BATMAN, EL CABALLERO OSCURO -TOMO 1- (VV. AA.)

Comento esta edición especial para suscriptores del coleccionable Batman, el Caballero Oscuro (Planeta de Agostini) cuya principal peculiaridad radica en que, como sucediera con los anteriores Batman y Superman de John Byrne, por el mismo precio ofrece recopilados de dos en dos y encuadernados en cartoné los mismos tebeos que se pueden encontrar en rústica en los quioscos y librerías, lo que no es poco. Así, pasamos a hablar del tomo 1, o lo que es lo mismo, de los números 1 y 2 de la serie en rústica.

El primer coleccionable de Batman que lanzó Planeta en 2005 pecó de cierta irregularidad en cuanto a sus contenidos. Un buen comienzo con los primeros pasos del Batman post-Crisis y un trepidante final con Cataclismo, pero lo cierto es que decayó bastante en su punto medio con el Hombre Murciélago sumido en ese experimento de desiguales resultados que fue La Caída del Murciélago, su particular Saga del clon. Esta nueva serie que recoge el material USA editado a posteriori, ya publicado en su día por Norma, comienza con muy buen pie trayéndonos los Bat-cómics más aclamado en años por crítica y público: Bienvenidos a Tierra de Nadie.
Un terremoto deja Gotham City asolada. La ciudad es declarada zona catastrófica y queda aislada del resto del país. Solo los locos, los delincuentes, los que no tienen nada que perder y algún que otro valiente idealista se han quedado en una isla donde el crimen campa a sus anchas y una simple manzana se ha convertido en la más valiosa de las posesiones. En tan árido escenario nuestro personaje va a intentar buscar su lugar, si es que hay lugar para él en esta tierra de nadie. ¿Ante una situación límite sigue siendo un delito el hacer todo lo que está en la mano de uno para asegurarse su supervivencia y la de los suyos? ¿vale la pena acabar con un mal cuando ello puede traer un mal mayor? Las reglas han cambiado y a menos que el Hombre Murciélago sea capaz de dejar a un lado su habitual perspectiva en blanco y negro de las cosas poco va a poder hacer para continuar ayudando a los Gothamitas.
Frente a Batman se abre un oscuro horizonte de saqueo, pillaje y disputas territoriales entre tribus, encabezadas en muchos casos por algunos de sus peores enemigos, que han abandonado Arkham para exprimir al máximo lo que esta inédita situación pueda ofrecer.
A su lado, la ausencia de Robin y Nightwing se ve paliada por otros héroes y antihéroes que como el propio Batman optaron quedarse: Oráculo, la Cazadora, una nueva Batgirl de misteriosa identidad y por supuesto el fiel Alfred. Además, los restos del Departamento de Policía de Gotham representado por James Gordon (con el que Batman mantiene una relación bastante tensa por motivo de desencuentros pasados) y sus incondicionales Sarah, Bullock y Montoya.
Cabría preguntarse si esta premisa es coherente con la trayectoria de un personaje que durante décadas ha estado íntimamente ligado a un entorno muy particular conformado por la ciudad que juró proteger, pero realmente poco importa si ello sirve de base sobre la que edificar buenas historias, máxime cuando todos sabemos que las cosas acabarán volviendo a su lugar tarde o temprano.
Además, y a juzgar por lo visto hasta ahora, el experimento se ha llevado a cabo con un cuidado y una dedicación no siempre presentes en esta clase de eventos, que como sabemos los carga el diablo. De esta manera y al margen de la óptima calidad de los autores implicados, la saga se ha articulado a través de pequeñas historias que se desarrollan mediante saltos a través de los distintos títulos americanos de Batman, pero siempre bajo la responsabilidad de un mismo equipo creativo cada una, lo que garantiza una saludable variedad de perspectivas sin que el conjunto pierda coherencia.

