Nacido el 21 de agosto de 1957 en Vancouver (Canadá) y residente en la actualidad en Suiza, es uno de los artistas más famosos de Fantasía. Es junto a Alan Lee y Ted Nasmith quién mejor ha visualizado la Tierra Media.
El calendario Tolkien de 1987 marcó para siempre nuestra visión de la Tierra Media: fue el inicio de grandes ilustradores y en él se dio a conocer John Howe. En este calendario, ya mítico, hay tres ilustraciones de Howe. El mes de febrero era el encuentro de los hobbits con el Jinete Negro (y portada), el lugarteniente de Barad-dûr se nos presenta en el mes de octubre (y también en la portada) y en diciembre teníamos un campamento de los Uruks.
A partir de ese momento participó en otros calendarios y sobre todo en las sobrecubiertas de El Señor de los Anillos, El Hobbit o El Silmarillion. Su trabajo también lo tenemos en los posters en conmemoración del cincuenta aniversario de la publicación de El Hobbit y en el centenario del nacimiento de Tolkien. Todo este trabajo influyó para que Peter Jackson le reclamara, junto a Alan Lee, como diseñador artístico, como artista conceptual para su trilogía de El Señor de los Anillos, lo que nos ha llevado a ver sus ilustraciones en movimiento. Peter Jackson tomó su idea, su ilustración de Bolsón Cerrado para su película: innegablemente es el Bolsón real, la casa de Bilbo donde hubiéramos querido tomar un té con pastas y mantener una agradable conversación.
Para mí el Gandalf de Tolkien, el irrepetible personaje de El Señor de los Anillos, es el Gandalf que Howe nos presenta caminando en un día lluvioso, con un dinamismo y un entorno onírico inigualable, el Gandalf pensativo, meditando a las puertas de Bolsón Cerrado.
Todas las ilustraciones de Howe nos sitúan en la Tierra Media, nos hacen ver como es en “realidad” el mundo de Tolkien: el viejo Hombre-Sauce, cómo el Jinete Negro persigue a los hobbits, el horror de la Torre Oscura, el nâzgul, el dinamismo de las aguas del vado de Rivendel, el propio Rivendel, la lucha de Sam contra Ella-Laraña, el dragón Smaug, el asedio de Minas Tirith. Esta relación con Tolkien la ve como fuente de inspiración, no como una influencia, a pesar de admitir que no lo entendía bien pues leyó El Señor de los Anillos en orden equivocado.
John Howe ha ilustrado muchos otros libros de Fantasía, como los de Robin Hobb, la leyenda de Beowulf, sobre el mundo de “La materia oscura” de Phillip Pullman o “Las crónicas de Narnia” de C. S. Lewis, contribuyendo a la adaptación cinematográfica de “La bruja, el león y el armario”. En 2005 una edición limitada de “Choque de reyes” de George R.R. Martin, publicada por Meisha Merlin Publishing, incluía varias ilustraciones suyas.
Como obras personales suyas tenemos “Mundos perdidos” y “Forjar dragones” y, además, como última, esperemos que de momento, colaboración en el mundo de Tolkien, tenemos “Al oeste de las montañas, al este del mar. El mapa de Tolkien de Beleriand” con texto de Brian Sibley.
En “Mundos perdidos” (Editorial Oniro, 2009) ya la portada nos da indicios de las maravillas que oculta su interior. Una trabajada verja nos deja entrever y da paso a unos mundos de leyenda. Son 24 mundos de los que John Howe nos habla y los interpreta según sus propias ideas e ideales. Entre ellos tenemos grandes ciudades de la antigüedad (Babilonia, Tebas, Cnosos, Troya, Pompeya o Tombuctú), ciudades míticas (Cíbola, Shambhala, Preste Juan o Camelot), lugares de dioses (el Monte Olimpo, Asgard, Uluru), reinos de ensueño (Edén, Última Thule, Avalon, Faerie), civilizaciones perdidas (Atlántida) o reencontradas (Cahokia, Mohenjo-Daro) entre otros que pertenecen a nuestro mundo interior. Howe nos muestra la historia, la leyenda de cada una de ellas y las interpretaciones de la leyenda o mito. Junto con sus propias ilustraciones, que pueden ser desde las propias ciudades, escenas cotidianas, personajes o paisajes, se unen reproducciones de obras de arte o bien elementos arqueológicos de las civilizaciones.
