Mis poderes extrasensoriales me dijeron casi desde un principio que la del vengador dorado iba a ser una buena película. Bastaron apenas unos compases del Back in Black de AC/DC para que mis optimistas predicciones se vieran hechas realidad.
Vamos allá: un flashback de pocos minutos que deja perfectamente definido el personaje del Tony Stark peliculero deja paso al origen de su prodigiosa armadura en uno de los mejores ejercicios de fidelidad al cómic original que jamás se haya podido ver en la gran pantalla. La única salvedad sería que la acción se traslada de Vietnam a Afganistán por razones obvias.
De esta primera secuencia destacaría la super-molona armadura gris construida a base de restos de temporada, y el emotivo papel que juega el Doctor Yinsen en su creación y en la posterior huida del héroe de las manos de sus captores.
Uno de los aspectos más controvertidos del Tony de papel fueron sus orígenes como fabricante de armas (el otro sería el empeño de Stan Lee en convertirlo en el azote de la amenaza roja personificada en todo un elenco de villanos ciertamente ridículos, un mal del que tampoco consiguieron escapar otros personajes de la Casa de las Ideas). En el film esta circunstancia va a convertirse en catalizadora de la acción cuando el sacrificio de su colega y la terrible certidumbre de que sus creaciones se usan para matar inocentes llevan al excéntrico millonario a renunciar a la que es su mayor fuente de ingresos, algo que su malvado socio Obadiah Stane no va a aceptar de buen grado.
Pero como buena primera entrega de saga que es, el origen de Iron Man no se va a desarrollar por completo en los primeros minutos del film sino que va a extenderse prácticamente a lo largo de toda la cinta. Los amantes de la acción más desenfrenada pueden ver esto como un handicap, pero el hecho es que lejos de ser la clásica sucesión de efectos especiales Iron Man goza de un buen ritmo que unido al carisma que despliega su protagonista -genial Robert Downey Jr-, hace de esta película en un inmejorable ejemplo de equilibrio calidad/acción/diversión a raudales. Y es que si el personaje creado por Stan y cia. en los ’60 era ya de por si un playboy impenitente, mujeriego y bebedor, la necesaria actualización de conceptos y las exigencias propias del salto de un medio a otro lo convierten un crápula egocéntrico pasado de rosca que, sin traicionar la esencia del original, se las arregla para hacer de cada una de sus apariciones en un auténtico festival. Por cierto, buen tratamiento de la placa pectoral que mantiene con vida a Tony, aquí convertida en un más funcional a la vez que literario corazón de metal.
Poco cabe reprochar al resto del reparto. Gwyneth Paltrow jamás hubiera podido hacer una buena Bethany Cabe pero resulta una inmejorable Pepper Potts. Tal vez el personaje que menos me ha acabado es el de Rhodey, al que le falta la chispa del que en el cómic acabaría dentro de los calzoncillos de War Machine. Con todo no está mal.
Por lo que se refiere al malo, este Obadiah es también un ambicioso industrial que odia a Tony, con la diferencia de que en la versión de celuloide va a hacerle la puñeta desde dentro de la propia Stark Internacional. Buena interpretación por parte de Jeff Bridges.
Por lo que se refiere a los efectos especiales, o lo que es lo mismo, a Iron Man en sí, las tres armaduras que aparecen en pantalla –la ya dicha, la clásica roja y amarilla, y la de Obadiah- son una pasada. La banda sonora es apropiada destacando los guitarrazos de Tom Morello ¿qué menos para la ocasión que un poco de metal pesado?
Por lo demás los responsables de la peli han hecho sus deberes y la cinta esta salpicada de momentos frikis que harán las delicias de cualquier marvelómano de pro: los repulsores, la casa de Tony, el nombre de su mayordomo virtual, la cara de Happy cuando ve a Pepper bailando con su jefe, el instante en que Rhodey parece que va a calzarse la armadura, los agentes de S.H.I.E.L.D. (aquí llamada E.S.C.U.D.O., como en los tiempos de Vértice),… Por cierto, si alguien ha sido lo suficientemente irresponsable como para leerse esto antes de ver la película, que no haga como yo, que me levanté cuando finalizó el Iron Man de Black Sabbath, y que se espere hasta que terminen los créditos para ver la sorpresa final.
Tras el inevitable pero no por ello menos emocionante combate definitivo con el malo se cierra el telón con la promesa de nuevas entregas. En la red ya se habla de posibles crisis alcohólicas y de cierto portador de diez anillos venido del lejano oriente. Habrá que estar al tanto…
Por lo pronto está peli va a ocupar un lugar privilegiado en mi corazón/estantería junto con X-Men 2 y Spider-man 2. Más aun si consideramos que esta vez lo han logrado a la primera.
