¡Ya tenemos una nueva novela de Mundodisco! ¡Y pertenece a la saga de La Guardia! Es “Ronda de Noche” de Terry Pratchett publicada por la Editorial Plaza y Janés (2010). Como ya os indicaba en los posts de La Guardia (pinchad aquí y aquí para poder leerlos), habría más novelas de esta saga. He de reconocer que estos personajes me han calado hondo. No son los más espectaculares, ni magos ni brujas, ni son héroes y son, tal vez por eso, los que más desapercibidos pasan cuando entras por primera vez en el Mundodisco. Pero, a lo largo de toda la saga, Terry Pratchett les ha sabido sacar todo su potencial, todos los problemas y alegrías de una gente de la calle en una desquiciada ciudad. La evolución de los personajes ha corrido paralela a la evolución de Terry Pratchett en el tratamiento de la vida cotidiana, de las situaciones políticas, de su ironía y su crítica a nuestro mundo. Esta cercanía y esta verdad es la que me han hecho ser una gran admiradora de La Guardia. De entrada os aviso que esta novela es estupenda y os gustará por muchas razones, que no os voy a desvelar y que podréis descubrir vosotros mismos.
Sam Vimes terminó de afeitarse antes de asomarse para ver quién había gritado. Es una hermosa mañana de primavera y no merece la pena estropearla tan pronto. Lo que sucede es que una joven aprendiza de asesina está de prácticas y Sam es un buen objetivo. Pero desconoce que está bien protegido y su casa es un fortín. Así se entera por esta joven que lo han sacado del registro, es decir, que el Gremio de Asesinos ya no acepta encargos para asesinarle. Eso parece bueno, pero ¿será que ya no molesta a quién debe? Pero al tiempo sabe que el Gremio de Asesinos sí entiende de política y reconoce cuando no hay que pasarse. Arreglado el caso, vuelve a sus asuntos importantes como darse cuenta que las lilas han florecido y su Sybil está en un trance delicado (recordemos la feliz noticia con que cerrábamos “El quinto elefante”) porque, como dice diplomáticamente el mayordomo Willikins, la señora es más rica en años que otras muchas otras primíparas. Decide visitar el Yard, firmar lo necesario y volver cuanto antes.
Seguimos con el asunto de las lilas. ¿Por qué en La Guardia hay varios agentes con un ramito de lilas en la solapa, Vimes incluido? El cabo Nobbs, el sargento Colon, el amable comerciante Escurridizo, se reúnen en el cementerio ante las siete tumbas de agentes de La Guardia de hace mucho tiempo. Es un homenaje a este grupo de valientes. Al llegar al Yard le comunican a Vimes que un agente ha caído asesinado por Carcer, el peor de los asesinos, que mata por placer y encima se extraña que le acusen. Su misión es detenerlo. En la persecución que se establece, la interacción de una tormenta y la magia desatada de la Universidad Invisible, hace que se produzca una ruptura del tiempo y Vimes es trasladado a una época en la que él es un joven recién contratado en La Guardia.
En este punto del bucle temporal se inicia el núcleo de la novela. Es el propio Sam Vimes quien toma el lugar de su propio comandante para guiar y educar a un joven Sam Vimes, novato, ingenuo, trabajador, con buen fondo, pues de lo contrario peligra tanto el presente, con el psicópata suelto, como su propio futuro como Sam Vimes comandante, marqués y esposo de Lady Sybil. Sienta las bases en él mismo, en el joven Sam con lo que se origina el núcleo de La Guardia, tal y como la conocemos. No sólo organiza La Guardia sino le da un fondo moral y ético, fuerza para hacer lo que debe hacerse: ser un buen guardia, ayudar a los civiles, respetar la ley y sobre todo ser honrado consigo mismo y estar satisfecho con el deber cumplido.
