viernes, octubre 15, 2010

CRÍTICA: UNCLE SAM de Steve Darnall & Alex Ross

El post de hoy es una oportunidad perfecta para saldar una cuenta que hace ya tiempo que tengo pendiente... la de hablar de uno de mis dibujantes preferidos de siempre, un autor que levanta y quita pasiones al mismo tiempo por un fandom que está dividido a la hora de alabarlo o defenestrarlo. Este dibujante es Alex Ross... y la obra de la que hoy hablaremos es Uncle Sam, guionizada por Steve Darnall, reedición de Planeta DeAgostini, en un solo volumen, de una obra anteriormente editada hace ya 10 años por Norma Editorial en dos prestigios, dentro de la línea Vertigo de DC Comics.

Uncle Sam es una obra que, después de haber transcurrido ya una década desde su primera publicación, mantiene aún toda su frescura y actualidad, siendo los razonamientos y planteamientos aquí expuestos por Darnall perfectamente válidos y extrapolables a la sociedad de hoy en día estadounidense.

Pero, antes de entrar a hablar, como ya hemos dicho más arriba, de Alex Ross, hablaremos un poco por encima de esta obra. Como preámbulo aclaratorio antes de comenzar la reseña, comentar que nuestro protagonista, Uncle Sam (U.S.)/Tío Sam, es el símbolo por antonomasia de los estadounidenses, junto a la bandera de las barras y las estrellas y la águila calva u otros símbolos... una personificación del país de las oportunidades, un personaje que todos reconocen como el símbolo y expresión del pueblo y gobierno estadounidense. Sus rasgos e iconografía característica es la de un hombre ya entrado en años de raza blanca, delgado, pelo canoso, con barba de chivo, con sombrero de copa y vestido de chaqué con los colores de la bandera americana reflejados en el mismo y las barras estampadass en los pantalones. La representación gráfica que es más conocida por todos y es un verdadero icono a la altura de otros personajes históricos como pueden ser el Ché Guevara o Marilyn Monroe, es la del Tío Sam señalándonos con el dedo índice junto al lema "I want you for U.S. Army" ("Te quiero para el Ejército de los EE.UU.") que fue creada durante la I Guerra Mundial por James Montgomery Flagg para animar al alistamiento de los jóvenes norteamericanos y utilizada también en posteriores guerras.

Dicho esto, en esta obra asistimos a un repaso pormenorizado de aquello que se quiere ocultar (o sacar a la luz, según se mire) de la Historia Contemporánea de los EE.UU., y que está ahí mismo a flor de piel, quizá al alcance de la mano. A través del símbolo que representa el Tío Sam para los norteamericanos, éste nos va mostrando diversas épocas y periodos de la Historia donde la mano del hombre ha sido capaz de provocar atropellos y barbaridades sobre sí mismo, contra iguales como ellos que puedan haber tenido como único pecado pensar de manera diferente o, simplemente, no encontrarse en el lugar idóneo en el momento oportuno. Ya partimos de la base que el propio personaje del Tío Sam se encuentra en esta historia en la más absoluta miseria, un despojo “humano” del símbolo que es y representa, como si estuviera viviendo fuera de contexto y época, y la gente, poco a poco, haya dejado de creer en lo que antaño representaba para ellos... se encuentra totalmente ido y no tiene consciencia de quién es realmente, de cómo ha podido llegar a este extremo de pobreza y desgracia palpable, un símil perfecto y representativo de las verdaderas miserias de la condición humana que lleva arrastrando durante siglos el pueblo estadounidense como un pesado y vergonzoso lastre, una nación considerada por el contrario en su momento de máximo esplendor e influencia (y aún lo es) como representación, como el ejemplo a seguir, de todas las naciones y pueblos de la Tierra. Cuando se llega a estar en la cima del mundo, del poder, puede que la caída sea más dura en una época en que las creencias caducas han dejado de tener sentido en una sociedad globalizada como la de hoy en día donde los verdaderos “Imperios de poder” al uso no tienen realmente cabida, pero siempre perjudicándose en última instancia a los que están en la base de la pirámide social y beneficiando, posiblemente siempre, a los que están en la cúspide de la misma... las consabidas e injustificables diferencias de clases.

El Tío Sam se siente realmente desorientado, perdido, sin saber su destino a comienzos del siglo XXI, un símbolo que ha sido testigo y espectador privilegiado de todos los momentos clave de la Historia, al lado de los grandes personajes de cada época o periodo, incluso implicándose él mismo en todo lo que su gran nación le requiere y exige, desde la Guerra de la Independencia norteamericana pasando por el asesinato de John F. Kennedy, la importancia de la inmigración para conformar el gran crisol multiétnico y multicultural americano que es hoy, la masacre de los nativos americanos causada por el hombre blanco, el racismo y la "supuesta" supremacía de la raza blanca, la Guerra de la Secesión americana, lucha fraticida de hermano contra hermano... pero también presenciando momentos pequeños que no son catalogados muchas veces en los libros como grandes eventos de la Historia, pero que marcan pequeñas inflexiones que pueden hacer despertar o no a una nación: desastres ecológicos, defensa de los derechos civiles, la igualdad de todos los hombres, la lacra del paro, el abuso policial, la lacra del juego, la violencia juvenil…

Y en el proceso de saber quién es, hacia dónde va, qué ha de hacer y cómo debe de hacerlo para ser el verdadero espíritu y referente de una nación que ansía la libertad, el liderazgo del mundo y un futuro mejor y más justo, recibirá consejo de viejos símbolos, representaciones de naciones poderosas antaño que tuvieron su papel fundamental y estelar en el pasado: su hermanastra Britania, su antecesora Columbia, el siempre vigoroso Oso Ruso y la revolucionaria Marianne guiando al pueblo... y el futuro de una gran nación como es ésta aún está por ser escrito, para bien o para mal, con sus aciertos y sus seguros desaciertos... y el Tío Sam continuará llegando a los corazones de muchos americanos que quieran o necesiten creer en los malos o en los buenos momentos... para eso son creados los símbolos en el imaginario popular.

En esta serie Darnall intenta darnos su visión de la cruda realidad a la que asistimos diariamente, in situ o a través del poder que ejercen sobre nosotros los medios de comunicación, al lado oscuro del alma humana, aquella que es capaz de destruir a su vecino, al prójimo sin más, de los "ideales" que lo manipulan, que es capaz de poner en una balanza aquello que está bien en contra de aquello que está mal, aunque no sean razones justificables ni de peso, si no simplemente el querer imponer y diferenciar quién está arriba y quién está abajo, con la intención de pisotearlos sin miramientos si el motivo es justificable individual y personalmente, tanto si eres un ser individual como si formas parte de una comunidad que es posible que sea guiada al “matadero” cuales marionetas movidos sus hilos por los pocos titiriteros que ostentan el poder más arriba y que albergan sus intereses creados propios.

Ahora sí... Alex Ross en uno de los Artistas, sí artista y con mayúsculas, de este mundillo del noveno que mejor ha sabido captar la humanidad y la sencillez del ser humano, tenga o no "superpoderes"… gracias a sus lápices y pinceles hiperrealistas y a la aplicación de un color antitenebrista, buscando siempre la luminosidad más extrema que consiga ese realismo a la hora de reflejarse en los rostros de los personajes, Ross consigue dar a sus protagonistas unas expresiones naturales y realistas hasta las últimas consecuencias de veracidad, consiguiendo que uno saboree con gusto cada una de sus instantáneas…

Alex Ross siempre ha sido acusado por parte de los aficionados de basarse hasta la extenuación en modelos de carne y hueso para representar fidedignamente cada uno de sus personajes, posando para él cantidad de amigos y gente conocida e incluso fotografiando multitud de poses y movimientos para luego utilizarlos en el acabado final y en el movimiento buscado en sus actores, como si estos actuaran en un escenario real y palpable para todos, como si abriera una ventana al mundo donde poder asomarse y ver que ocurre en ese preciso momento… o como aquí donde busca también referentes de grandes cuadros historicistas, rindiendo el consabido homenaje a pintores norteamericanos... eso sí, siempre trabajando y obteniendo unos resultados concretos a partir del guión de otros autores (aunque es verdad que Ross muchas veces actua como co-guionista o es creador junto a otro autores de series en la que él no es el cabeza visible del equipo creativo final), ya que el autor siempre es parte de un equipo de dos, aunque siempre podríamos afirmar que los guionistas hacen un guión a medida del dibujante buscando el resultado concreto y conocido por todos… ocurre ahora con Steve Darnall en esta obra que parece hecha a medida de Ross, pero sobre todo parte de su carrera ha sido forjada al lado de unos de los guionistas más realistas y capaces de humanizar a los superhéroes: Kurt Busiek (el creador de Astro City, donde Ross colabora regularmente en este título con magníficas portadas y aportando ideas).

En la dilatada carrera de Alex Ross en este mundillo podemos destacar, aparte de las innumerables portadas que ha realizado para multitud de colecciones (su mayor número realizadas para la DC), obras como Kingdom Come junto a Mark Waid, la cuatrilogía de los 4 iconos más importantes de la DC (Superman, Batman, Wonder Woman, Shazam), con Paul Dini, así como las dos historias de la JLA, también con Dini, todas estas para DCMarvels con Busiek, para Marvel, obviamente… así como multitud de de colaboraciones en algunos títulos de ambas compañías. Asimismo está considerado como uno de los mejores ilustradores del medio, recibiendo por ello multitud de premios reconociendo su labor en el noveno arte.

Una obra ésta que podríamos calificar como menor (según como se mire) en la carrera de Alex Ross, no tan conocida por sus condicionales comparándola con otras obras que sí que han marcado más su trayectoria, pero donde Steve Darnall hace una magnífica disección de la tierra prometida que es América, mostrándonos sin cortapisas todas sus miserias que intentan ser ocultadas en el fondo del trastero de esta gran nación de las “grandes oportunidades” y de la “aceptación de todas las razas y creencias” que son los Estados Unidos de América… una obra recomendable si quieres ver el lado en penumbra y más criticable, y marcarte a partir de ahí una opinión propia que hoy en día continúa estando de actualidad y en boca de todos de manera permanente.

Un saludo cordial.

2 comentarios:

Susana dijo...

Comencé a leerlo por curiosidad, pero ya no pude dejarlo. Espectacular Alex Ross.

dennel dijo...

En su momento me pareció muy buen primer prestigio y una ida de olla el segundo, pero me has picado, lo voy a releer, que 10 años son muchos años y bien puede gustarme entero ahora.