miércoles, marzo 17, 2010

CRÍTICA: CARNIVÀLE de Daniel Knauf

Continuando con las series de televisión que más me han gustado últimamente, en el post de hoy me gustaría hablaros de una serie que, lamentablemente, se quedó a medio camino, emitiéndose sólo dos temporadas, dejando inconclusa una historia que debería haber merecido mejor suerte por la calidad que atesoraba la misma.

Puede que nos os suene demasiado comparándola con otras series más conocidas del importante sello HBO (Home Box Office), pero ya en las últimas recomendaciones de las pasada Navidades nuestro compañero Gonzalo ya nos apuntó por encima la calidad de la misma, por lo que ahora, después de haber visto íntegramente las dos primeras temporadas, me veo en la tesitura de hablaros de ella. Por si no lo habéis adivinado aún, me estoy refiriendo a Carnivàle, serie estadounidense creada por Daniel Knauf, emitido su primer episodio por la HBO a finales del 2003 y cancelándose la misma a principios del 2005, una vez finalizada la segunda temporada (un total de 24 episodio, 12 por temporada). En nuestro país se pudo ver en el canal de pago Buzz teuve. La podéis encontrar en DVD ambas temporadas en un pack de coleccionista en formato libro con material gráfico distribuido por Warner Home Video (60 €).

Carnivàle nos cuenta una historia de feriantes con alto contenido de fenómenos extraños y paranormales. Nos encontramos a principios de los años 30, en plena Depresión Americana después de la hecatombe que provocó el fatídico jueves negro en la Bolsa de Nueva York, lo que hoy denominamos el Crack del 29, donde comenzó una crisis económica a nivel mundial (vemos multitud de imágenes de la época, que de un plumazo nos sitúan en ella, en los créditos del comienzo de cada episodio). Por esas carreteras de la Norteamérica del sur y el oeste, una América profunda llena de desesperanza y pobreza, con miles y miles de familias por debajo del umbral de la pobreza subsistiendo como buenamente pueden y caldo de cultivo de cualquier advenedizo que los libere de su condición mísera, la caravana de feriantes Carnivàle va de pueblo en pueblo ofreciendo un poco de diversión a esas “pobres gentes” al tiempo que les pueden exprimir hasta el último céntimo que les pueda quedar para poder ellos al mismo subsistir. De camino hacia un nuevo pueblo donde actuar, Ben Hawkins (Nick Stahl) es recogido por estos feriantes después de que su madre muera en extrañas circunstancias. Comienza aquí un peregrinaje hacia un lugar donde enfrentarse a las fuerzas del mal, ya que Ben es poseedor de un extraño don que, además de poder insuflar la vida y curar a las personas, también puede provocar la muerte a su alrededor. Junto a él pulularan una serie de personajes que le ayudarán en su misión redentora y expiatoria, sobre todo Samson Leonhart (Michael J. Anderson), el “jefe” que intuye desde el primer momento las fuerzas ocultas que posee y desprende Hawkins. Y como antítesis, como contrapunto del personaje de Hawkins, como el enemigo al que tiene que combatir y destruir, como heraldo del demonio e instrumento del mal y de la perdición, nos encontramos con el reverendo Justin Crowe (Clancy Brown), personaje de oscuro pasado, que se cree predestinado para destruir a la humanidad o subyugarla bajo su credo de la destrucción. Ambas historias de ambos personajes se desarrollan de manera palalera en la serie, previéndose un desenlace final que los confrontará provocando el "previsible" clímax final.

Todo este planteamiento que nos ofrece Carnivàle me recuerda mucho a esa manera de rodar, de hacer cine y de crear historia que ya se le asignado un sello propio: la de David Lynch o denominado estilo Lynchiano, con películas tan extrañas y sugerentes como Terciopelo azul, Carretera Perdida o Mulholland Drive o la serie, precursora ya hace dos décadas de títulos atrevidos y diferentes como las que podemos hoy en día, Twin Peaks, verdadero fenómeno de principios de la década de los noventa y que ya nos ofrecía historias cotidianas de personajes peculiares mezcladas con un alto contenido mágico y misterioso. Apuntar que uno de los actores fetiche de Lynch en muchas de sus películas no es otro que nuestro Samson, Michael J. Anderson. Es un cine con multitud de lecturas, donde lo fantástico invade lo privado, y donde muchas veces el espectador se plantea multitud de dudas y preguntas que le permita comprender lo que directores como Lynch y Knauf están intentando explicar.

