"A primera vista, cualquiera podría caer en la tentación de cargarse de un plumazo el manga, como si sólo fuera un fruto más de la cultura popular de masas del siglo XX, fruto de mentes más o menos calenturientas, dibujantes de trazo grueso y violenta pincelada. Sin embargo, este dibujo japonés no es cosa de ahora, ni siquiera de ayer o incluso de anteayer, sino que su origen se remonta más de mil años en la historia del siempre sorprendente país del Sol Naciente. Apasionante historia trazada con fino pincel y todo lujo de detalles, literarios y gráficos, en «Mil años de manga» (Ed. Electa), bellísimo libro de Brigitte Koyama-Richard, profesora de la Universidad Musashi de Tokio.
El manga, además de Oliver y Benji, es una tradición gráfica y literaria milenaria, que este libro retrata en un subyugante viaje (con muchas idas y no menos vueltas) que aporta sorprendentes experiencias y conocimientos. El manga violento y pornográfico es apenas una diminuta parte de lo que este arte ha significado y significa para los japoneses. Además de servir como entretenimiento, el manga ha sido también el medio y hasta el mensaje por el que se canalizó la crítica social y política, por el que se popularizaron en la vieja Cipango las costumbres y modas europeas, pero también sirvió y sirve como especialísimo libro de texto, y como soporte de obras históricas, naturalistas y biográficas. Hagamos un poco de historia".
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