viernes, diciembre 19, 2008

LA EDUCACIÓN DE HOPEY GLASS de Jaime Hernandez

Tomo publicado por la Editorial La Cúpula.

Siempre se ha dicho que el tiempo pone a cada cosa en su sitio, y el universo presentado en Love & Rockets -la serie creada por los Hernandez- es el perfecto ejemplo de todo esto, aunque de una forma un tanto especial en este caso. Fue en 1981 cuando esta mítica revista empezó a tomar una prematura forma en la mente de estos tres hermanos de origen hispano, Mario, Gilberto y Jaime. Desde entonces, no han parado de acompañarnos a todos en nuestras vidas como lectores, desde el momento en que los descubrimos de la mano de la Editorial La Cúpula, hace ya dos décadas.

Lo más curioso de todo esto es que, si ciertamente el tiempo acaba por poner muchas cosas en su sitio –recordemos los actores y directores de cine que no han sido nunca demasiado valorados durante sus carreras, pero que, con el paso del tiempo, estos han acabado en ese merecido lugar que les correspondía por derecho-, el caso de los hermanos Hernandez -por supuesto, me refiero únicamente a Beto y a Jaime, pues Mario sólo tuvo una pequeña aportación en los principios- es uno de esos casos un tanto únicos y, por eso, comentábamos un poco más arriba sobre lo especial de este caso. Desde hace ya bastante tiempo, podemos comprobar lo reconocidos, admirados y refenciados que ya son estos dos hermanos. Autores que son verdaderos estandartes del cómic independiente americano, imprescindibles para entender este tipo de cómic, con sus mundos y estilos propios, que, además, no son sólo de lectura obligada, sino que incluso, diría yo, también merecedores de una modélica edición y compra obligatoria por parte de todos. Sus cómics no sólo se leen y se disfrutan, también sirven para aprender sobre el lenguaje del cómic.

Centrándonos en Jaime y su particular universo de Locas, éste, pese a contener historias que nunca ha conseguido esa marca de intensidad dramática que sí es característica en la obra de Beto y su Palomar -perfecto ejemplo sobre realismo mágico, un estilo cuyo máximo referente es Gabriel García Márquez, quien es por cierto mi escritor favorito-, sí que consigue, en cierta medida, una intensidad un tanto particular, trasmitida desde la vitalidad que desprenden sus personajes. Si bien, en un principio, su obra estaba tildada con ese toque un tanto bizarro y fantástico, poco a poco, esto pasa a un segundo plano anecdótico, dejando paso a historias más urbanitas, más de barrio, donde principalmente sus mujeres –las made in Jaime- cobran cada vez más peso en unas historias que, no olvidemos, también tienen una cierta complejidad, pese a lo distendido de muchas de ellas. Historias humanas, divertidas y enérgicas, algunas, la mayoría, intrascendentes, y otras, las que menos, demasiado transcendentes. Vamos, como la vida misma.

