siguiente. O buscarte un trabajo paralelo, supongo.
R: Es un mercado enorme y abarrotado con mucha oferta, y eso hace que los editores sean extremadamente selectivos con los proyectos que aceptan. Tienes que competir contra miles de otros proyectos o contra series ya publicadas y consolidadas. Es muy difícil encandilar al editor y entrar, y una vez dentro te sigues enfrentando al mismo problema: llegar al público y encandilarlo. Y a menos que seas famoso y tu nombre te abra las puertas, cada proyecto supondrá empezar el proceso de nuevo.
A raíz de la pregunta anterior, ¿cómo se trata con los editores francófonos? ¿Y qué diferencias encontráis al tratar con los españoles?
M: El idioma podría ser un gran problema, pero como toda la comunicación se desarrolla a través de email puedes arreglártelas con un francés macarrónico como el mío o en inglés. No he trabajado con ninguna editorial española, pero imagino que poder hablar en tu propio idioma debe ser fantástico.
R: Creo que en líneas generales son tan buenos o malos como cualquier otro editor, sólo que no los entiendes tan bien como a los españoles. No he publicado en España, así que no sé qué diferencias habrá. Yo sobre todo he tratado con la gente de la belga Le Lombard, que son muy majos.
¿Creéis que hay suficiente poso cultural tebeístico en nuestro país para formar las mimbres en nuestras generaciones para que en un futuro el cómic tenga el mismo tratamiento que en el país vecino?
M: Es posible que en estos momentos se esté reforzando ese poso, y creo que las editoriales españolas tienen mucho que decir y hacer en ese aspecto y que ellas podrían ser el motor del cambio.
R: Es un tema complicado. Creo que ha habido un espacio de tiempo muy grande en España entre los 80 y la época actual, en la que los cómics perdieron gran parte del terreno que habían ganado en aquella época, por lo que otro tipo de mercados llenaron el hueco, como los rampantes videojuegos o la omnipresente TV. El manga llegó para quedarse en los 90 y creo que junto al imperecedero cómic americano ayudan a que la sociedad española no se olvide de que los cómics existen, aunque creo que siguen siendo un pequeño gueto, una curiosidad, y que los jóvenes de hoy, en general, ven el cómic como algo extraño, si es que lo conocen. Creo que hay mucho trabajo que hacer para que la sociedad vuelva a leer cómics, y algo se está haciendo. Quizá con el tiempo la cultura en España tenga el peso que tiene en Francia, y este mercado salga del circuito especializado y se haga mayor, pero no creo que sea pronto. En mi opinión hacen falta generaciones de duro trabajo para cambiar la mentalidad anticultural actual, y es trabajo de todos.
¿Cómo entrasteis en el mundo de la animación? ¿En que proyectos trabajasteis?
M: Fue un golpe de suerte: mientras acababa la carrera de Historia y buscaba trabajo encontré un pequeño estudio de animación que buscaba ampliar su plantilla y formarla. Resultó que dos de sus jefes eran Juan Díaz-Canales y Teresa Valero, que hoy en día también trabajan haciendo BD, igual que algunos de mis compañeros de entonces, como Montse Martín, Gabor o el propio Raúl. Trabajé en el departamento de preproducción de varias series y películas: Papyrus, Cédric, Mona la vampira, Becassine, El Cid, Los Tres Reyes Magos, Gisaku, etc.
R: Fue fortuito. Un anuncio en el periódico decía que un pequeño estudio de animación madrileño de reciente creación buscaba “nuevos talentos”. Hice la prueba y por lo que fuera me contrataron. Más de una década allí me enseñó muchísimo sobre múltiples disciplinas que me valieron como fundamento para hacer cómic. El estudio ya no existe, pero muchos de los que lo formamos seguimos “trabajando juntos” en cierta forma: somos amigos, nos vemos a menudo, y trabajamos en BD. Maripaz y yo trabajamos prácticamente en los mismos proyectos, sobre todo series de TV y películas europeas.
¿Os habéis planteado volver al mundo de la animación?
M: No, aunque nunca se sabe.
R: En principio no. Quizá caiga algún story board de animación alguna vez, que es a lo que me dedicaba normalmente, pero personalmente prefiero dedicarme al cómic por completo.
¿Qué tebeo después de leerlo habéis pensado que os hubiera gustado haberlo creado vosotros?
M: Me gustaría haber hecho cualquiera de los de Kerascoët, me encanta su estilo.
R: La verdad es que no me viene ninguno a la cabeza. Hay un buen puñado de obras y autores claves para mí, pero creo que nunca he sentido el deseo de estar detrás de la creación de esas obras.
M: Algunas son poco interesantes, por supuesto, pero también hay cosas de altísima calidad. Todo depende de los géneros o autores que te gusten.
R: A mí me interesan algunas cosas y otras no, como a todo el mundo, y como creo que el interés es cuestión de gustos, no sé si sucede lo que dices.
¿Por qué creéis que los editores españoles no se interesan en publicar vuestros álbumes?
M: Creo que sobre todo se debe al hecho de que son tebeos para niños y adolescentes; es un mercado que está muy olvidado, aunque parece que las cosas están empezando a cambiar.
R: Es cómic infantil, un mercado poco rentable, y además son cómics que no han sido un bombazo allí, una razón que rompería esa barrera. Una editorial busca sacar buen material, pero es una empresa, y necesita ganar dinero para seguir existiendo. Es normal que se arriesguen poco con cómics así.
¿Qué proyectos tenéis para el futuro? Álbumes, festivales, etc.
M: Yo estoy trabajando en el primer tomo de “Princesa Capucine”, que saldrá en agosto de 2013 acompañado de una agenda escolar.
R: Yo estoy con las últimas pinceladas del tomo 5 de ParvaTerra, y aún no tengo muy claro qué sucederá después. Tengo varios proyectos en el aire, pero aún no hay nada concreto.
Para Raúl, ¿qué nos puedes contar sobre tus experiencias con el crowdfunding?
R: No mucho, la verdad. Otros han echado toda la carne en el asador en este tema, y les ha ido bien, pero yo me lo tomé sólo como un pequeño experimento, usando HOME, un cómic que hice en 2008 junto a mi amigo Óscar Herrero, para conocer de primera mano el funcionamiento de esta nueva herramienta. El crowdfunding tiene luces y sombras, pero he aprendido mucho con ello, y me gustaría intentarlo de nuevo en un futuro próximo con algo más ambicioso. Es muy difícil y requiere mucho esfuerzo, pero creo que el crowdfunding es una manera muy interesante de llevar a cabo tus proyectos si se termina de consolidar.
Esperamos que gracias a esta entrevista hayamos podido acercaros un poco más a las figuras y al talento de dos de nuestras promesas del noveno arte y a su brillante futuro, en que les deseamos consagren sus nombres junto a los de los grandes autores del tebeo. De nuevo, muchas gracias y toda la suerte del mundo.
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