El peculiar y extravagante elenco de protagonistas que conforman este circo ambulante que es Carnivàle son de una riqueza y una caracterización muy conseguida, normal incluso si tenemos en cuenta que conforman lo que aquí se bautizó como “La parada de monstruos” (Freaks) dirigida por Tod Browning, o sea, la relación de diferentes personas rechazadas por la sociedad que sed reúnen para ofrecer un espectáculo al público con el que poder subsistir mostrando sus “habilidades físicas o mentales” que los hacen diferentes de los demás… el principal protagonista de la serie, marca el destino de el deambular de estos feriantes, que en su particular y curiosa “road movie” hacia ninguna parte, los llevará hacia un destino, un punto y final del trayecto, donde interpretará su predestinado papel en esta particular opereta. Secundado perfectamente por el “maestro de ceremoniasSamson, verdadero alma mater de la feria, el jefe de todo este tinglado, y el enlace entre toda la troupe y el misterioso ser, “el Patrón”, que se hospeda en el carromato de él. Alrededor de ambos conviven una serie de personajes y “personajillos” a cual más extravagante, desde simples operarios de mantenimiento de la feria, todos bajo el mando de Jonesy (Tim DeKay), hasta las verdaderas caras visibles que insuflan la vida al circo y posibilita que éste levante y baje el telón función tras función, los verdaderos protagonistas secundarios de esta historia, los “freaks”: la vidente, las showgirls, la mujer barbuda, el mentalista, la encantadora de serpientes, el contorsionista, el forzudo, el hombre lagarto, las siamesas, el hombre gigante…

En época de desesperación y de un futuro que se avecina incierto, los advenedizos a través de la oratoria y el engaño, provocan que surjan los fanatismos que se dejan guiar como "corderos al matadero" de su particular "rebaño de ovejas" hacia una posible salvación y solución a sus problemas. La serie refleja a la perfección este fenómeno que se ha visto innumerables veces a lo largo de la historia… gente que se cree nacidas con un don, la mayoría de las veces divino, tocados y bendecidos por la mano de Dios, que se convierten en jueces y verdugos de unas gentes desperadas y que apelan al sentido de supervivencia del ser humano para moldearlos a su antojo y que sean capaces de hacer cosas impensables por el mero hecho de lograr sobrevivir en un entorno hostil, la máxima de siempre de “antes yo que tú”.

La ambientación creada en la serie (recordemos también que la década de los 30 en EE.UU. se vivió lo que se denomina Dust Bowl, un verdadero desastre medioambiental que trajo consigo una década de gran sequía y de cosechas perdidas que contribuyó a intensificar el desastre de la Gran Depresión, y que es perfectamente reflejado en la serie a través de unos buenos efectos especiales, idónea ambientación y una acertada elección del vestuario harapiento de los diferentes protagonistas, todo esto aderezado con unas tonalidades ocres que imperan en toda la serie reforzando este concepto de realismo exacerbado), sobre una América profunda del sueroeste, donde ya de por sí las condiciones de vida del grueso de la población eran más difíciles comparadas con su vecinos del noreste a principios del siglo XX, y más ahora si le añadimos lo que provocó la Gran Depresión, es el ideal caldo de cultivo donde dar rienda suelta a la imaginación de los telespectadores para que hagan creíble lo que tantas veces han oído a través de la Historia. Un magnífico fresco, una ventana al mundo, que nos retrata con pelos y señales, hasta el más nimio de los detalles, una época que ha pasado a la Historia como lección para aprender para que no vuelva a ocurrir. Por lo tanto, un 10 a la ambientación y el contexto donde sucede la trama de esta historia, un ejemplo veraz de las muchas historias de este tipo que a buen seguro surgieron en esta época de incertidumbre a caballo de las dos grandes conflagraciones a nivel mundial que conformarían un nuevo orden mundial y una nueva forma de ver y enfrentarse a la vida.

