Como nos muestra la biografía de Delhy Tejero, esta artista abarcó con gran éxito diversas técnicas y tendencias artísticas. Destacó como ilustradora en los años 30 del siglo XX, realizó excelentes pinturas al óleo o de otras técnicas y destacó siempre como muralista, tanto como profesora en su cátedra como artista. A pesar de su ingente obra y su gran importancia como muralista, me gustaría desarrollar con más profundidad su faceta como ilustradora pues es reconocida como una de las más fecundas e interesantes ilustradoras del primer tercio del siglo XX.
Durante su infancia en Toro había comenzado a dibujar y a tomar apuntes de su entorno como las familias, sus casas, las tiendas, las iglesias... el factor determinante para dedicarse de forma profesional a la ilustración fue la primera colaboración que hizo en periódicos locales junto a amigos estudiantes de periodismo, entre los que se encontraba J. Enríquez de la Rúa. Fue hacia 1924 cuando hizo sus primeras colaboraciones de ilustraciones para la prensa local: “El noticiero”, “La Independencia” y “El Popular”. Ante el éxito obtenido, empieza a crecer el deseo de ir a Madrid a estudiar.
Ilustración de El misterio de Adela, en El Noticiero (1924)
En las décadas de los años veinte y treinta del pasado siglo, hubo un gran desarrollo de la ilustración gráfica en Madrid, debido al aumento del comercio y la publicidad y al éxito de los folletines, la novela por entregas y la corta, que estaban profundamente ilustradas. Muchos prestigiosos dibujantes como Rafael de Penagos, Salvador Bartolozzi o Federico Rivas, se hicieron entonces muy populares y crearon una estética nueva dentro de la línea Art Decó, oscilante entre los avances de la Vanguardia, el Regionalismo y la herencia de fin de siglo, que conectaba con las modas extranjeras. Existió un certamen, el Salón de Humoristas, creado por el crítico José Francés, que estaba dedicado exclusivamente a dibujantes y caricaturistas. Delhy no fue ajena a todo este auge de la ilustración en el que participó de forma activa. En estos años combinó la pintura con la ilustración, que le sirvió como medio de vida. Tomó parte en las celebraciones de los Salones de Humoristas y era más conocida como dibujante que como pintora. En mayo de 1930 participó en una exposición, que fue reseñada en la revista “La Esfera”, el 17 de mayo de 1930.
En los primeros años instalada en la capital había conseguido una beca de la Dictadura de Primo de Rivera, pero en 1930 se produjo un cambio de gobierno y subió al poder el general Berenguer. Le retiraron la beca y para poder vivir se dedicó a vender dibujos de trajes regionales a las compañeras de la Residencia de Señoritas, sobre todo a las extranjeras pues gustaban mucho. Son como figurines de trajes regionales realizados a base de tintas planas y un destacado colorido.
Dibujo del traje regional de Valencia
El primer trabajo profesional como dibujante fue en 1930 en la revista infantil “Macaco” donde el ilustrador y caricaturista K. Hito (Ricardo García) aceptó su colaboración para ilustrar cuentos infantiles. De allí pasó a “El perro, el ratón y el gato”, suplemento infantil de “Cosmópolis” para el que realizó diversos encargos. En 1930 empezó a colaborar en “Prensa Gráfica”, uno de los grupos editoriales más importantes del momento, donde trabajó para las principales revistas: “Crónica”, “La Esfera”, “Mundo Nuevo” y “Estampa”. Eran publicaciones semanales desde se pretendía ofrecer lo más actual de la vida moderna. Fueron pioneras en su contenido liberal y también en su diseño pues en la mayoría se plasmaron las fórmulas estéticas de la ilustración Decó madrileña con los dibujantes más prestigiosos del momento como Penagos, Bartolozzi, Xandaró o Ribas. Sus contenidos abarcaban desde la información política, de espectáculos y cultural, hasta temas especiales dedicados a la mujer y la moda. Muchos estaban firmados por mujeres. Estaban muy ilustrados y la mayoría incluía alguna novela corta o una sección de cuentos infantiles, como la que tenía “Crónica” que es donde más colaboró Delhy (desde enero de 1930 hasta mediados de 1935). En “Blanco y Negro” y “ABC”, hizo colaboraciones esporádicas a partir de 1934, sobre todo en temas regionales.
