Con todo lo que lleva publicado en su prolífica carrera, pocos adultos debe haber que no conozcan a Joann Sfar y no se hayan deleitado con la lectura de El gato del Rabino (pinchad aquí y aquí para leer sendas reseñas que escribió en su momento Ximo), El Profesor Bell, La Mazmorra (en cualquiera de sus épocas Amanecer, Zénit y Crepúsculo), El minúsculo mosquetero (otra reseña de Ximo), Klezmer, Sócrates, el semi-perro (pinchando aquí podéis leer una reseña hecha por EduXavi), Gran Vampiro o la adaptación de Le Petit Prince de Saint-Exupéry, ni pocos pequeños de la casa que no hayan disfrutado de las aventuras de su Vampir desde que empezó a ir a escuela.
Para ellos va dirigida esta nueva serie, publicada por la Editorial Planeta Junior, en un formato que recoge doce historias cortas, de diez páginas cada una, con dibujos del inefable Sfar y con guión del también dibujante Emmanuel Guibert -con quien ya había trabajado en Las Olivas negras-, protagonizada por una niña bastante peculiar: Sardina del espacio. Una serie que en Francia ha sido objeto de varias reediciones y, publicada actualmente por Dargaud, anda ya por el octavo volumen. En castellano sólo se han publicado hasta el momento los dos primeros: Pletina Láser y Los sácaros del cometa Moqueta, estando pendiente el tercero, Misión: eliminar a Toxina, tres de los cuatro que dibujaría Sfar, quien sería sustituído primero por Guibert y más tarde, en el número ocho, por Mathieu Sapin.
Este tema clásico del imaginario infantil, contemplado desde una perspectiva mucho más fantástica y, digamos, “atemporalmente futurista”, nos ofrece una visión bien distinta de las aventuras de piratas, no sólo porque se trata de historias que se desarrollan en el Universo, con sus galaxias, constelaciones, estrellas, planetas, satélites, asteroides o meteoritos, surcado por naves espaciales de formas extrañas, sino porque están protagonizadas por arquetipos que, sin embargo, se salen de lo común.
Sardina del espacio es una pequeña pirata considerada por sus enemigos como “la más peligrosa” de entre todos los niños desobedientes; de pelo color naranja, ojos grandes y vivarachos y una cicatriz en la mejilla izquierda, con una chaqueta azul cuatro tallas más grande y un sombrero del mismo color de enorme ala ancha sobre el que parece vivir un gato negro casi tan inseparable como su primo, el incondicional Pequeño Lulú.
Su “tito” es el único adulto a quien los pequeños consideran uno de los suyos; este grandullón al que su sobrina rescató de ALKA-13, la prisión más terrible del espacio, ataviado con un parche en el ojo, un pañuelo pirata que le cubre la calva, aros en las orejas, un loro verde en su hombro y un montón más de atributos y símbolos que le identifican como pirata, Mancha Amarilla es el capitán de la Natillus, una destartalada nave espacial, tripulada por un tropel de niños maleducados, rescatados (o secuestrados, según se mire) de los orfanatos en los que el malvado Supermusculman y su ayudante el doctor Krok les recluye para lavarles el cerebro y hacer de ellos niños obedientes, ya que “la desobediencia es un grave peligro para nuestro sistema”.
Recorriendo el cosmos para cumplir su misión -liberar a los niños y enseñarles a desobedecer- Sardina, Mancha Amarilla y el Pequeño Lulú deben enfrentarse a múltiples peligros, desafiando las artimañas de Supermusculman y el doctor Krok, que no dejan de perseguirles con su Murciélago del espacio para atraparlos; luchando con las fieras del “zoológico” de la constelación del Zodíaco; escapando de los temibles Trompeces que viven en el fondo del mar en el planeta Gluglú; socorriendo a los niños tristes que necesitan ayuda; participando en el Planeta Boladisco en el Gran Torneo de baile organizado por la cruel emperatriz Pletina Láser y su hijo, el príncipe Fivernait; atrapados en el país de los gamberroides dentro de un videojuego virtual; huyendo de los arrumacos maternos y de los efectos rosa del mal de amores de cierto Cuchicuchi; rescatando del Planeta Paraná a víctimas de la picadura de la mosca psé-psé, que te mete en la cabeza estribillos idiotas que no puedes dejar de repetir; ayudando a recuperar el esplendor perdido de la estrella Jólibud; participando en el espectáculo más grande del mundo, el del señor Circdusoley, y viviendo y haciendo vivir a sus lectores montones de extraordinarias aventuras.
Historias divertidas y pintorescas, llenas de vivos colores, en cuyos textos predominan los juegos de palabras, los dobles sentidos, las palabras inventadas, las referencias a nombres legendarios (Natillus-Nautilus, Jomero-Homero, ALKA-13-Alcatraz), las alusiones a cuentos de siempre y a clásicos de la literatura (La Reina de las nieves, Los viajes de Gulliver, Los tres mosqueteros), al cine de Jólibud-Hollywood y a sus carismáticas artistas Greta Garbo y Ava Gardner, a películas como Stars Wars o Lilo y Stitch, al Circ du soleil y a sus espectáculos (Quidam, Varekai, Dralion), al pirata espacial creado por Matsumoto, el capitán Harlock -aunque con menos glamour-, o a los personajes de la Mazmorra convertidos en juguetes en las estanterías de un centro comercial, que gusta descubrir e identificar durante la lectura.
Para disfrutar en familia.
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