Así pues repasaremos de manera breve obras de Silvio Cadelo, Milo Manara, Robert Crumb, Boris Vallejo, Richard Corben... Del comic underground al manga (Hentai), pasando tanto por la BD como por los ilustradores más reputados... Todo un mundo al servicio del lector, donde aprender, confirmar y ponerse al día sobre el maravilloso mundo del sexo, un mundo que a veces aún es un total desconocido por todos. Personajes y autores míticos conocidos por todos, protagonistas y maestros del erotismo, de donde se podría destacar de todos ellos un nombre propio como símbolo de mito erótico por excelencia: Valentina de Guido Crepax.
"Valentina Roselli marcó a varias generaciones de lectores con su exhibicionista belleza y sus incontables juegos sexuales, que iban desde la masturbación hasta el lesbianismo, pasando por el sadomasoquismo y todo tipo de fetichismos. Así, este personaje se convirtió en un icono erótico que, siguiendo los pasos de Barbarella, llevó al cómic la revolución sexual de los 60 y la ebullición de un nuevo eros lleno de magia e imaginación.
Creada por el arquitecto, historietista y grafista Guido Crepax (Milán, 1933-2003), Valentina apareció por primera vez en el número 2 de la revista Linus (1965), y en principio tenía un papel secundario: era la novia del crítico de arte e investigador Neutrón. En cuanto se dio cuenta de las infinitas posibilidades del personaje, Crepax pasó a Valentina a un primer plano y desarrolló todo su potencial, creando historietas de alto voltaje erótico y deslumbrante riqueza estilística y narrativa, aderezando las perversiones de su personaje con múltiples sofisticaciones gráficas y exquisitas influencias que iban del pop art al Art Nouveau, pasando por Freud, Sade, Lovecraft o Resnais".
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También recordamos un artículo relacionado de hace ya unos meses, también de Luis Landeira, de un título que ahora está siendo recuperado por la Editorial Astiberri, Omaha, de Kate Worley y Reed Waller, una gata antropomórfica de lo más atractiva y sensual.
“Omaha es un culebrón dramático, que no melodramático; es un cómic con animales antropomórficos, pero éstos son gente real; y no es erótica ni pornográfica, simplemente una historia en la que las cámaras virtuales siguen rodando cuando la gente se quita la ropa y hace el amor (tal y como se hace en el mundo real). Omaha está esbozada con un encanto imperturbable que hace que uno se pregunte qué ha pasado con el sexo en otras ficciones que se pueden leer, ver o escuchar”.
No lo digo yo, lo dice Neil Gaiman, el afamado escritor de cómics como Sandman y novelas como American Gods. Y tiene más razón que un santo: pocas veces se ha tratado el sexo de una forma tan realista, libre y emocional como en la historieta Omaha, the cat dancer. Tal vez el secreto sea que el creador y dibujante de Omaha (Reed Waller) y su brillante guionista (Kate Worley) estaban felizmente casados, dando así una visión del sexo que trasciende las típicas fantasías masturbatorias que suelen poblar las viñetas de ayer y hoy”.
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“Omaha es un culebrón dramático, que no melodramático; es un cómic con animales antropomórficos, pero éstos son gente real; y no es erótica ni pornográfica, simplemente una historia en la que las cámaras virtuales siguen rodando cuando la gente se quita la ropa y hace el amor (tal y como se hace en el mundo real). Omaha está esbozada con un encanto imperturbable que hace que uno se pregunte qué ha pasado con el sexo en otras ficciones que se pueden leer, ver o escuchar”.
No lo digo yo, lo dice Neil Gaiman, el afamado escritor de cómics como Sandman y novelas como American Gods. Y tiene más razón que un santo: pocas veces se ha tratado el sexo de una forma tan realista, libre y emocional como en la historieta Omaha, the cat dancer. Tal vez el secreto sea que el creador y dibujante de Omaha (Reed Waller) y su brillante guionista (Kate Worley) estaban felizmente casados, dando así una visión del sexo que trasciende las típicas fantasías masturbatorias que suelen poblar las viñetas de ayer y hoy”.
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Un saludo cordial.
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