viernes, febrero 06, 2009

SOPA FRÍA de Charles Masson

Tomo publicado por la Diábolo Ediciones.

¿Qué puede arrastrar a alguien a tener que contar una historia? ¿Cuánto puede afectarle a alguien vivir ciertas experiencias, cuya dureza golpea tan dentro de uno que tenga la necesidad de sacarlas desde muy adentro y darlas a conocer? ¿Y que todo esto sea capaz de arrastrar a uno, hacia el reto de tener que volcarlo de alguna forma –en este caso sobre el papel y en forma de cómic-, para que a nadie se le escape esa densidad humana que está ahí siempre presente en todo ser humano, sea de la condición que sea, y que en algunos casos pasa completamente desapercibida para la mayoría de nosotros?

Charles Masson -cuya profesión es la de médico otorrino especializado en el cáncer de garganta- se siente en la obligación de contar una historia que siente desde muy adentro. La de un vagabundo que se escapa de un centro de acogida llevando únicamente un pijama, debido a que le han servido una sopa fría. Éste, prefiere arriesgar su vida a tener que volver a ese centro donde le han despreciado. Fuera le espera un duro, frío y nevado invierno. Con todo, y sintiendo que ya no le queda nada en la vida, no consiente que no le traten como al ser humano que es, con una historia propia que, aunque sea la de un despojo humano –como a él muy bien le gusta definirse-, es su historia, la de alguien que merece sin duda tener una voz propia como la de cualquier otra persona.

Una historia dura es la que nos presenta este autor francés. Inspirada en distintos hechos reales que le han tocado de muy cerca y le han servido para construir una vida, la de nuestro protagonista, que sin bien no tiene nombre y apellidos en la vida real, sí que representa una realidad completamente palpable y sin concesiones hacia el lector, al igual que tampoco las tiene hacia su mismo protagonista. La verdad es que poco conocemos sobre estos vagabundos –los sin nombre-, y, lo que nos llega por las noticias, suele estar acompañado de muertes y desgracias. Nos indignamos ante ello, pero lo cierto es que todo esto, para la mayoría, lo único que es capaz de crear son esos remordimientos por no ser capaces de hacer algo más, por no ser capaces de tratarlos como iguales. Con todo esto, es meritorio la capacidad del autor de acercarnos, de una manera certera, hacia unos sentimientos un tanto enfrentados, pues, por una parte se nos cuenta la historia de este vagabundo, cuyas reflexiones nos golpean directamente en las tripas y se nos agarran con fuerza para no soltarnos -al igual que se agarra férreamente nuestro protagonista a su propia vida-, y, por otra parte, en paralelo y como contrapunto, la de toda esa gente a la que le envuelve una vida confortable, donde la felicidad y el cariño suele estar presente, y el que te sirvan un plato de sopa fría, significa únicamente eso, un plato de sopa fría.

Una obra ciertamente interesante, creada por un autor novel que fue premiado en el año 2004 con el France Info del cómic de actualidad y reportaje, y, cuya inexperiencia en este medio, en ningún momento hace que sea un lastre para la historia. Cierto es que el dibujo es aparentemente sencillo –curiosamente utilizando únicamente grises y negros, sin ningún tipo de degradado, aunque consiguiendo dar una cierta fuerza lumínica a los blancos-, pero no por ello falto de valor narrativo, pues en ningún momento entorpecerá su lectura. Quizás de la sensación de ser un dibujo sucio y de trazo rápido, pero lo cierto es que tras esa aparente sencillez, y si nos paramos detenidamente en sus páginas, descubriremos todo lo necesario para captar lo esencial de la historia, para captar lo que siente cada personaje o para situarnos en su propio entorno.

En resumen, un cómic magníficamente editado, capaz de sumergirnos en un tema bastante desconocido para la mayoría de lectores –algo que es siempre de agradecer-, y cuyo afilado contenido y ágil lectura no hace más que reforzar la sensación que estamos ante un grato descubrimiento.

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