Sin ley y un nuevo orden (cuatro partes), escrita por Bob Gale y dibujado por Alex Maleev y Wayne Faucher, hace las veces de presentación y fija los parámetros en que se va a desarrollar la saga. El buen hacer de Gale y los estupendos dibujos de un artista que terminaría siendo más conocido por Daredevil que por Batman constituyen uno de los mejores momentos de este primer tomo en el que seremos testigos de la reaparición del Hombre Murciélago tras algunos meses fuera de la circulación. La -a pesar de todo- omnisciente Oráculo hace las veces de narradora, mientras que nuestro adicto favorito a los refrescos de cola, el grotesco Scarface, es el villano estrella.

Sigue La fe del miedo (cuatro partes), escrita por Devin K. Grayson y dibujada correctamente por Dale Eaglesham. La fe del miedo cuenta con la presencia del Espantapájaros, quien se sirve de un proyecto caritativo de la iglesia a modo de laboratorio para dar rienda a sus enfermizos experimentos con el miedo, una buena idea que a mi juicio no se acaba de aprovechar bien convirtiendo cada aparición del a priori interesante villano en algo tedioso. Se agradece la presencia de la Cazadora, justiciera cuyos métodos siempre desaprobó un Batman que en la presente situación no va a tener más remedio que rendirse ante ciertas evidencias.

A continuación Pan y Circo (dos partes). Batman necesita lanzar un mensaje al crimen organizado y desorganizado: Ha vuelto y Gotham sigue siendo su ciudad. Además de demostrar ser uno de esos sujetos que sabe arreglárselas para medrar ante la adversidad ajena, Oswald Copplebott, el Pingüino, le va a procurar de manera involuntaria el escenario adecuado para hacerlo. Una amena historia escrita por Ian Edington, con dibujos de D’Israeli. El peculiar estilo de este artista, con líneas muy gruesas y una cierta inclinación hacia el cartoonish puede resultar algo chocante, pero la verdad es que hace un buen trabajo y además resulta sumamente apropiado para dar vida al caricaturesco villano.

Greg Rucka entra en acción con Mosaico (dos partes). En esta ocasión Batman delega parte del protagonismo en Batgirl, Oráculo, el GCPD y el villano, un Máscara Negra totalmente fuera de sí. En estas páginas vamos a ir averiguando algunas cosas sobre el mundo de Tierra de Nadie, como por ejemplo qué hace Batman con los delincuentes que apresa. Además, veremos la reacción de Barbara Gordon cuando conoce de la existencia de una nueva Batgirl, rol que ella ostentaba antes de quedar confinada a una silla de ruedas. Interesante resultado que termina perdiendo varios enteros a causa del feista y algo confuso trabajo de Frank Teran.

Lisa Klink escribe Hogar Dulce Hogar, la visión de la tragedia que invade Gotham a través de los ojos de Sarge, un ciudadano de a pie que se niega a dejar el que siempre ha sido su hogar, y que terminará viéndoselas con las distintas bandas que de manera sucesiva intentan hacerse con el control de su zona, incluida la del mismísimo Príncipe Payaso del crimen. Los dibujos de Guy Davis son de lo mejor de este primer tomo.

Y para acabar varias historias cortas pertenecientes al Batman Chronicles nº 16 USA: El eficaz equipo que siempre han demostrado ser Bob Gale y Phil Winslade nos relata por boca de Alfred un episodio desconocido de la vida de Thomas Wayne. Harvey Dent/Dos Caras irrumpe de manera sorprendente en Tierra de Nadie de la mano de Greg Rucka, Jason Pearson y Cam Smith. Por último, sabremos del destino de ese secundario de lujo que es Harold en una muy breve historia escrita por el mismísimo Dennis O’Neil con dibujos de Chris Renaud.

¿Qué puedo añadir a lo ya dicho? Pues que he disfrutado como un enano leyendo estos tebeos, que estoy ansioso por que me llegue el siguiente tomo, y que aunque está bien ampliar horizontes y no cerrarse a nada, es precisamente por eso que darle la espalda al mainstream superheróico por sistema puede significar dejar de lado obras que, como esta, conjugan con éxito calidad y diversión a raudales.