Con el
auge del coleccionismo de los originales de tebeos, a las galerías que ya conocíamos
a través de sus páginas web, se les están uniendo algunas que inauguran sitio.
Una de éstas últimas y de las que tuve noticias no hace mucho es la GaleríaOblique. Está situada al lado del Sena dentro del barrio de Le Marais y a no
mucha distancia de la Plaza de la Bastilla, en lo que se conoce como Village de
Saint Paul.
Originalmente iniciado por la construcción de una basílica dedicada al santo del mismo nombre y que fue parroquia de los reyes de Francia, esta zona de casas antiguas rehabilitada en 1979 tiene unidos todos los patios interiores de una manzana pasando de unos a otros por pasajes que los comunican. De esa forma, podemos entrar por un lado y salir por otro mientras recorremos interiormente el bloque que forman. Desde su recuperación, en los diferentes patios podemos encontrar más de ochenta locales acondicionados para albergar al comercio local como una forma de potenciar el desarrollo del barrio basándose en ofrecer una propuesta lúdico-comercial para sus visitantes, ya sean locales o turistas.
Originalmente iniciado por la construcción de una basílica dedicada al santo del mismo nombre y que fue parroquia de los reyes de Francia, esta zona de casas antiguas rehabilitada en 1979 tiene unidos todos los patios interiores de una manzana pasando de unos a otros por pasajes que los comunican. De esa forma, podemos entrar por un lado y salir por otro mientras recorremos interiormente el bloque que forman. Desde su recuperación, en los diferentes patios podemos encontrar más de ochenta locales acondicionados para albergar al comercio local como una forma de potenciar el desarrollo del barrio basándose en ofrecer una propuesta lúdico-comercial para sus visitantes, ya sean locales o turistas.
Galería Oblique; en el Village de Saint
Paul
El
contenido de dicha oferta está formado principalmente por oficios artísticos,
como diseñadores de joyería, moda, interioristas, etc. Junto a ellos,
anticuarios que ofrecen todo tipo de antigüedades de diversas épocas y también
en gran número las galerías de arte, entre las que se encuentra la dedicada al
noveno arte. Para completar el conjunto, variedad en bares y restaurantes que
nos permitirán reponer fuerzas y disfrutar de sus propuestas gastronómicas en
este tranquilo entorno; es muy recomendable durante el buen tiempo sentarse en
sus terrazas ya que bajo la protección de sus muros podemos encontrar tranquilidad
resguardados del bullicio de la circulación parisina.
La
Galeria Oblique ocupa un local de planta baja que ha sido recientemente
rehabilitado para dejar paso a un espacio donde conviven elementos modernos con
algunas estructuras vistas de la construcción original, como lo es la
estructura de madera que soporta el techo de una de las salas de exposiciones.
Todo el espacio tiene vistas a la calle, para poder aprovechar la luz natural,
aunque siendo un bajo y estando en un patio, en determinadas épocas del año no
se va a poder disfrutar mucho de ella. Para suplir esta carencia, todas las
salas están bien iluminadas para que las páginas expuestas que cuelgan de sus
paredes se puedan apreciar en todo detalle. En el centro de una de ellas hay
además varias carpetas con más originales para poder echar un vistazo más en
detalle al material disponible.
Como en
todas las galerías visitadas, se realizan exposiciones temporales dedicadas
normalmente a una sola obra o a un solo autor, generalmente con motivo de la
publicación de un nuevo álbum, tal y como sucedía en esta ocasión en que la
visitaba. En general son espacios no muy grandes, pero acogedores como ya he
repetido al hablar de otras galerías, cuyo objetivo es el fomentar la
convivencia entre autores, coleccionistas y visitantes. El día que pasé por
allí tenían previsto celebrar un evento privado, así que tenían todo listo para
recibir a sus invitados, canapés incluidos.
Como
iba preguntando por obras en concreto, me atendieron de forma fugaz. En
concreto quería ver los originales de François Walthery, y en especial una
ilustración de su heroína más famosa, la azafata de vuelo Natacha. Este
personaje es uno de mis favoritos desde que lo conociese por primera vez en las
desaparecidas páginas del Spirou Ardilla, la versión española de la revista
Spirou que se publicaba en España en los años 80. La exposición que le
dedicaron a este autor belga se había terminado y estaban a punto de devolver
las planchas a su dueño. Afortunadamente, llegué a tiempo para verlas y la
chica que me atendió subió al piso de arriba donde guardan el material.
Mientras bajaba, me dio tiempo a tirar unas pocas fotos con las que ilustro
este artículo. Como hemos dicho, al ser una galería pequeña, no tarde mucho.
Con una carpeta en sus manos, me enseñaron rápidamente lo que había venido a ver y casi sin darme tiempo a pensarlo, acabé con la ilustración de Natacha que había visto en su página web bajo el brazo; no me pude resistir ante la tentación ya que hace años que llevo dándole vueltas a tener un dibujo de Walthery. Así que de esta forma tan fugaz, se acabo la visita de otra de las paradas previstas en este recorrido parisino.
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2 comentarios:
Magnífico original el de Natacha el que te agenciaste, ¡¡enhorabuena!!... no quiero ni imaginarme lo que te habrá costado :-S
No tanto como tte crees...no soy millonetis, aunque ya me gustaría...y cierto es que Natacha es uno de mis personajes favoritos desde hace mucho tiempo...¡Qué grande es Walthery!
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