Pero aparte de ser un magnífico documento visual de una época, el lugar y el momento es el mero contexto que sirve de excusa para ofrecernos la clásica y eterna lucha del bien y del mal, representados en este caso por dos seres extraños que poseen ciertos dones adquiridos por fuerzas extrañas a este mundo y que se aprovechan de este entorno de desesperación para continuar la lucha histórica y eterna que posibilite que ese difícil equilibrio continúe y que la balanza no se decante ni a un lado ni hacia el otro.

La razón del por qué esta serie se canceló en su momento (de eso hace ya 5 años) fue a causa, como es habitual en estos casos, por su baja audiencia (a pesar de contar con un buen número de fieles seguidores de la misma) y, por ende, por su elevado coste (una de las más caras de la productora)… la serie ha quedado claramente inconclusa y desde la HBO no se intentó un final alternativo para cerrarla de alguna que otra manera con el fin de la segunda temporada, por lo que quedan en el aire varios hilos argumentales a la espera de una futura continuación (Knauf previó que constara de 6 temporadas), aunque de momento el tema esta aparcado invernando en el fondo del cajón de las series inacabadas.

Ojalá un día de estos decidan reemprender de nuevo este proyecto, ya sea con una/s nueva/s temporada/s o a través de un film, que nos permita verlo concluido con un final que ahora se ha quedado totalmente en el aire, sin intuir el espectador qué derroteros hubiera seguido y con que hipotética conclusión nos hubiera obsequiado Daniel Knauf. Carnivàle son de estas series, una auténtica road-movie al uso, que no pueden tener un final definitivo sin haberse trabajado la totalidad de la trama planteada… perdería ese ritmo cadencioso pero constante, con escasas “perlas” que se van lanzando poco a poco a medida que se desarrolla la trama, necesario para que el espectador se imbuya con la historia y la haga suya, consiga atar todos los cabos sueltos (y misteriosos) que se pueda encontrar por el camino, y darle así un final coherente y factible a una historia donde la fantasía, la magia, lo exotérico y lo paranormal tienen su peso específico importante y fundamental, a pesar de tratarse de una serie que nos ofrece la realidad de la vida y la existencia de las personas hasta el último matiz en un época de escasez y hambruna donde lo importante era sobrevivir en el día a día… realismo hasta el último y mínimo detalle aderezado con una buena dosis de misterio y fantasía.

Serie recomendabilísima que, a pesar que podáis pensar que está inconclusa, vale la penar ver por la calidad de su producción made HBO.

Podéis encontrar más información sobre Carnivàle en los siguientes enlaces:

Un saludo cordial.

4 comentarios:

dennel dijo...

Ambientación inmejorable pero desarrollo extremadamente moroso. No me extraña que la cancelaran, estos de HBO a menudo no hacen ni una sola concesión al espectador y por eso tienen que chapar tantas series, me gusta su propuesta pero que la relajen un poco. En un libro puedes hacer lo que quieras, en una serie no, que vale un pastizal.

EduXavi dijo...

Te entiendo en parte... hay series, y más en los últimos tiempos, que se arriesgan con propuestas hasta hace nada impensables, que no les acabas de coger el tranquillo y pierden fuelle a medida que avanzan... pero también creo que, en numerosas ocasiones, aunque la propuesta inicial se relajase para abarcar, posiblemente, un mayor abanico de público de todo tipo, puede que la propuesta no me llegara a convencer de todas formas... en la variedad está el gusto y nunca llueve a gusto de todos... y en eso radica la excelencia de las series de hoy en día que nos llegan del otro lado del charco.
En cuanto a Carnivàle en concreto, para nada hubiera querido que se "relajaran", manteniendo en todo momento mi interés, tanto en el apartado realista como en el fantástico, y deseando que algún día se animen de nuevo y concluyan esta serie que ha dejado muchos cabos sueltos aún por resolver.

Unknown dijo...

Eso todas las series planas como aida......

Anónimo dijo...

UNA LASTIMA QUE NO LA CONTINUARAN SIN DUDA ERA UNA SERIE MUY MOLESTA PARA CIERTAS PERSONITAS DEVILES MENTALES DE USA QUE NO LES GUSTA PENSAR DEMASIADO O QUE LA GENTE PIENSE FUE SIN DUDAS UN CASO DE CENSURA RELIGIOSA O CULTURAL LO QUE SE EMPIEZA SE TERMINA NO SE DEJA INCONCLUSO