Ilustración "Carbajalina". ABC extraordinario (1935)
La mayoría de dibujos publicados en “Crónica” eran de color sepia, con excepción de la portada de navidad aparecida en enero de 1934. la técnica de impresión respondía a los adelantos conseguidos en la fotorreproducción como el fotograbado directo o la autotipia, procedimiento utilizado en este tipo de revistas durante las dos primeras décadas del siglo XX. Su particularidad residía en que permitía armonizar texto e imágenes, integrándolos en la misma composición. Era imprescindible hacer primero el original de la ilustración y una de las técnicas más utilizadas era la “línea y el lavado”. Delhy empleó técnicas mixtas obteniendo el mejor partido de la tinta china, produciendo y creando diferentes texturas. Se sentía atraída por la experimentación y la innovación en todas las técnicas de dibujo, característica que se observa especialmente en los dibujos de las brujas, técnica difícilmente catalogable.
Portada del nº extraordinario de Navidad "Navidad en la ciudad" en Crónica (1934)
La mayor parte de las ilustraciones de “Crónica” aparecían en la sección infantil, en los cuentos, escritos por varios autores, entre ellos destaca Antoniorrobles (“Almanegra y Malabarda”, “El brezo y la estrella”, “Un recado por las raíces”), Sara Iuma (“La travesura de Melchor”), Elena Fortún (“Colorín”, “La escoba”, “San Antón y la mala intención”), R. Díaz Alejo (“¡Racataplán!”) y Josefina Carabias (“Nochebuena en el pueblo”). La colaboración más asidua de Delhy fue con Antoniorrobles.
Ilustración del cuento "Racataplán" en Crónica (1930)
Otras ilustraciones de Delhy están relacionadas con temas variados: navideños, como “El nacimiento” del 22 de diciembre de 1931, “La Navidad” en la portada del número extraordinario de navidad de “Crónica” del 10 de enero de 1934.
La temática regionalista y costumbrista también hay que tenerla en cuenta, sobre todo la relacionada con Castilla y Zamora, como los dominicales de “ABC” o el poema de Manuel Góngora “Estampas españolas” en “La Esfera”.
Pero el tema de la “Eva moderna” es uno de los que más característicos e interesantes del momento. Después de la Primera Guerra Mundial, durante los “felices” años veinte y treinta, se produjo en toda Europa un cambio de costumbres motivado, ante todo, por la rotura de valores que había provocado dicha guerra. Junto a este deseo de cambio, empezó a surgir un nuevo concepto de mujer activa y emprendedora, símbolo de una nueva mentalidad y un recién estrenado concepto de liberación femenina, una mujer independiente, inteligente, misteriosa, sofisticada y cosmopolita, una mujer, a fin de cuentas, que deja de ser exclusivamente la mujer atada al hogar, la madre de familia. Esta situación no reflejaba mucho la realidad pero sí se difundió en la imaginación popular y apareció en toda ilustración gráfica y publicidad comercial. En la España de la Dictadura de Primo de Ribera y la II República también se produjo esta tímida conquista de un nuevo papel para las mujeres, que avanzaron en el campo del trabajo, en las costumbres y con muchos esfuerzos para mejorar en el campo de la educación. Esta Eva moderna también tenía su lugar en Madrid y es lógico que Delhy no permaneciera al margen de esta liberación.
Realizó en “Crónica” las ilustraciones para uno de estos folletines de moda, “La Venus bolchevique”, de “El caballero andaluz”, seudónimo de Francisco Carretero que cuenta las peripecias de la rusa Olga Kuprin, bella y misteriosa, jefa de una organización secreta de propaganda soviética que en París lleva de cabeza a todo un equipo de la policía. Las ilustraciones de Delhy se encuentran dentro del Art Decó: imágenes estilizadas y esbeltas, con gestos cinematográficos, párpados caídos y cabezas echadas hacia atrás, con actitudes ensoñadoras y melancólicas. Estos dibujos los realizó en 1932 en veintiséis semanas entre julio y diciembre.
Ilustración de La Venus Bolchevique, en Crónica (1932)
Estas ilustraciones encajan perfectamente con los tópicos de la “Eva moderna” y reflejan los cambios producidos en las costumbres y hábitos de la sociedad contemporánea. Delhy también utilizó esta imagen como sujeto, pues ella misma pudo participar de la influencia de esta nueva mujer: las fotografías de la época, el ritmo de vida que llevaba, los comentarios en prensa, su aspecto personal (diseñaba su propia ropa y complementos), son buena prueba.
Otro tema de sus ilustraciones fue el de las brujas. Estas eran unas pequeñas mujeres, inspiradas en los cuentos infantiles. No tenían nada que ver con las malignos personajes tradicionales, eran jóvenes simpáticas y agradables amigas cuya labor era ayudar a la gente y desterrar del mundo a las antiguas. Según Delhy tenían una existencia real, le ayudaban en su trabajo, le inspiraban. “Tarujita” era la mascota de la aviación, “Kirta”, la de la literatura, “Rabina”, de las montañas, “Pitocha”, del mar, ”Kulinda”, de la astronomía y "Kariko", el hijo de todas.
Dibujos de las brujas de la revista Babú (1932)
Fueron sus dibujos más repetidos y casi un símbolo de su personalidad. Las realizó materialmente con diversos procedimientos, dibujo, tela, planchas de metal. Fueron muy elogiadas por el crítico Manuel Abril en la Exposición del Círculo de Bellas Artes de 1933. En una primera etapa las pintó con fondos lisos para pasar a otros más coloristas y de temas más fantásticos. Seres imaginarios, en ocasiones de matiz esotérico, que la comienzan a vincular con el movimiento surrealista. Especialistas en el tema han relacionado estas obras con las escenas que años después pintaría Óscar Domínguez.
Las Brujas (1932)
De su época en la Residencia de Señoritas, datan sus ilustraciones del libro de su amiga más íntima Marina Romero “Poemas .A.”, publicado en 1935 por la Asociación de Alumnas de dicha residencia.
De sus últimos años, dentro de su labor como ilustradora , destacamos sus dibujos de Madrid. En sus dibujos de vistas de Madrid, la artista prefiere retratar los aspectos más sombríos de la ciudad, dato que se podría interpretar como un rasgo de modernidad, de ser consciente de un mundo cambiante y muchas veces sórdido. Esto coincide con una visión de la ciudad habitual en las vanguardias del momento. Se los podía vincular con la estética suburbial de la vanguardia y con los presupuestos ideológicos y estéticos de la Escuela de Madrid de la posguerra. Madrid se nos presenta con unos apuntes del natural, una visión de los años cuarenta, cincuenta y sesenta que reflejan la evolución urbanística que sufrió la capital española en estas décadas. Los dibujos son unos documentos creativos de una relevancia excepcional.
Las primeras ilustraciones de Delhy tienen una influencia claramente modernista, pero con el paso del tiempo, fueron adoptando un nuevo espíritu. Admiraba a ilustradores Decó como Penagos, Segrelles y Bartolozzi (fue amiga de la hija de éste, Pitti Bartolozzi, compañera en la Escuela de Bellas Artes). Delhy encajó perfectamente dentro de la creación artística de su época. Desarrolló un estilo contemporáneo. Cuando se trataba de temas infantiles, se volvía imaginativa y con mayor fantasía. Sus trazos eran suaves con interés por el detalle y lo concreto. Si ilustraba novelas adultas, el trazo era más libre y menos detallista, con gran fuerza y seguridad en la línea, tal es el caso de “La Venus bolchevique”. Las composiciones siempre estaban en armonía con el texto, atrevidas, con encuadre cinematográfico, fuerte estilización y frío distanciamiento, característicos del Art Decó. En los temas regionales, como en la recreación de trajes regionales, mezcla modernidad y tradición, ciudad y campo.
Delhy reflejó mucho mejor la influencia de las tendencias contemporáneas en su faceta de ilustradora que como pintora. Buscaba la modernidad, pero no participaba directamente en la vanguardia, ni se adaptó a ningún “ismo” concreto, sino que tiene un estilo más popular, genérico y ecléctico. Delhy Tejero participó del regionalismo, del gusto por el orientalismo, del simbolismo, la vanguardia, y en su momento, del cubismo y del surrealismo. Todos estos elementos se combinan e incluso se mezclan a lo largo de toda su obra. En sus obras hay un evidente eclecticismo, una unión entre tradición y modernidad, una dualidad en la que se movía con soltura tanto en lo más renovador como en lo más tradicional del momento.
Ilustración "Y así habló el Dios de la Guerra" en Crónica (1932)
Delhy fue liberal y republicana. Su obra es reconocida por la crítica y el público, pero el franquismo la silenció. Tiempo después de su muerte le llegan los homenajes póstumos: en 1969 la sala “Urbis” organiza una exposición de recuerdo y homenaje, en 1975 la Dirección General de Bellas Artes, presentó una amplia muestra de su obra y en 1998 se le dedica una cuidada exposición antológica, dentro de la Bienal de Pintura de Zamora. Una de las exposiciones más interesantes fue “Delhy Tejero. 111 dibujos” que se realizó en el Museo Municipal de Arte Contemporáneo de Madrid (del 1 de diciembre de 2005 al 22 de enero de 2006) en la que se mostró su gran labor como ilustradora. Y, como ya os dicho que últimamente me muevo entre casualidades y coincidencias, y sin saberlo de antemano, tenemos vigente la exposición “Delhy Tejero: representación”. Es una exposición retrospectiva de 200 obras donde se recupera y selecciona el conjunto de su obra (dibujos e ilustraciones, pinturas, proyectos y bocetos de grandes obras murales). Es una exposición itinerante, comisionada por José Marín Medina, organizada por Caja España y con la colaboración de la Junta de Castilla y León, que recorre toda la Comunidad de Castilla-León. Se inició en noviembre de 2009 en León, pasó a Salamanca, Zamora, Segovia, Ávila y a Soria donde estará desde el 5 al 28 de mayo, a Valladolid entre el 1 el 30 de junio, a Burgos del 8 al 31 de julio y se cierra el itinerario en Palencia del 7 al 28 de septiembre de 2010. Con ella se da así homenaje a una de las figuras más destacadas de la vanguardia en esta Comunidad y de toda España. No tenemos solamente esta exposición, sino que en su ciudad natal, Toro (Zamora), tiene dedicada una calle y además, en esta misma calle, en el número 5, tenemos el “Museo Delhy Tejero”.
En este verano podemos viajar y pasar las vacaciones en Castilla-León para ver y disfrutar de esta exposición, visitar el Museo de Delhy y tomar un buen vino toresano en homenaje a la artista Delhy Tejero.
¡Salud y hasta pronto!
Fuentes:
- Delhy Tejero. Entre la tradición y la modernidad (1904-1936), Isabel Fuentes González; Instituto de Estudios Zamoranos “Florián de Ocampo” - Diputación de Zamora, 1998.
- Guiarte.com
- Wikipedia
- Nortecastilla.es
- Noamanda.blogia.es
- Absolutsalamanca.com
- Leonoticias.com
- Elpais.com
- Alquimistasdelestablo.blogspot.com
- Gentedigital.es
- Turismodesegovia.es
- Camina-conmigo.com
2 comentarios:
Estupendo reportaje y testimonio de una gran artista
Muchas gracias. Es que hay muchas artistas casi desconocidas que merecen su reconocimiento.
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