Este simpático, reflexivo, inteligente y pequeño galo nació concretamente un 29 de octubre de 1959 en el primer número de la revista francesa Pilote de la mano del gran guionista René Goscinny (creador de otras cabeceras como El pequeño Nicolás e Iznogud, y guionista de multitud de títulos como pueden ser la mayoría de Lucky Luke) que, lamentablemente, no puede estar presente para celebrar esta importante efemérides por habernos dejado ya hace más de tres décadas, y del gran dibujante Albert Uderzo (de su lápiz han sido creados personajes como Oumpah-pah (también con guiones de Goscinny y junto al que crearía otros personajes más), así como autor completo de esta misma colección a partir del nº 25, La gran zanja).
En un principio la aparición y nacimiento de este pequeño galo junto, naturalmente, a toda una serie de personajes creados para acompañarle en sus (des)aventuras en la Galia dominada por la Roma de Julio César y, como no, formando una de las parejas más conocidas y míticas del mundo del cómic junto a su inseparable y bonachón amigo Obélix (sin olvidarnos del fiel perro de este último, Idéfix, de raza indefinida pero que en las adaptaciones a la gran pantalla ha sido protagonizado por un West Highland White Terrier), fue en una historia que se titulaba precisamente Astérix el Galo, en un principio serializada, como ya hemos dicho, desde el primer número de la mítica revista Pilote, cofundada por Goscinny y Uderzo entre otros, finalizando la historia en el nº 38 de julio de 1960, para posteriormente ser recopilada en un único volumen de unas clásicas 48 páginas en 1961 de la mano de Editions Dargaud.
No os voy a descubrir nada nuevo a estas alturas acerca de qué va esta historia de galos y romanos y, a buen seguro, habrá mucha gente mucho más docta que os podría explicaros mejor de lo que yo voy a hacerlo esta colección de álbumes que marcaron un antes y un después de la historia del cómic. Mi intención aquí es hacer meramente un artículo conmemorativo del aniversario de este feliz nacimiento, la mayoría de las veces con un tono netamente nostálgico, pero a pesar de no descubrir nada nuevo a nadie a estas alturas, haré una pequeña reseña hablando, por lo menos, un poco del que fue el primero de estos álbumes, Astérix el Galo, el cual fue una de mis primeras y mejores lecturas de pequeño.
La historia de este primer número que ya ha hecho historia, como todo el mundo muy bien sabe, comienza con una introducción rápida y breve para ponernos en situación y contexto: nos situamos en el año 50 a. C. donde toda la Galia está ocupada y bajo el dominio de las tropas romanas de Julio César… ¿toda? ¡No!... un pequeño número de irreductibles y valientes galos se resisten a la dominación romana en la costa de la actual Bretaña francesa. ¿Su secreto?: ser poseedores de una milagrosa poción mágica que les hace invencibles. Y con esta pequeña introducción ya es suficiente para que el lector intuya a qué se va a enfrentar en las siguientes páginas. Poco a poco el guión de Goscinny nos irá desmenuzando todas las particularidades de esta aldea gala y sus habitantes en las sucesivas páginas, que nos harán falta para introducirnos ya plenamente en esta historia de romanos que nos quieren contar.
La historia propiamente dicha de este primer álbum comienza cuando, como es ya habitual en muchos de los siguientes números, los campamentos romanos que rodean la aldea gala, concretamente en esta ocasión el Campamento de Petibonum, son derrotados algunos de sus legionarios al intentar secuestrar a uno de estos galos irreductibles… en vista de los continuos fracasos, el centurión Caius Bonus decide averiguar cual es el secreto de la prodigiosa fuerza de estos galos infiltrando disfrazado a uno de sus soldados en la aldea. Averiguando que el secreto reside en la poción mágica que elabora el druida Panorámix, deciden secuestrarlo para que elabore dicha pócima para los romanos… por lo que Astérix (en esta ocasión aún no acompañado en esta primera aventura de su luego insepareble amigo Obélix) decide ir al campamento romano para liberar a su amigo Panorámix… después de diversas vicisitudes que ocurren en dicho campamento, nuestros dos amigos consiguen regresar sanos y salvos a la aldea para, a continuación, celebrar tan feliz reencuentro con sus amigos con el consabido y tradicional banquete a la luz de la luna (como anécdota, aquí comenzaremos a ver, desde un primer momento, el odio que los galos profesan al chirriante e insoportable canto del bardo Asuranceturix)… y el resto es ya historia… Historia del 9º Arte.
Conoceremos a Astérix, pequeño y valeroso guerrero galo alma mater de la aldea que, gracias a su astucia e ingenio, se erige como el principal baluarte y protagonista de la serie a la que da nombre. También conoceremos en esta primera historia a Obélix, el inseparable amigo de Astérix, que trabaja como repartidor de menhires gracias a su prodigiosa fuerza, la cual es permanente por haberse caído de pequeño en una marmita de poción mágica. Brebaje elaborado gracias a las artes del druida de la aldea, el gran Panorámix, que gracias a ella consigue que la pequeña e insignificante aldea sea inexpugnable al férreo yugo ejercido por la gran República Romana. También parece que nos quieren presentar a la que será una de las mascotas más conocidas del noveno arte, Idéfix, que parece tener atisbo de ya aparecer en una primera y única viñeta en este primer volumen, un perro muy parecido que aparece en el campamento romano de Petibonum (uno de los cuatro campamentos que rodean la aldea) donde transcurre parte de la trama, por no decir de otro can similar que aparece en la segunda historia, La hoz de oro, mientras caminan por Lutecia (el actual París), aunque realmente no lo empezaremos a ver más adelante como uno de los principales “personajes” secundarios de la serie a partir del volumen quinto, La vuelta a la Galia, donde un Idéfix (mucho más peludo del que luego nos familiarizaremos) decide seguir por su cuenta a nuestros Astérix y Obélix en su aventura por toda la Galia a partir de su escala, precisamente, en Lutecia, y hasta que no acaba esta aventura Obélix no se percata de él y lo hace definitivamente su mascota (no será hasta el siguiente volumen, Astérix y Cleopatra, en el que recibirá el nombre de Idéfix por parte de Obélix) y uno de los principales secundarios de la serie a partir de ahora.