La Cúpula acaba de editar el penúltimo recopilatorio de Jaime publicado en las Américas. Dividido principalmente en dos partes: una centrada en una especie de triángulo protagonizado por Maggie, Ray y Viviana –un personaje con gran fuerza que atrapa rápidamente al lector-, apoyándose sobretodo en esos ambientes nocturnos, con tinte a género negro y, por supuesto, con asesinato incluido. Aquí, el autor utiliza en un principio seis viñetas por página, dejando sobretodo el peso más literario en los textos de apoyo. Cimentando un estilo sobretodo reflexivo hacia un personaje como es Ray, pero, no por ello, entorpeciendo ese lado más dinámico de la historia que en su parte final, romperá con esa supuesta rigidez narrativa -y digo supuesta, porque en manos de Jaime, ésta para nada es simple, ni en su contenido, ni en su forma-, apareciendo esos maravillosos diálogos marca de la casa; en cambio, si nos ceñimos a la otra parte, la primera de este tomo y que da título a este recopilatorio, utiliza casi siempre una distribución de ocho viñetas iguales por página, con una total ausencia de textos de apoyo que demuestra la sobresaliente maestría y buen hacer de este autor. Utilizando para ello un distanciamiento hacia lo recargado y manejando perfectamente una narrativa elegante, donde no sobra un solo trazo, un solo gesto o una mirada. En cuanto a la trama, ésta trata principalmente del día a día de la pequeña Hopey Glass –dejando en un segundo plano, aunque siempre presente, a la rellenita Maggie Chascarrillo- un personaje que ha acompañado a esta serie desde el principio y que, como todos los del universo de Locas -como son Izzy, Maggie, Penny, Vicky o Ray-, consiguen poseer esa tridimensionalidad que muchos autores ya quisieran para sus personajes. Y es que Jaime siempre consigue definir de tal forma a sus personajes -tanto por dentro como por fuera-, que hace que estos vayan creciendo y madurando de forma natural con el paso del tiempo, cambiando físicamente, haciendo que parezca que sientan la vida, tal y como la sentimos nosotros, los de carne y hueso.

Hopey es esa chica que a todo el mundo le gustaría conocer. Una chica alegre e inquieta, enérgica y atrevida, traviesa y divertida, llevando esa vida sin rumbo que mucha gente sería incapaz de llevar, pero que a todo el mundo le gustaría vivir en algún momento de su vida. Pero tampoco tenemos que olvidarnos de cierto contrapunto a todo lo dicho anteriormente. Y es que uno de los grandes aciertos de este universo tan particular de Jaime es, sin duda, los momentos de cotidianidad que salpican toda la obra y que la enriquecen más si cabe. No sólo la dureza de la vida influye en la vida diaria de cada uno de ellos, con sus dudas y debates presentes en todo momento, con sus triángulos amorosos que cambian de vértice y de ángulo con suma facilidad. No sólo eso. También la presencia de cualquier detalle, por poco importante y trascendental que sea, sirve para definir el ir y venir de cualquier personaje presente en todas estas historias. Los relojes, las hormigas, colarse en un concierto, los recuerdos de la infancia o intentar ligarse a una dependienta de una óptica, aunque para ello tengas que provarte media tienda. Todo tiene su importancia.

Jaime, como veníamos diciendo, es capaz de plasmar cualquier situación con una naturaleza que muy pocos autores son capaces de conseguir. Desde un entrenamiento de softball hasta una convención de cómics. La naturalidad que desprenden sus personajes -coincidiendo al igual que con su hermano Beto, principalmente los femeninos, aunque estén envueltos en situaciones un tanto peculiares- es realmente pasmosa. Siempre con esa espontaneidad y esa naturalidad presente. Personajes que empiezan a sentirse demasiado viejos para seguir haciendo el mismo tipo de vida de siempre, pero que también sienten la necesidad de aprovechar el tiempo al máximo, aunque sea gastarlo en esas cosas, con las que sienten que, quizás, ya son demasiado viejos para afrontarlas. Personajes reales que incluso son incapaces de recordar lo que han hecho la noche anterior, sin ser capaces de discernir si realmente pasó algo que había que recordar. Personajes que son capaces de alimentar y llenar no sólo su propia vida, sino, también, la de todos los demás.

Un cómic altamente recomendable de un autor que, como el buen vino, no tiene cosecha mala, e incluso gustará a los que nunca se han acercado a este universo con vida propia, pues es también ideal para empezar a descubrir este indispensable autor independiente. Ahora bien, sólo avisaros por adelantado, tened por seguro que si leéis este tomo, seguro que os será realmente difícil no haceros con todos los anteriores. Avisados estáis.

2 comentarios:

The Korinthian dijo...

Me encanta jaime, siempre es un placer leerle.

Luis dijo...

Buen post, Ximo.
Otro más que he apuntado a mi lista de compras obligatorias