Pero no todo es trabajo: disfruta de nuevo de la ronda nocturna, del pavimento bajo sus pies con las viejas botas de suela de cartón, de sus ensoñaciones sobre la ciudad. Se reencuentra con él mismo. Disfruta de la vieja rutina a pesar de estar en una situación difícil. Es una época con un patricio loco que ve conjuras en todos y en todas situaciones, por sencillas que sean, que se apoya en una policía corrupta que secuestra ciudadanos sin ningún motivo: son los Inmencionables de la calle Cable. Hay malestar general que se traduce en asaltos a comercios y asesinatos impunes, pues aún no se han organizado los Gremios adecuados. Es una época de revueltas y amotinamientos.
La llegada de Carcer es como una piedra en un estanque: su acción se expande en círculos y llega a tener una gran repercusión, y no precisamente en los lugares más adecuados. La mayor de ellas es la que culmina, en el presente, con un recordatorio con lilas.
En esta parte central conocemos el origen de los negocios de Escurridizo y su famosa frase “y-voy-a-la-ruina”. Coincidiremos con un joven asesino llamado Vetinari, llamado a mejores empresas. Sabremos por qué “las jóvenes costureras” respetan tanto al señor Vimes. Comprenderemos que Ankh-Morpork ha crecido mucho como ciudad pero sus viejas costumbres y vicios también. Reconoceremos a ciertos personajes de La Guardia, más jóvenes y menos conscientes de su trabajo social.
Tenemos algunas escenas memorables como una clara lista de cosas no recomendables pero que serían aceptadas en caso de ser realizadas, o bien, la genial idea de utilizar a las yayas como fuerza de choque en ciertas algaradas callejeras: mina mucho la moral si tu propia abuela lanza a los cuatro vientos tus manías de niño y tus secretos más ocultos. El tratamiento que da al carácter burgués, preocupado por sus muebles y la paz familiar, que impone, por supuesto, la señora de la casa, es muy bueno, muy inglés.
La vuelta al presente es una cuestión cuántica –mística– mágica que no es para mentes débiles. Es trepidante, rocambolesca y angustiante porque también el asesino Carcer vuelve y Sam piensa en su familia. La acción conjunta de La Guardia evita males mayores. Pero sus angustias son mayores ante el trance de su querida Sybil: un pequeño Sam viene al mundo. Todo transcurre bien, con alguna copita de brandy y, entre la alegría y las felicitaciones de La Guardia, Sam puede hacer su homenaje a unos hombres que lo dieron todo por el respeto y la paz de la Ciudad. Su encuentro con Lord Vetinari nos demuestra una vez más que el respeto es mutuo.
Es una novela que plantea el conflicto entre conciencia y ley, la autoridad y jerarquía, la solidaridad de las clases menos favorecidas, el pundonor y honestidad de ciertas profesiones despreciadas, el aspecto burgués y acomodaticio incluso en la rebelión, y el poder que pueden llegar a tener unas dulces ancianitas.
Tanto el título como la portada es un claro homenaje a Rembrandt y su cuadro “Ronda de noche” (título más popular que el original y mucho menos farragoso). La contraportada sí es la “Ronda de noche” original. El autor de esta portada es Paul Kidby, encargado del Mundodisco tras el fallecimiento de Josh Kirby. Su estilo es más realista, menos recargado y barroco. Está más adaptado a las historias que nos cuenta Terry Pratchett.
Podemos distinguir varios personajes ya conocidos de La Guardia: Sam Vimes como comandante al frente de La Guardia y a un joven Sam atento a las circunstancias. O un ser no del todo clasificado que sería nuestro cabo Nobbs. Pero sobre todo me gusta el ambiente, la atmósfera que ha conseguido con las actitudes y expresiones de los guardias: un poco atolondrados pero dispuestos a todo. En el lugar que ocupa el autorretrato de Rembrandt en el original, está Josh Kirby en homenaje a su trabajo. Es el personaje junto a la bandera, con una jeringuilla en la mano, un personaje importante en la novela.
Creo que os he contado lo principal de esta novela. Vuelvo a deciros que es una gran novela, no sólo del Mundodisco, sino como obra literaria por su construcción, el bucle temporal, la situación que plantea, el desarrollo moral y crítico que tiene y, por supuesto, el humor y la ironía que siempre desarrolla Terry Pratchett.
Así que a leer y ya me contaréis vuestras opiniones. Saludos y hasta pronto.
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