Otros personajes que aparecen ya en este primer volumen y que luego tendrán un peso específico como secundarios importantes en toda la serie son el jefe de la aldea Abraracurcix, el bardo Asuranceturix, el herrero Esautomatix e, incluso, el mismísimo Julio César ya hace acto de presencia y aparición estelar en este primer número.
La historia que nos ofrecerá y nos presentará Goscinny a partir de ahora tratará sobre la amistad, la solidaridad, la convivencia entre iguales en un pequeña aldea recóndita pero que perfectamente podría extrapolarse en cualquier tipo de comunidad. Una aldea que es totalmente autosuficiente, capaz de autoabastecerse y conseguir vivir de todos los productos que generosamente les ofrece la tierra y el mar. Enclave privilegiado, también nos enseña el instinto de supervivencia hacia la tirania, el despotismo y la maldad que viene del exterior y que pone en peligro su paz y su tranquila existencia. Una idea primera que puede que ser sencilla y utópica pero real y buscada por muchos, el aprender y saber ser un ser social en perfecta armonía con la naturaleza, respetándola y nutriéndose de ella y recibiendo la solidaridad y amistad de los congéneres para obtener el éxito en las metas buscadas y, finalmente, conseguidas. Sin dejar de lado ese afán aventurero que caracteriza a Astérix y que le lleva a recorrer multitud de paises y regiones, y que la convierten en una obra tremendamente universal. Una BD, no nos equivoquemos, de puro entretenimiento al fin y al cabo, apta para todo tipo de público, de las edades más diversas, que logra con creces que pases un buen rato de lectura, divertida y amena, aparte de conseguir darte lecciones de la vida de manera subliminal pero que son perfectamente actuales y válidas en los tiempos que corren.
El grafismo de Uderzo en este primer tomo, junto a los dos siguientes de La hoz de oro y Astérix y los godos, ira evolucionando poco a poco consiguiendo un mayor volumen (más redondeadas las anatomías) en las figuras de cada uno de los personajes, produciéndose ya el cambio, aunque podríamos decir aún no definitivo de los personajes que tenemos en la mente de cada uno de nosotros como grandes iconos de la BD hoy en día, a partir del cuarto álbum Astérix Gladiador, más evidente en el siguiente de La vuelta a la Galia y ya bastante definitivo en Astérix y Cleopatra. Aunque si es lógico que a medida que pasan los años, y en una serie tan longeva como es ésta, se vayan produciendo cambios constantes, puliendo las formas y redefiniendo constantemente a los personajes protagonistas álbum tras álbum, puede que nos resulte curioso que los cambios ya se produzcan a media que avanza la lectura del primer álbum en sus propias páginas. Si bien hay que reconocer que en un principio fue una historia serializada en la revista Pilote y, por tanto, puede que el autor haya evolucionando a medida que realizaba las entregas y se van sucesivamente publicando, resulta curioso ver la diferencia abismal que hay entre los personajes de las primeras 10 planchas respecto a las siguientes y las del final, y más que notable diferencia de la primera plancha con el resto con unos personajes como Astérix, Obélix (por no decir el claramente de Panorámix o Abraracurcix en las siguientes) y, sobretodo, Julio César que cambiarían ya radicalmente de morfología y constitución al final de este primer tomo.
A pesar de estos cambios tan constantes, la coherencia y unificación que consigue Uderzo con la fuerza de sus imágenes, los rasgos caricaturescos de los personajes con multitud de gestos y posturas, utilizando una cantidad de recursos narrativos ideales para muchas de las diferentes situaciones que se van produciendo en la trama, provoca que entre a la primera a ojos del lector, haciendo tremendamente atractiva tanto la historia como el diseño y composición de la misma, entendiéndose muy a las claras como ha conseguido ser una de las Bande Dessinée más vendidas de la historia de la historieta, llegándose a publicar hasta la fecha nada más y nada menos que 34 álbumes, traducidos a 107 idiomas y dialectos, siendo el último el recientemente publicado El aniversario de Astérix y Obélix: El libro de oro, conmemorativo del medio siglo de vida de nuestros personajes favoritos.
En definitiva, unas historias que perdurarán siempre en nuestra memoria, parte importantísima de nuestro acervo cultural, las recordaremos entrañablemente como uno de los mejores recuerdos de nuestra niñez y nuestra juventud y que, ahora ya de adultos, continúan estando frescas, narrándonos historias de ficción de una manera divertida e, incluso, didáctica, para ayudarnos a captar mejor una pequeña parte de nuestra historia (tanto real como ficticia o sentimental) más lejana. Una obra que es obligatoria tener en cualquier biblioteca que se precie, para revisitarla nosotros mismos de vez en cuando y como legado para las generaciones que nos seguirán. Una obra que continuará estando muy presente en nuestro porvenir… gracias a la prodigiosa mente y las prodigiosas manos en su momento de dos monstruos de la historieta universal como son Goscinny y Uderzo y, quién sabe, con un posible continuará futuro de la mano de futuros grandes maestros que sabrán conservar a buen seguro y recaudo este legado tan preciado por todos.
Un saludo cordial.
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