Ciertamente la fórmula escogida es interesante, aunque es verdad que el hecho de titular cada libro con el nombre de uno de los siete Eternos no deja de resultar desconcertante y poco acorde con los contenidos. Personalmente hubiera preferido que en el lugar de la portada del tomo donde pone en letras doradas Desesperación figurara el nombre de la saga correspondiente, que en este caso es El Fin de los Mundos.
Pero este volumen no se abre con la mentada saga sino con el número 50 USA de la serie original, Ramadán. Se trata de una bonita historia dedicada a una Bagdad de ensueño exquisitamente ilustrada por P. Craig Russell, que fue capaz de convencer a Neil Gaiman para que, frente a lo que es su habitual modus operandi, dejara en manos de aquel la distribución del guión por viñetas en cada página. El resultado fue tan bueno que estamos ante el que es considerado uno de los mejores tebeos de la serie.
Entrando en El Fin de los Mundos, probablemente no es la saga más recordada de Sandman, lo que atribuyo al hecho de que estamos ante una seguida de números que funcionan a modo de respiro entre los vientos que Morfeo sembrara en Vidas Breves (libro cuatro) y la tempestad que se desencadenará en Las Benévolas (libro seis) arrastrándonos hasta la conclusión de la obra con El Velatorio (libro siete).
De este modo, Gaiman se sirve de una serie de viajeros atrapados en una tormenta para relatarnos por boca de cada uno de ellos un conjunto de historias que simplemente tenía ganas de contar, y que encuentran en el remanso de paz que les procura La Posada del Fin de los Mundos el escenario idóneo para ello. Lo novedoso frente a lo anteriormente visto en The Sandman es que estos relatos no se centran tanto en los personajes y su papel como catalizadores de acontecimientos como en el propio relato en sí.
Cada una de estas historias está dibujada por un artista distinto entre los que se encuentran Alex Stevens, John Watkiss, Michael Zuli, Mike Allred, Shea Anton Pensa o Gary Amaro, resultándome imposible destacar una sobre las demás a pesar de que me encantan las que cuentan Jim y Petrefax.
Todos los implicados hacen un gran trabajo a la vez que demuestran que su elección por parte del escritor para ilustrar cada relato en particular no fue fruto de la arbitrariedad, sin embargo si hay algo que siempre me hace disfrutar de esta saga es el dibujo de Brian Talbot, responsable de las secuencias que tienen lugar en la posada.
De la misma manera, no importa cuantas veces lea El Fin de los Mundos, la escena final del cortejo fúnebre nunca deja de emocionarme y hasta diría que la tengo como uno de los mejores momentos de una serie que no se queda precisamente corta en cuanto a buenos momentos se refiere.
El libro se completa con la ya citada Cazadores de Sueños, con bellas ilustraciones de Yoshitaka Amano, a lo que hay que añadir los bocetos de P. Craig Russell para Ramadán así como los habituales e indispensables comentarios a la obra extraídos de The Sandman Companion que, como siempre, concluyen con una esclarecedora entrevista con Gaiman.
Como ‘pero’ destacaría la inclusión en este tomo de parte de los extras correspondientes al anterior (los comentarios a Fábulas y Reflejos), algo que supongo se justifica por la dificultad de la distribución de todo el material de la serie y adicional en libros de idéntica extensión, pero que no deja de ser una pena. Más reprobable es el hecho de que estando ante una edición que no es precisamente barata y que tiene vocación de definitiva, no se hayan estirado un poco más con el grosor de un papel que en ocasiones se transparenta más de lo deseable.
A veces -y los blogueros somos especialistas en ello- nos deshacemos en calificativos grandilocuentes para con obras supuestamente maestras cuando la realidad es que de esas hay muy, muy pocas.
Con The Sandman tenemos la suerte de estar ante una, y señal de ello es que ni el paso del tiempo ni las sucesivas lecturas restan un ápice de interés o emoción a una obra que, al contrario, crece exponencialmente con cada revisión y continúa poniendo en evidencia a la mayor parte de cuanto se ha hecho con posterioridad.
3 comentarios:
pues ojito con el sexto volumen, incluye la inédita (juraría yo, vamos) recreación de Craig Russell del relato Cazadores de sueños.
Yo también diría que es inédita.
Cuando supe de su existencia me planteé hasta que punto era necesaria esa adaptación, o si se trataba de un intento de DC de explotar el nombre de Morfeo un poco más, pero tratándose de P. Craig Russell va a merecer la pena seguro.
es pura explotación, de dc y de gaiman, pero como dices, Russell... bueno, que es interesante si eres completista, y el dibujo siempre es de Russell, habrá que verlo (yo no lo he leido aún, Sandman ando releyéndolo para el blog Sobre Sandman, pero a mi ritmo)
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