Estoy hablando, evidentemente, del estadounidense Chris Sprouse, que afablemente tuvo la bondad de responder a las siguientes preguntas:
E: Tras las presentaciones, nos gustaría que empezaras hablándonos un poco sobre tus comienzos, sobre cómo te dio por dibujar y decidir hacer de ello tu profesión.
CS: Bueno, la verdad es que todo se remonta cuando mi padre, que trabajaba para el gobierno de los EE. UU. fue destinado a la India y nos mudamos con él allí. Por aquel entonces yo tenía cuatro años y apenas puedes recordar algo que no sea estar dibujando. La verdad es que apenas podíamos salir de casa ya que incluso el jardín estaba lleno de serpientes, por lo que nuestros padres decidieron enseñarnos a dibujar a mi hermano y a mí y así tenernos entretenidos a salvo en casa.
Mi padre trabajaba colaborando en la construcción de sistemas de irrigación y demás trabajos de infraestructuras, y colaboraba con gente de diversos países. Nosotros vivíamos en una zona habitada por numerosas familias de occidentales, entre ellas muchas inglesas, y una vez a la semana se montaba un mercado que contaba con un puesto en el que había una caja llena de cómics, revistas y libros que podían o bien cambiarse o comprarse. De aquella época aún conservo algunos tebeos que mis padres decidieron comprar ya que no paraba de releerlos, como algunos álbumes de Tintín, uno de mis favoritos de siempre y una de mis influencias más constantes.
Ya con once años coleccionaba cómics de forma imparable y, de repente, me pareció lo más dedicarme a ello, me gustaba y había más gente que lo hacía, pero la verdad es que tardé un tiempo en darme cuenta de que realmente podía hacerlo. Al principio sólo sabía que eso era lo que quería hacer. Y después vinieron muchas horas en el tablero de dibujo, pero no me importó nunca, adoro el medio profundamente.
Mis padres temían que no consiguiera trabajo y, a diferencia de la actualidad, antes no había ningún sitio donde conseguir un título de dibujante de cómics, por lo que siempre insistieron en que estudiara algo más. Aún así, yo siempre quería aprovechar el tiempo de las clases para dibujar y me apuntaba a clases de modelo o, por ejemplo, a un proyecto de imprenta que también acabé dedicando a la creación de un cómic.
E: Y años después ese joven aficionado se convirtió en artista colaborador del guionista de cómic más respetado por crítica y público, ¿cómo fue trabajar junto a Alan Moore en Tom Strong?
CS: Aquello fue sin duda la cumbre de mi carrera, jamás me he sentido más creativo que entonces. Además disfrutaba muchísimo leyendo los guiones de Alan. Al recibirlos normalmente me sentaba durante todo un día a leerlos con detenimiento. Es cierto que son realmente largos. Recuerdo que en el guión del número uno de Tom Strong había tres páginas tan sólo para describir la primera viñeta, en la que no aparecía nada más que una puerta cerrada. Aún así, si Alan volviese a trabajar para alguna compañía de cómics estaría encantado en volver a colaborar con él.
E: Hablábamos de la cumbre de tu carrera, pero esto me hace pensar, ¿en qué momento se retira un dibujante de cómic?
CS: Un dibujante no tiene jubilación, no tiene pensión ni se retira mientras pueda dibujar, normalmente, o mientras siga teniendo encargos. Algunos afortunados tienen éxito y pueden convertirse en directores de cine, como Frank Miller, pero es algo excepcional (risas).
Es una carrera profesional muy insegura, no tenemos seguridad social, no tenemos días de baja que coger, ni seguro, siempre esperas que al menos tu mujer si tenga uno. Por eso tiene que gustarte realmente lo que haces para poder dedicarte a ello. El mero hecho de venir a estas jornadas supone un retraso en tu trabajo que tienes que compensar después.
E: Por otro lado, siempre cabe la posibilidad de crear algún personaje que tenga tanto éxito que hasta tus herederos puedan beneficiarse de ello, ¿no es así?
CS: Los royalties no empezaron a cobrarse en EE. UU. hasta finales de los setenta y sobre todo en los ochenta, y es cierto que ahora hay autores que pueden jubilarse gracias a ellos. Crear tus propias historias es algo que recomiendo, ya que siempre se acaba ganando más trabajando en colecciones de creación propia que en personajes de otra compañía, donde sólo te llevas un pequeño porcentaje. Eso sí, siempre y cuando esos personajes que crees gusten y tengan éxito. Además, los royalties son cada vez más beneficiosos, sobre todo gracias al interés creciente del público y la posibilidad que eso desemboque en adaptaciones a otros medios, otros soportes, etc. En definitiva, el autor hoy tiene más capacidad para negociar su derechos.
