Más que un deseo publicable, podríamos decir que se trata de una publicación inminente, sobre todo si tenemos en cuenta que Norma Editorial lo ha incluido en su plan de publicaciones como una de las próximas novedades, según informa la propia editorial en su blog dedicado al cómic europeo.
Les Aigles de Rome. Livre I, con guión y dibujo de Enrico Marini, apareció en Francia el 2 de noviembre del año pasado, publicado por la Editorial Dargaud. Este proyecto personal de Marini ha retrasado la aparición del octavo volumen de El Escorpión, serie abierta en la que trabaja junto con el guionista Desberg (con quien ya había colaborado en los dos volúmenes de La Estrella del Desierto, publicado en España por Planeta Agostini, dentro de la Colección BD) y de cuyas aventuras una es ferviente seguidora. Sin embargo, este tándem que tan buenos resultados estaba dando ha tenido que detenerse en el camino para que “la capa y la espada” dejaran paso a un cómic de temática histórica centrado en una época que da mucho juego, el Impero Romano, y que cuenta con un gran número de interesados en la materia, sobre todos para los que crecimos viendo Yo, Claudio y aprovechamos para aficionarnos a leer a Robert Graves y a ver todas las películas de romanos que ponían a nuestro alcance.
Independientemente de la temática (basta con sumar a lo anterior Gipsy o Rapaces, por ejemplo) Enrico Marini es capaz de sorprendernos siempre, creando personajes y ambientaciones tan prolijamente documentadas que resultan ser francamente creíbles.
Ambientada en el año 11 a.c., con Augusto a la cabeza del Imperio, la historia comienza con la derrota de los queruscos por el ejército romano dirigido por Nerón Claudio Druso (al que se le otorgó el sobrenombre de Germánico), los posteriores pactos para la conquista de la Germania y la entrega de hijos de príncipes germanos que, para asegurar estos pactos, son llevados a Roma como rehenes. Diez años más tarde, Augusto confía la educación de uno de aquellos niños, Ermanamer, el orgulloso hijo del príncipe germano Sigmar, a su fiel Titus Valerius Falco, con cuyo hijo, Marcus, cosas de la vida, va a recibir la misma formación, ésa que combina entrenamiento físico y disciplina férrea impartidos a partes iguales por un antiguo legionario. Ambos, de carácter fuerte, chocan irremediablemente, naciendo entre ellos un odio atroz que se convertirá, con el paso del tiempo, en una gran amistad, según dice la reseña en francés de la editorial: “Au fils de ces expériences éprouvantes, le jeune Romain insolent et le Germain au sang chaud transforment leur haine réciproque en profonde amitié. Surtout quand ils découvrent ensemble les charmes irrésistibles de le gent féminine...”. Ahí es nada.
A la vista de las 5 páginas que Dargaud deja a disposición de los lectores y las 13 del total de 56 que pueden verse aquí, leer Les Aigles de Rome se convierte casi en un revulsivo por diversas razones: para ver si logra la Roma Imperial de Ermanamer y Marcus superar a la Roma del XVIII de El Escorpión; si el propio Marini puede conseguir sobrepasar el listón que él mismo ha dejado tan alto con el que, a mi parecer, es su mejor trabajo hasta el momento, El Escorpión; hasta qué punto ha influido en el cómic la película Gladiator de Ridley Scott, habida cuenta que ambas historia comienzan con los intentos por parte del Imperio de conquistar Germania, con la salvedad de que en cada una lo intenta un emperador distinto; o si va a conseguir que “olvidemos” a Murena, con guión de Jean Dufaux y dibujo de Philippe Delaby, que publica la Editorial Planeta, aunque no necesariamente, ya que, de todas formas, cualquier momento es bueno para dejarnos engatusar por “una de romanos”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario