Esta vez son dos volúmenes un tanto diferentes, pero que corresponden a dos series publicadas por NORMA EDITORIAL. La primera de ellas es el tercer tomo de “El Anillo de los 7 Mundos” obra del equipo de autores italianos Gualdoni, Clima, Piana y Turotti que se reparten los papeles de guionista, guionista, dibujante y colorista. Es una historia de aventuras desarrollada en siete mundos fantásticos y los pueblos que los habitan y que se dan cita a lo largo de la narración, una lucha de ambición y de poder a la que nadie es ajeno.
No sabemos que nos deparará el futuro de sus protagonistas y sobre todo, a lo largo de cuantos tomos se extenderá. De momento, gracias a la ágil narración y estructura gráfica, se convierte en una lectura apasionante que en la última página de cada tomo deseemos que se publique ya el siguiente. Realmente engancha su lectura, así que esperemos que no decaiga y que no termine en un final forzado.
No sabemos que nos deparará el futuro de sus protagonistas y sobre todo, a lo largo de cuantos tomos se extenderá. De momento, gracias a la ágil narración y estructura gráfica, se convierte en una lectura apasionante que en la última página de cada tomo deseemos que se publique ya el siguiente. Realmente engancha su lectura, así que esperemos que no decaiga y que no termine en un final forzado.
¿Por qué me gusta? Por un lado, su parte gráfica. Está muy bien dibujado, apoyado por una gran labor de coloreado, con un estilo muy “italiano”, dentro de lo que llamaría escuela de la Disney. Son, como yo los llamo, un numeroso grupo de dibujantes que provienen de los estudios Disney y que me recuerdan mucho al estilo de dibujo del “Don Mickey” y que actualmente tienen continuación en cosas como “Witch” y en compatriotas como Barbucci y Canepa. Además, se nota la influencia que en series como esta ha tenido Miyazaki y su “Nausicaä”.
La segunda serie es el tomo quinto y último (¡¡¡a Dios gracias!!!) de “BOUNCER”, un western a la vieja usanza y muy en la línea de Blueberry y similares. El maravilloso dibujo de François Boucq ilustra una historia del siempre temible Alejandro Jodorowsky, que en esta ocasión se ha contenido un poco más de lo habitual para ofrecernos una gran obra.
Una historia de muerte y venganza en el salvaje oeste dominado por el hombre blanco y por la ley del más poderoso, siempre cayendo de su propio lado.
¿Por qué me gusta? Esta muy claro que Boucq es un clásico capaz de mantener siempre un altísimo nivel en su arte, razón más que suficiente para que cualquiera de sus portadas le identifiquen de un solo vistazo. ¡Cuantos autores quisieran conseguir esa cualidad!
Y por esta vez, y esperemos que le sirva de precedente, una historia de Jodorowsky que es capaz de enganchar al lector sin calentarle la cabeza con una serie de ideas a cada cual más extraña, extravagante y estrambótica. Una historia que comienza por el principio, se sigue con claridad y que, elementos místicos aparte, acaba con un final que es el realmente el fin de la historia.
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