E: Lo difícil de todo esto es conseguir que las compañías confíen en la rentabilidad de los proyectos personales de los autores, me imagino.
CS: Es cierto. Pero esto es más fácil si primero tienes éxito con proyectos más comerciales, aunque no sean de creación propia. Así será más probable que el público se interese por tus otras historias más personales.
E: Me gustaría que nos explicaras cuáles son tus principales influencias en tu estilo y en esa manera de crear historias y personajes.
CS: Como ya he comentado, probablemente mi primera influencia sea Hergé. Después vinieron Frank Miller, Walter Simonson o Alan Moore, este último sobre todo porque hace siempre lo que quiere pero, ante todo, pensando en si tiene una historia que contar con ese personaje o ambiente. DC le ha llevado verdaderas montañas de dinero por escribir personajes que Alan no veía por dónde coger, por lo que nunca aceptaba al menos que encontrase algo interesante que contar. Otra de mis primeras influencias, y uno de mis principales maestros, es el dibujante Michael Golden.
Todos estos autores me sirvieron como fuente de inspiración, sobre todo a la hora de comenzar mi vida laboral. Muchos compañeros de estudios aceptaron el primer trabajo que les ofrecieron y ahora viven amargados por ello. Mis únicos problemas son el pagar las facturas y cumplir los plazos de entrega, pero adoro mi trabajo.
E: ¿Existe, cambiando de tema, algo en esta industria que aún no hayas hecho y que te gustaría hacer?
CS: Para mi un proyecto de ensueño durante mucho tiempo fue hacer algo de ciencia ficción, algo que realicé con Ocean que, a pesar de no haber sido un blockbuster, fue creativa y económicamente satisfactoria, amén de la compra de los derechos para una película por parte de Warner Bros. Lo esencial es que en este tipo de proyectos encuentras una libertad creativa que no tienes trabajando con personajes mainstream, y al final tu trabajo siempre es mejor cuanto más libre creativamente hablando eres.
E: Estos días hemos podido ver aquí en Avilés algunas muestras de tu próximo proyecto, ¿podrías hablarnos de cómo surgió el volver con el personaje de Tom Strong, y de cómo es hacerlo sin Alan Moore de por medio?
CS: Se trata de una miniserie de seis números que empezará a publicar Wildstorm en diciembre con guiones de Peter Hogan, que ya escribió algún número de la antigua colección. Se titula Tom Strong and the Robots of Doom y, si tiene éxito, debería de ser la primera de varias miniseries autoconclusivas al estilo de Hellboy.
Con respecto a que sea él el escritor en lugar de Alan la verdad es que, más allá de las diferencias de estilo, resulta muy satisfactorio ya que Peter se encuentra muy familiarizado con los personajes y, sin copiar a Alan, sabe mantener el espíritu de la serie.
E: Pues eso es todo, un placer y muchas gracias por este rato compartido, y por el estupendo sketch que nos dedicas.
CS: Gracias a vosotros.
Y eso fue todo. No querría acabar el post sin mencionar una deliciosa anécdota avilesina que demuestra el amable y encantador carácter de este gran artista. Una de mis primeras tardes allí, me acerqué a Chris para pedirle una firma en mi tomo recopilatorio de Tom Strong (de los que por cierto estaba muy gratamente sorprendido por su calidad, tanto es así que hace poco confesaba en su blog no haber podido resistirse a comprarlos) y, por inocente despiste, provocado sin duda por la incesante atención que recibió de sus numerosos fans, escribió el nombre equivocado en el cómic. Muy preocupado, me propuso comprarme otro o pagarme por uno, ante lo que me negué en rotundo, abrumado. En su lugar, le dije que podía simplemente hacer un borrón sobre el nombre erróneo pero, en su lugar, se curró en un minuto un delicioso sketch del amistoso gorila parlante de la serie de Abc Comics, cubriendo el estropicio y dejando a un fan, como a muchos más en esos días, eternamente agradecido.
Una vez más, gracias a Chris Sprouse y a todos los que hicieron posible el encuentro, y especialmente a Rocío, la encargada de prensa de las Jornadas.
3 comentarios:
Gracias por compartir la entrevisa cn todos, Gonzalo!!
Sí, estupenda entrevista. Y muy buena la anécdota final, jeje.
muchas gracias, la verdad es que creo que es la primera entrevista que hago de la que quedo bastante contento.
Y la anécdota estupenda, como muchas que surgen de ir a Avilés a disfrutar frikeando, Jorge Iván!
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