En “Mundos perdidos” (Editorial Oniro, 2009) ya la portada nos da indicios de las maravillas que oculta su interior. Una trabajada verja nos deja entrever y da paso a unos mundos de leyenda. Son 24 mundos de los que John Howe nos habla y los interpreta según sus propias ideas e ideales. Entre ellos tenemos grandes ciudades de la antigüedad (Babilonia, Tebas, Cnosos, Troya, Pompeya o Tombuctú), ciudades míticas (Cíbola, Shambhala, Preste Juan o Camelot), lugares de dioses (el Monte Olimpo, Asgard, Uluru), reinos de ensueño (Edén, Última Thule, Avalon, Faerie), civilizaciones perdidas (Atlántida) o reencontradas (Cahokia, Mohenjo-Daro) entre otros que pertenecen a nuestro mundo interior. Howe nos muestra la historia, la leyenda de cada una de ellas y las interpretaciones de la leyenda o mito. Junto con sus propias ilustraciones, que pueden ser desde las propias ciudades, escenas cotidianas, personajes o paisajes, se unen reproducciones de obras de arte o bien elementos arqueológicos de las civilizaciones.
De todas ellas me ha llamado la atención Los colosos de Memmón en Tebas, Dédalo cosiendo sus alas en Cnosos, la fantástica águila del Monte Olimpo. Espectacular es el hundimiento de la Atlántida, la gran estatua de Poseidón, la desesperación de quien se refugia a sus pies, la gran vitalidad de las furiosas olas, la destrucción y el fuego del palacio. Es una ilustración de gran dinamismo que nos llena de horror y pesar por esta civilización destruida.
En Última Thule, lugar mítico al norte de las tierras conocidas, una terrible serpiente marina vigila sus costas en aguas de colores fríos en contraste de un cielo y unas montañas bañadas en cálida luz crepuscular. El paisaje de las siete ciudades perdidas de Cíbola es espectacular: la luz, el color, el calor que irradia esta ilustración, nos traslada directamente a estas gentes.
Mohenjo-Daro ha sido todo un descubrimiento para mí pues me era totalmente desconocida. Muy interesante y sobre la que habrá que investigar. La ilustración principal de esta civilización nos acerca a esos tiempos remotos, perdidos en la nebulosa del misterio y en los ambientes pantanosos, con una luz suave y un ambiente sosegado con unas gráciles grullas como punto de animación. En Uluru, John Howe nos acerca a un mundo exótico e intrigante, el “Tiempo de los Sueños” de los aborígenes australianos, en el que se cantan los hechos de los ancestros para recrear la Tierra y servir de guía. De Tombuctú tenemos una hermosa recreación de la ciudad, con la sutileza de la acuarela, los trazos y la ensoñación que tan bien consigue Howe. De los personajes merece especial atención el Merlín de Camelot, de mirada penetrante e inmerso en sus preocupaciones.
Mohenjo-Daro ha sido todo un descubrimiento para mí pues me era totalmente desconocida. Muy interesante y sobre la que habrá que investigar. La ilustración principal de esta civilización nos acerca a esos tiempos remotos, perdidos en la nebulosa del misterio y en los ambientes pantanosos, con una luz suave y un ambiente sosegado con unas gráciles grullas como punto de animación. En Uluru, John Howe nos acerca a un mundo exótico e intrigante, el “Tiempo de los Sueños” de los aborígenes australianos, en el que se cantan los hechos de los ancestros para recrear la Tierra y servir de guía. De Tombuctú tenemos una hermosa recreación de la ciudad, con la sutileza de la acuarela, los trazos y la ensoñación que tan bien consigue Howe. De los personajes merece especial atención el Merlín de Camelot, de mirada penetrante e inmerso en sus preocupaciones.
Y cerrando el círculo, cito las palabras del “Prólogo”, de Sir Ian McKellen, actor, “Gandalf” en la trilogía cinematográfica de El Señor de los Anillos. “Los mundos se imaginan e ilustran, y se tornan reales ante nuestros ojos. No es que John sea prestidigitador de trucos baratos. Su magia tiene un propósito; hacernos pensar e imaginar lugares distantes y pueblos de tiempos remotos. Es imposible no mirar sus vastos pero detallados paisajes y no sentirse exaltado”.
No podía faltar en mi biblioteca particular destinada a los dragones “Forjar dragones” de John Howe (Editorial Timun Mas, 2009). ¿Cómo hablaros de la fascinación, el entusiasmo, el sentido de lo maravilloso que despertó en mí esta obra de Howe? En ella se unen mi admiración por John Howe y el interés desmesurado que siento por todo lo que sea de dragones. Encontramos magníficas ilustraciones de Howe, obras sobre dragones y representaciones de este ser fabuloso a lo largo de la Historia del Arte.
No podía faltar en mi biblioteca particular destinada a los dragones “Forjar dragones” de John Howe (Editorial Timun Mas, 2009). ¿Cómo hablaros de la fascinación, el entusiasmo, el sentido de lo maravilloso que despertó en mí esta obra de Howe? En ella se unen mi admiración por John Howe y el interés desmesurado que siento por todo lo que sea de dragones. Encontramos magníficas ilustraciones de Howe, obras sobre dragones y representaciones de este ser fabuloso a lo largo de la Historia del Arte.
La “Introducción” nos indica las intenciones del autor: es una “enciclopedia” sobre dragones (historias, mitos, costumbres o carácter), es “un libro práctico” pues explica cómo trabaja y es también una representación de su forma de trabajo. Nos explica el concepto de “dragón”, las tradiciones que recogen su mitología, el distinto concepto que se tiene de este ser, su acción sobre las tierras. Nos cuenta que encuentra su inspiración en el mundo que le rodea por lo tanto no es incompatible la creación de un ser de Fantasía con unas buenas fotos de saurios y reptiles. Pero sobre todo necesita la inspiración y su mundo particular de la imaginación. Más adelante nos cuenta como empieza a diseñar al dragón, sus características físicas y cómo mezcla la realidad con la Fantasía.
Pasamos a los dragones de la antigüedad: Tiamat, origen del mundo babilónico (representado como una hermosa nebulosa cósmica); Apep, el enemigo de Ra, la serpiente uróboros (con un boceto a lápiz y las letras entrelazadas que me entusiasma), el nórdico Nidhog que muerde y arranca las raíces del Árbol del Mundo. En “Monstruos y héroes”, nos hace un repaso de todos lo héroes que se han enfrentado al dragón pues es la prueba definitiva para todo guerrero. Tenemos a Beowulf, Fafnir y Sigurgh (el boceto a lápiz de la transformación en dragón es de lo mejor), San Jorge no podía faltar con una ilustración en la que tanto el dragón como los árboles, son protagonistas; Lanzarote (un vencedor caballero en su armadura con los despojos del dragón en la mano).
Y por último en “Dragones de otros mundos” nos ofrece su interpretación de estos seres con autores de Fantasía de tanta reputación como Anne McCaffrey y sus dragones de Pern, Úrsula K. Leguin con los dragones de Terramar oteando la llegada del joven mago Ged, Robin Hobb con su Icefyre, Tolkien con Smaug sobre su tesoro, del que tanto sus bocetos como la ilustración final (cubierta para El Hobbit de 1990), son un gran orgullo para Howe y una gran satisfacción para todos. Siguiendo en el mundo de Tolkien, representa de diversas manera el nàzgul y en esta parte Howe presenta la ilustración de la bestia alada para el Calendario Tolkien de 1991 con el Rey Brujo ante la Torre Negra. Esta ilustración desde la primera vez que la vi me impactó muchísimo y es una de mis favoritas pues tiene la oscuridad, el horror y la fuerza de la Torre Oscura junto la corrupción de un ser mítico. Se cierra el libro con la muerte de Glaurung, la condena de los hijos de Hurin, Turin y su hermana Nienor.
Aquí se despide John Howe de los dragones, pero sólo será un “hasta luego” pues “son tan profundos y complejos que una ilustración, o mil, nunca bastará para llegar a conocerlos apropiadamente”.
El subtítulo del libro es “Inspiraciones, acercamientos y técnicas para dibujar y pintar dragones” por eso lo bueno es que de cada ilustración que realiza, nos muestra los bocetos previos, las distintas versiones que surgen, nos explica la intención que tenía en ciertas partes, nos muestra la técnica que utilizó, los trucos para lograr algún detalle, cómo consigue esa textura, esa perspectiva o el movimiento de la figura. También nos dice lo que no le gusta o de lo que no está satisfecho y cómo lo realizaría de nuevo. Nos da consejos para utilizar cierta técnica en cada ocasión para obtener los mejores resultados. En resumen, nos ofrece su Saber y su Arte.
Es un libro para disfrutarlo con todos los sentidos alerta y embeberse de una Fantasía sin fin. Abrid por donde salga y siempre encontraréis una ilustración, un boceto, que os asombrará.
Y ya por fin lo último que John Howe tiene publicado: “Al oeste de las montañas, al este del mar. El mapa de Tolkien de Beleriand” (Editorial Minotauro, 2009). Tiene una presentación, una encuadernación, una edición cuidadísima, forrado en tela y con letras doradas que convierte a este librito (19cm/12cm) en una verdadera joya. El texto de Brian Sibley nos habla de la cartografía de la Tierra Media, de la importancia que daba Tolkien a los mapas y cómo le gustaban, los esfuerzos que realizó por lo que sería más tarde El Silmarillion, el mapa que el propio Tolkien realizó para El Hobbit. Este mapa se ampliaría al escribir su continuación y, en este caso, los mapas serían esenciales. La descripción del paisaje de los propios personajes nos da una gran consistencia de las zonas y distancias. Nos habla del desarrollo de la Tierra Media, los antecedentes de los elfos, de las guerras y de la Sombra. Por orden alfabético nos comenta cada lugar, fortaleza, río o paso que encontraremos en el mapa. Por eso tiene intercaladas ilustraciones a lápiz de John Howe de los personajes, paisajes y escenas y que mantienen toda la fuerza de la obra de Tolkien y todo el Arte interpretativo de Howe.
El subtítulo del libro es “Inspiraciones, acercamientos y técnicas para dibujar y pintar dragones” por eso lo bueno es que de cada ilustración que realiza, nos muestra los bocetos previos, las distintas versiones que surgen, nos explica la intención que tenía en ciertas partes, nos muestra la técnica que utilizó, los trucos para lograr algún detalle, cómo consigue esa textura, esa perspectiva o el movimiento de la figura. También nos dice lo que no le gusta o de lo que no está satisfecho y cómo lo realizaría de nuevo. Nos da consejos para utilizar cierta técnica en cada ocasión para obtener los mejores resultados. En resumen, nos ofrece su Saber y su Arte.
Es un libro para disfrutarlo con todos los sentidos alerta y embeberse de una Fantasía sin fin. Abrid por donde salga y siempre encontraréis una ilustración, un boceto, que os asombrará.
Y ya por fin lo último que John Howe tiene publicado: “Al oeste de las montañas, al este del mar. El mapa de Tolkien de Beleriand” (Editorial Minotauro, 2009). Tiene una presentación, una encuadernación, una edición cuidadísima, forrado en tela y con letras doradas que convierte a este librito (19cm/12cm) en una verdadera joya. El texto de Brian Sibley nos habla de la cartografía de la Tierra Media, de la importancia que daba Tolkien a los mapas y cómo le gustaban, los esfuerzos que realizó por lo que sería más tarde El Silmarillion, el mapa que el propio Tolkien realizó para El Hobbit. Este mapa se ampliaría al escribir su continuación y, en este caso, los mapas serían esenciales. La descripción del paisaje de los propios personajes nos da una gran consistencia de las zonas y distancias. Nos habla del desarrollo de la Tierra Media, los antecedentes de los elfos, de las guerras y de la Sombra. Por orden alfabético nos comenta cada lugar, fortaleza, río o paso que encontraremos en el mapa. Por eso tiene intercaladas ilustraciones a lápiz de John Howe de los personajes, paisajes y escenas y que mantienen toda la fuerza de la obra de Tolkien y todo el Arte interpretativo de Howe.
El mapa de Beleriand nos muestra la Tierra Media antes de Bilbo y Frodo. Cuando El Silmarillion se publicó póstumamente en 1980. Contenía un mapa de Christopher Tolkien que fue el que inspiró a John Howe en su interpretación de estas tierras. Muestra todos los reinos involucrados en la Guerra de la Joyas, librada durante años por la posesión de los Silmarils y en la que la mayoría de tierras de este mapa desaparecen bajo las aguas y los elfos y sus canciones dejaron Beleriand para siempre.
El mapa de Howe es un desplegable de gran tamaño que contiene todos los datos que identifican estas tierras, sus ríos, bosques y costas, caminos de enanos y hombres. Vemos con detalle todos los reinos, sus montañas, cordilleras o colinas. A sus márgenes, unas grandes ilustraciones, nos anteceden y dan idea de la historia, de los tremendos sucesos que han ocurrido en estas tierras.
El hecho de guardar el mapa plegado a un tamaño pequeño y manejable, le da el encanto y la utilidad de los viejos mapas de los antiguos exploradores, guardados en estuches para su conservación y fácil y mejor accesibilidad. Como gran entusiasta de los mapas, este mapa de Howe es de los mejores que he podido disfrutar. Es para enmarcarlo y tenerlo presente todos los días. No sólo es un mapa que nos sitúa en la historia y nos da a conocer situaciones geográficas, es toda una obra de Arte.
El mapa de Howe es un desplegable de gran tamaño que contiene todos los datos que identifican estas tierras, sus ríos, bosques y costas, caminos de enanos y hombres. Vemos con detalle todos los reinos, sus montañas, cordilleras o colinas. A sus márgenes, unas grandes ilustraciones, nos anteceden y dan idea de la historia, de los tremendos sucesos que han ocurrido en estas tierras.
El hecho de guardar el mapa plegado a un tamaño pequeño y manejable, le da el encanto y la utilidad de los viejos mapas de los antiguos exploradores, guardados en estuches para su conservación y fácil y mejor accesibilidad. Como gran entusiasta de los mapas, este mapa de Howe es de los mejores que he podido disfrutar. Es para enmarcarlo y tenerlo presente todos los días. No sólo es un mapa que nos sitúa en la historia y nos da a conocer situaciones geográficas, es toda una obra de Arte.
La técnica que utiliza John Howe para realizar sus obras es básicamente la acuarela y la tinta, sin dejar de lado el aerógrafo o el acrílico. Admirador de las técnicas tradicionales presenta un dibujo elaborado, muy trabajado y pensado y su maestría con la acuarela es muy grande. Seguidor y admirador de nuestro José Segrelles (1885-1969) subraya la importancia y la necesidad de observar la obra original de los artistas, como él hizo cuando vino a Valencia en 2009 y visitó y admiró la obra original en la Casa-Museo de José Segrelles en Albaida (Valencia). El motivo fue la conferencia que dio en la Universidad Politécnica de Valencia debido a la exposición “Swiss Design in Hollywood” presentada por la Fundación Pro-Helvetia y concebida por la “Maison d' Ailleurs” (Museo de la Ciencia Ficción, de la Utopía y de los viajes extraordinarios). Su minuciosidad técnica, su capacidad de análisis y abstracción, su sentido del color, de la luz y la ambientación que consigue, logran el objetivo de dotar a la ilustración de sentido propio, de vida propia. Consigue introducirnos en su mundo, en su propia visión e interpretación de escenas, seres míticos, mundos perdidos, en el Mundo de Fantasía.
Espero que esta pequeña muestra de su obra os haya gustado y despertado vuestro interés, tanto de su interpretación de la Tierra Media como sus ilustraciones de otros mundos y de seres de leyenda. Saludos y hasta pronto.
Espero que esta pequeña muestra de su obra os haya gustado y despertado vuestro interés, tanto de su interpretación de la Tierra Media como sus ilustraciones de otros mundos y de seres de leyenda. Saludos y hasta pronto.
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