martes, mayo 29, 2007

CRÍTICA: LA LEYENDA DE ROBIN DE LOS BOSQUES de Manu Larcenet

Uno de los autores que últimamente más me ha gustado, del que me he leído casi todo lo que se ha publicado de él aquí en nuestro país (exceptuando sus colaboraciones en la serie de La Mazmorra, su Pedro, el Coatí, y Casi…), es, como ya habréis adivinado, Manu Larcenet.



Tuve el placer de conocerlo en “vivo y en directo” en el Saló del Còmic de Barcelona del 2005 y en el Viñetas desde o Atlántico del año pasado, y tengo que reconocer que su cualidad de showman hizo que me interesara definitivamente por su extenso trabajo, trabajo de gran calidad, donde de una manera sencilla, y con un trazo suelto que raya a veces el expresionismo y la caricaturarización más exacerbada de sus diferentes personajes, nos transmite la cotidianidad más cercana y la problemática de la sociedad más dura, de una manera directa y sin paliativos de ningún tipo, pero siempre acompañándonos de un humor personal, simple a veces, meramente para sacarte una sonrisa de los labios, y otras un humor cínico y descarnado, que nos hace conformar una mueca en los labios en situaciones que ya de por sí dejan poco espacio a la sonrisa más nimia, pero que él sabe sacar el hierro de muchas situaciones, dando a entender a veces que la vida hay que verla muchas veces con otros ojos para que sea seguramente más llevadera, pero sin dejar de ejercer nunca la crítica social, de una manera directa o indirecta.

Me impresionaron su Combates cotidianos, obra de gran contenido social y que nos plantea diferentes situaciones, que le pueden ocurrir a cualquiera en su vida diaria, de rabiosa actualidad, pero siempre aportando ese toque de humor que para nada resulta gratuito y que es ideal para restar tensión a ciertos asuntos que pueden llegar a amargar a uno claramente. Os recomiendo el post de Ximo en este mismo blog.

Desternillante fueron sus dos álbumes de El retorno a la tierra, donde las vivencias del propio autor, el cuál se va a vivir al campo con su novia, nos son contadas de una forma tan divertida que llegamos a mimetizarnos con las diversas situaciones que le pueden ocurrir a un urbanita que decide ir a vivir rodeado de "naturaleza" para desconectar del estrés de la gran urbe, pero sin que en ningún momento llegue a estar integrado del todo con el paisaje que le rodea. Nuevamente os recomiendo otro post que hizo Ximo sobre esta obra.

También divertidas fueron sus “Aventuras rocambolescas…..” donde se atreve a tratar a ciertos personajes históricos desde una óptica muy personal, cuyo preámbulo de “estos nuevos enfoques” puede ser ya la obra que tratamos en este post.


Y después de tan buenas obras, ya va siendo hora de hablar de la que nos ha reunido en este post, y podemos comprobar que en su última obra publicada en nuestro país por la Editorial Norma, La leyenda de Robin de los Bosques, a mi parecer, vemos un Larcenet que baja el pistón en la calidad de su obra (obra anterior, por cierto, a muchas de las comentadas antes)

Esta obra está dividida en diferentes capítulos, como si de una serialización se tratara, manteniendo siempre el mismo hilo conductor, y nos narra las (des)aventuras de un Robin de los Bosques ya entrado en años, padeciendo el mal de Maese Alzheimer, acompañado por su inseparable (nunca mejor dicho) Pequeño Juan, en busca de su amada Lady Marian, teniendo como obstáculo principal para lograr su propósito al Sheriff de Nottingham, un “cowboy” venido a menos (así se nos representa), que achaca a Robin la realización de ciertos crímenes que pasan en el bosque de la “¿¡¿¡Casa de Campo!?!?”.



LO QUE NO ME GUSTA

Es una historia que desmitifica brutalmente la leyenda, el mito, de Robin de Sherwood, envejeciéndole desmesuradamente pero no concediéndole la sabiduría que pueda merecer y ostentar un anciano como él, achacándolo siempre a la enfermedad que padece.