Vamos allá: un flashback de pocos minutos que deja perfectamente definido el personaje del Tony Stark peliculero deja paso al origen de su prodigiosa armadura en uno de los mejores ejercicios de fidelidad al cómic original que jamás se haya podido ver en la gran pantalla. La única salvedad sería que la acción se traslada de Vietnam a Afganistán por razones obvias.
De esta primera secuencia destacaría la super-molona armadura gris construida a base de restos de temporada, y el emotivo papel que juega el Doctor Yinsen en su creación y en la posterior huida del héroe de las manos de sus captores.
Uno de los aspectos más controvertidos del Tony de papel fueron sus orígenes como fabricante de armas (el otro sería el empeño de Stan Lee en convertirlo en el azote de la amenaza roja personificada en todo un elenco de villanos ciertamente ridículos, un mal del que tampoco consiguieron escapar otros personajes de la Casa de las Ideas). En el film esta circunstancia va a convertirse en catalizadora de la acción cuando el sacrificio de su colega y la terrible certidumbre de que sus creaciones se usan para matar inocentes llevan al excéntrico millonario a renunciar a la que es su mayor fuente de ingresos, algo que su malvado socio Obadiah Stane no va a aceptar de buen grado.
Pero como buena primera entrega de saga que es, el origen de Iron Man no se va a desarrollar por completo en los primeros minutos del film sino que va a extenderse prácticamente a lo largo de toda la cinta. Los amantes de la acción más desenfrenada pueden ver esto como un handicap, pero el hecho es que lejos de ser la clásica sucesión de efectos especiales Iron Man goza de un buen ritmo que unido al carisma que despliega su protagonista -genial Robert Downey Jr-, hace de esta película en un inmejorable ejemplo de equilibrio calidad/acción/diversión a raudales. Y es que si el personaje creado por Stan y cia. en los ’60 era ya de por si un playboy impenitente, mujeriego y bebedor, la necesaria actualización de conceptos y las exigencias propias del salto de un medio a otro lo convierten un crápula egocéntrico pasado de rosca que, sin traicionar la esencia del original, se las arregla para hacer de cada una de sus apariciones en un auténtico festival. Por cierto, buen tratamiento de la placa pectoral que mantiene con vida a Tony, aquí convertida en un más funcional a la vez que literario corazón de metal.
Poco cabe reprochar al resto del reparto. Gwyneth Paltrow jamás hubiera podido hacer una buena Bethany Cabe pero resulta una inmejorable Pepper Potts. Tal vez el personaje que menos me ha acabado es el de Rhodey, al que le falta la chispa del que en el cómic acabaría dentro de los calzoncillos de War Machine. Con todo no está mal.
Por lo que se refiere al malo, este Obadiah es también un ambicioso industrial que odia a Tony, con la diferencia de que en la versión de celuloide va a hacerle la puñeta desde dentro de la propia Stark Internacional. Buena interpretación por parte de Jeff Bridges.
Por lo que se refiere a los efectos especiales, o lo que es lo mismo, a Iron Man en sí, las tres armaduras que aparecen en pantalla –la ya dicha, la clásica roja y amarilla, y la de Obadiah- son una pasada. La banda sonora es apropiada destacando los guitarrazos de Tom Morello ¿qué menos para la ocasión que un poco de metal pesado?
Por lo demás los responsables de la peli han hecho sus deberes y la cinta esta salpicada de momentos frikis que harán las delicias de cualquier marvelómano de pro: los repulsores, la casa de Tony, el nombre de su mayordomo virtual, la cara de Happy cuando ve a Pepper bailando con su jefe, el instante en que Rhodey parece que va a calzarse la armadura, los agentes de S.H.I.E.L.D. (aquí llamada E.S.C.U.D.O., como en los tiempos de Vértice),… Por cierto, si alguien ha sido lo suficientemente irresponsable como para leerse esto antes de ver la película, que no haga como yo, que me levanté cuando finalizó el Iron Man de Black Sabbath, y que se espere hasta que terminen los créditos para ver la sorpresa final.
Tras el inevitable pero no por ello menos emocionante combate definitivo con el malo se cierra el telón con la promesa de nuevas entregas. En la red ya se habla de posibles crisis alcohólicas y de cierto portador de diez anillos venido del lejano oriente. Habrá que estar al tanto…
Por lo pronto está peli va a ocupar un lugar privilegiado en mi corazón/estantería junto con X-Men 2 y Spider-man 2. Más aun si consideramos que esta vez lo han logrado a la primera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario