Si la década de los ‘80 fue buena para Iron Man en el cómic-book, no se puede decir que el hombre que va dentro de la armadura gozara de idéntica salud, y es que es una gran verdad que cuanto más canutas las pasan nuestros personajes más disfrutamos los sádicos lectores. Con todo, hasta Tony Stark tiene un límite.
En los tiempos anteriores a la saga que cubre este libro –publicada por primera vez en España hace muchísimos años dentro de la colección antológica Marvel Héroes- un Tony Stark que no estaba atravesando su mejor momento fue víctima de las manipulaciones de Obadiah Stane viéndose abocado a una crisis alcohólica que lo precipitó al abismo, perdiendo en el camino la empresa de su vida Stark International. Como todo buen héroe Tony se supo sobreponer, dio su merecido al artífice de su desgracia y volvió a coger con firmeza las riendas de su vida. No es extraño que en plena fase de renovación física y espiritual el millonario con armadura se pillara un rebote de mil demonios al descubrir que por causa de los tejemanejes de su enemigo Justin Hammer la tecnología que da vida a Iron Man había caído en malas manos.
Así comienza la guerra de las armaduras a.k.a. Stark Wars, una de las últimas grandes sagas del título –a ella añadiría la etapa Byrne/Romita Jr/Ryan y la posterior Busiek/Chen- en la que vamos a ver a Tony enfundado en su armadura rojo y plata y con la única ayuda de su fiel escudero Rhodey, persiguiendo y dando para el pelo a todos aquellos que se han aprovechado de su genial invención. La lista de adversarios es variada e incluye personajes clásicos como el Controlador, el Escarabajo, los Saqueadores o Manta Raya, sin considerar en el caso de este último que se trata de un funcionario del gobierno y no de un super-villano. Ciertamente cuando un tipo emprendedor como Tony comienza algo lo lleva hasta las últimas consecuencias, por lo que así mismo va a aprovechar esta particular cruzada para desposeer de su tecnología incluso a aquellos a quienes otrora se la cediera voluntariamente, caso de los Mandroides de S.H.I.E.L.D. o los Guardianes. Huelga decir que todo ello va a convertir a su alter-ego en persona non grata. ¿Qué van a hacer los Vengadores ante semejante conducta por parte de uno de los suyos? ¿Cómo va a explicar Tony al mundo la actitud de su guardaespaldas? ¿Cuál es la opinión del Capi al respecto?
Estas son algunas de las preguntas que van a tener respuesta en una emocionante saga que nos permite reencontrarnos con secundarios queridos como Mrs. Arbogast o Scott Lang –antes de morir de la manera más absurda a manos de cierto guionista de moda en connivencia con algún que otro editor-Jefe dado a los grandes artificios. Tenía que decirlo-, personajes Marvel clásicos como Nick Furia o unos Vengadores Costa Oeste que nunca creí que fuera a añorar tanto, villanos de viejo y nuevo cuño (Armada), y escenarios familiares como la Bóveda (aquí llamada la Cripta por esas cosas de la traducción) o la Rusia de Dinamo Escarlata y el Hombre de Titanio.
La saga de siete partes más un epílogo que contiene este libro es trepidante, está bien contada y engancha hasta el final, lo que hace de Iron Man: La Guerra De Las Armaduras una lectura absolutamente recomendable y un buen exponente de lo que puede dar de si el género superheróico más puro cuando se trata con cariño y profesionalidad.
La parte que más puede disgustar al lector desacostumbrado al formato comic-book es que más que ante una historia que arranca y se desarrolla de principio a fin estamos ante una sucesión de episodios, cada uno de los cuales está dedicado a un/a contrincante/armadura distinto/a, siendo el verdadero hilo conductor la obsesión del protagonista, que se va tornando en métodos cada vez más expeditivos, así como los quebraderos de cabeza que ello le va a ocasionar a nivel legal, social y político. La consecuencia de lo dicho es que ni la edición en formato libro evita cierta sensación de falta de unidad, y de hecho La Guerra De Las Armaduras concluye quedando algún que otro cabo suelto, pero es que no podemos olvidar que no estamos ante un guión concebido de manera unitaria sino ante un fragmento de una historia que lleva décadas construyéndose mes a mes, lo que me hace pensar en lo bonito que sería poder disfrutar de todo el material que David Micheline y Bob Layton hicieron para Iron Man en este formato libro con tapa dura y buen papel. Al fin y al cabo y salvando las distancias estamos ante el equivalente con armadura del Thor de Simonson o el Daredevil de Miller.
En el apartado gráfico, el poco conocido Mark D. Bright puede no brillar con la intensidad de un JRJR, pero al margen de que el acabado de Layton hace el resultado final más que bueno hay que decir que el dibujante da sopas con honda a muchos artistas hot de hoy en día incapaces de hacer más de tres viñetas por página, y que esconden sus deficiencias bajo capas y capas de infocolor. Ya sé que al final y como de costumbre he acabado pecando de abuelo Cebolleta. No puedo evitarlo.
En los tiempos anteriores a la saga que cubre este libro –publicada por primera vez en España hace muchísimos años dentro de la colección antológica Marvel Héroes- un Tony Stark que no estaba atravesando su mejor momento fue víctima de las manipulaciones de Obadiah Stane viéndose abocado a una crisis alcohólica que lo precipitó al abismo, perdiendo en el camino la empresa de su vida Stark International. Como todo buen héroe Tony se supo sobreponer, dio su merecido al artífice de su desgracia y volvió a coger con firmeza las riendas de su vida. No es extraño que en plena fase de renovación física y espiritual el millonario con armadura se pillara un rebote de mil demonios al descubrir que por causa de los tejemanejes de su enemigo Justin Hammer la tecnología que da vida a Iron Man había caído en malas manos.
Así comienza la guerra de las armaduras a.k.a. Stark Wars, una de las últimas grandes sagas del título –a ella añadiría la etapa Byrne/Romita Jr/Ryan y la posterior Busiek/Chen- en la que vamos a ver a Tony enfundado en su armadura rojo y plata y con la única ayuda de su fiel escudero Rhodey, persiguiendo y dando para el pelo a todos aquellos que se han aprovechado de su genial invención. La lista de adversarios es variada e incluye personajes clásicos como el Controlador, el Escarabajo, los Saqueadores o Manta Raya, sin considerar en el caso de este último que se trata de un funcionario del gobierno y no de un super-villano. Ciertamente cuando un tipo emprendedor como Tony comienza algo lo lleva hasta las últimas consecuencias, por lo que así mismo va a aprovechar esta particular cruzada para desposeer de su tecnología incluso a aquellos a quienes otrora se la cediera voluntariamente, caso de los Mandroides de S.H.I.E.L.D. o los Guardianes. Huelga decir que todo ello va a convertir a su alter-ego en persona non grata. ¿Qué van a hacer los Vengadores ante semejante conducta por parte de uno de los suyos? ¿Cómo va a explicar Tony al mundo la actitud de su guardaespaldas? ¿Cuál es la opinión del Capi al respecto?
Estas son algunas de las preguntas que van a tener respuesta en una emocionante saga que nos permite reencontrarnos con secundarios queridos como Mrs. Arbogast o Scott Lang –antes de morir de la manera más absurda a manos de cierto guionista de moda en connivencia con algún que otro editor-Jefe dado a los grandes artificios. Tenía que decirlo-, personajes Marvel clásicos como Nick Furia o unos Vengadores Costa Oeste que nunca creí que fuera a añorar tanto, villanos de viejo y nuevo cuño (Armada), y escenarios familiares como la Bóveda (aquí llamada la Cripta por esas cosas de la traducción) o la Rusia de Dinamo Escarlata y el Hombre de Titanio.
La saga de siete partes más un epílogo que contiene este libro es trepidante, está bien contada y engancha hasta el final, lo que hace de Iron Man: La Guerra De Las Armaduras una lectura absolutamente recomendable y un buen exponente de lo que puede dar de si el género superheróico más puro cuando se trata con cariño y profesionalidad.
La parte que más puede disgustar al lector desacostumbrado al formato comic-book es que más que ante una historia que arranca y se desarrolla de principio a fin estamos ante una sucesión de episodios, cada uno de los cuales está dedicado a un/a contrincante/armadura distinto/a, siendo el verdadero hilo conductor la obsesión del protagonista, que se va tornando en métodos cada vez más expeditivos, así como los quebraderos de cabeza que ello le va a ocasionar a nivel legal, social y político. La consecuencia de lo dicho es que ni la edición en formato libro evita cierta sensación de falta de unidad, y de hecho La Guerra De Las Armaduras concluye quedando algún que otro cabo suelto, pero es que no podemos olvidar que no estamos ante un guión concebido de manera unitaria sino ante un fragmento de una historia que lleva décadas construyéndose mes a mes, lo que me hace pensar en lo bonito que sería poder disfrutar de todo el material que David Micheline y Bob Layton hicieron para Iron Man en este formato libro con tapa dura y buen papel. Al fin y al cabo y salvando las distancias estamos ante el equivalente con armadura del Thor de Simonson o el Daredevil de Miller.
En el apartado gráfico, el poco conocido Mark D. Bright puede no brillar con la intensidad de un JRJR, pero al margen de que el acabado de Layton hace el resultado final más que bueno hay que decir que el dibujante da sopas con honda a muchos artistas hot de hoy en día incapaces de hacer más de tres viñetas por página, y que esconden sus deficiencias bajo capas y capas de infocolor. Ya sé que al final y como de costumbre he acabado pecando de abuelo Cebolleta. No puedo evitarlo.
El epílogo -de pesadilla literalmente- dibujado por Barry W. Smith, como siempre, impecable.
3 comentarios:
Hey abuelo cebolleta,
Ahora ya se porque te gusta tanto ese sitio de tapeo madrileño llamado La tía cebolla, jeje.
Estoy seguro que acabaran por recuperar esa etapa Michelin-Romita Jr. Quizás la más grande que jamás pueda haber tenido el tío Tony, un personaje marvel que nunca ha estado entre mis favoritos. Pero ya se sabe, siempre es cuestión de gustos.
Por cierto, quien mejor para protagonizar una crisis alcohólica en la gran pantalla que Robert Downey Jr. Ni siquiera va a tener que actuar ...
La mejor saga que he leído de Iron Man; yo me compré hace poco el TPB americano, que es baratito
Hace algunos años Forum publicó parte de la etapa Micheline/Layton/JRJR en sendos volúmenes de Tesoros Marvel que supieron a muy poco, y lo cierto es que sería genial poder disfrutar a color y a tamaño normal de historias como "El demonio en la botella", los enfrentamientos de IM contra Justin Hammer o el viaje en el tiempo a Camelot con Doc. Muerte.
Lo de Robert Downey... hombre, si el papel se lo hubieran dado a Keith Richards no te digo. La verdad es que mientras que me he negado a ver otros films Marvel como Punisher, Elektra o DD esta peli me tiene muy emocionado. Espero que la cosa no acabe en decepción.
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