Esta modernización del personaje, transportándolo a nuestro días, no le sienta nada bien a un personaje tan identificado por todos con una época muy concreta de la historia. Tanto Robin, como el resto de los personajes, y si no fijaros en el Sheriff de Nottingham que parece ser un “cuatrero”venido a menos. Creo que Larcenet tendría que haber tratado al octogenario personaje manteniéndolo en su propia época, inyectándole un realismo más acorde al contexto en que se mueve, incluso desmitificando lo que de mito pudiera tener, lo cuál hubiera dado más verisimilitud e interés a lo narrado aquí.



Y esa manía en las traducciones de intentar poner letras de canciones de nuestra tierra, fácilmente reconocibles por todos, y no traducir las letras originales tal cuál, como si el no entender el sentido de la letra restara más intensidad a la historia y nos perdiéramos en frases “sin sentido”. Al igual que trasladar a los personajes a un hipotético bosque de la “Casa de Campo”, donde pululan gente de todo tipo, como pueden ser “gendarmenes franceses”. ¿Era necesaria esta traducción? O el de confundir a nuestro protagonista con nuestro querido bandolero ¡¿¡¿Curro Jiménez?!?! Repito, ¿era necesario?

Curiosa la introducción del personajes de Lord Greystoke, Tarzán, que puede ser simpática pero que está metida con calzador.

O sea, historias con las que el autor nos intenta sacar unas carcajadas constantemente, pero que desgraciadamente, salvo alguna excepción, no lo consigue, y que marca un ritmo que no consigue llegar a ningún lugar factible y con algo de sentido común.

LO QUE ME GUSTA

Esa forma de narrarnos las historias con ese trazo tan suelto, de rápida ejecución y trazo indefinido, pero que sabe dar a los personajes una gran expresividad con multitud de gestos y expresiones marca de la casa, y que hemos podido siempre contemplar dicho repertorio en toda su restante obra.

Ese mantenerse fiel a su característico estilo, santo y seña de este autor, que aunque muchos opinen que no evoluciona y que debería de darle otra orientación, continúa manteniendo esa frescura que no cansa al aficionado. El día que llegue a la saturación de imágenes de este tipo, puede que sea la hora de hablar de cambios de estilo necesarios en todo autor joven que se precie y quiera evolucionar, pero siempre, eso sí, sin perder su personalidad.



Esos diálogos locuaces con los árboles del bosque, tema interesante que el autor tendría que haber exprimido más. Hubiera sido curioso que en vez de ser un animal el que platicara con el humano como normalmente pasa, fuera un componente del reino vegetal al que le correspondiera ese honor, y siempre manteniendo ese humor irreverente que caracteriza a Larcenet, y que imprime a sus personajes.

Ese personaje que es la representación de la Muerte, que opino que es un acierto haberla tratado de esa forma por el autor, y que es una pena que tenga tan poca presencia en el cómic (y guiándose con la ¡¡¡Mapa/Guía Michelín!!!).



Aún así, no dejo de recomendar encarecidamente este gran artista, de un trazo inconfundible y de un humor socarrón a la vez que irónico, capaz de hacerte pasar un muy buen rato, pero con guiones que tienen una lectura (a veces de crítica) social, muchas veces en un segundo plano que hay que saber leer. Pero, como pasa muchas veces cuando una autor tiene un ritmo de producción tan alto (parece que es una característica de esta nueva hornada de autores de la Nouvelle Bande Dessinée), creo que es comprensible, y diría normal, que tengan bajones en alguna que otra de sus obras, pero que no quita que en la mayoría rayen a gran altura.

Por lo tanto, por mi parte, seguiré apostando fuerte por este joven autor del otro lado de los Pirineos.

Un saludo cordial.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que cachondo que es Larcenet y que buenos cómics hace el tío. Y tienes toda la razón con respecto a la manía esa que tiene el traductor, de asociar lugares, personajes o canciones a nuestro ámbito social, algo que desvirtúa la obra de cualquier autor, aunque eso si, es de agradecer que en este álbum no tengamos a ningún personaje cantando canciones de Alejandro Sanz, je, je.