Voy a aprovechar este comentario para hacer una declaración de principios, pero de los míos particulares, tal y como yo veo las cosas y las pienso; cuando hablo de un autor o de su obra, lo hago desde mi perspectiva respecto a lo que me gusta y lo que no. No creo que esté capacitado para entrar en discusiones más profundas de lo que quiso o no decir el artista con su obra, porque esos aspectos sólo los conoce él mismo. Lo demás son suposiciones con más o menos fundamento, o sin fundamento alguno y el afán de protagonismo del crítico de turno que realmente no suele tener ni idea de lo que está hablando. Con esto quiero dejar claro antes de empezar que con mis opiniones personales al respecto no pretendo ni sentar cátedra ni convencer a nadie. Me baso siempre en el respeto a los gustos de los demás, pero no por eso voy a dejar de decir lo que pienso por tratar de ser siempre “políticamente correcto” para no herir a nadie, es decir, estilo Dr. House.
Sobre esta base es en la que se mueve un autor americano de los llamados “independientes” (se suele denominar así a todos los que no dibujan en las “Majors”) que no se corta un pelo a la hora de utilizar sus viñetas para darle un repaso al elevado mundillo de los “Arrrrtistas”. Me estoy refiriendo al Daniel Clowes que a mí particularmente me gusta, el Daniel Clowes de PUSSEY! y de ART SCHOOL CONFIDENTIAL en sus dos vertientes, la de la historieta corta y la del guión de la película del mismo nombre.
Sobre esta base es en la que se mueve un autor americano de los llamados “independientes” (se suele denominar así a todos los que no dibujan en las “Majors”) que no se corta un pelo a la hora de utilizar sus viñetas para darle un repaso al elevado mundillo de los “Arrrrtistas”. Me estoy refiriendo al Daniel Clowes que a mí particularmente me gusta, el Daniel Clowes de PUSSEY! y de ART SCHOOL CONFIDENTIAL en sus dos vertientes, la de la historieta corta y la del guión de la película del mismo nombre.
Clowes decidió un día dedicarse a dibujar comics, para lo cual se enroló en una escuela de arte en New York y donde, tal y como cuenta su biografía, esperaba conseguir el aliento suficiente para llegar a ser un buen dibujante. En cambio, todo lo que consiguió de sus profesores fue el desaliento más absoluto, no aprender absolutamente nada y haber perdido el tiempo inútilmente con una pandilla de fracasados.
Esa es en resumen la historia que cuenta ART SCHOOL CONFIDENTIAL, tanto en forma de historieta de cuatro páginas donde se retrata la fauna de los estudiantes de arte como la de la historia de la película, aunque esta última desarrolla de forma más extensa con aire tragicómico los aspectos citados en el comic.
Podemos afirmar que el mundo artístico es un fraude en que es más importante la forma en que sabes relacionarte y a quién le besas el culo, personajes estos que desgraciadamente son los que deciden cuales son las tendencias de moda y predisponen al público acerca de sus gustos. De este modo son aceptados siempre por la gran mayoría los estándares de unos pocos y a lo que se denominan como arte, acabando con los gustos particulares de cada uno; estos estándares dependen casi siempre del valor especulativo que como inversión determina el mercado. Una de las primeras escenas de la película muestra una conferencia de un cotizado artista salido de la escuela de arte objeto de la historia, viniendo a decir a los alumnos actuales que el arte no existe, que son las amistades y el negocio lo que le han hecho grande y sobre todo, rico. Y además, sólo unos pocos llegarán a conseguirlo.
Otra escena que quiero resaltar es aquella en que nuestro joven protagonista, aspirante a artista (seguro que es el mismo Clowes lleno de ideales), está en una clase impartida por un profesor (magnífico John Malkovich), artista frustrado con un alto concepto de su arte y que se gana la vida dando clases. Los alumnos realizan una obra a partir de las propuestas del profesor y al terminar la clase, exponen sus trabajos a la vista de toda la clase. Ya de entrada, nos damos cuenta de que el único trabajo es el del protagonista. Ninguneado por su profesor (signo evidente de envidia), éste dirige su atención a un insulso trabajo de una alumna mediocre y comienza a resaltar sus supuestas virtudes hasta que nuestro protagonista, sin cortarse en modo alguno, califica la obra de una mala copia del estilo de “nosequién”; acto seguido, la estudiante rompe a llorar desconsolada y el protagonista se gana en un minuto la recriminación y el rechazo del resto de la clase.
Podéis encontrar esta película en DVD editada por Sony Pictures con el título de “El Arte de Estrangular” siguiendo el buen criterio de las distribuidoras de traducir el título original por otro más comercial en España y que aún estoy pensando en cómo se les habrá ocurrido algo tan brillante. Respecto al comic, forma parte del BOLA OCHO nº 10 editado en la colección Brut Comix de Ediciones La Cúpula.
Siguiendo con su ácida disección del mundo “artístico” (entre comillas) podemos leer PUSSEY!, profundo repaso al mundillo de la creación de Comics, visión muy lejana del idealizado mundo que pueden tener algunos fans.
Clowes empieza la historia desde el principio, siguiendo la estela de Dan Pussey, un joven lector aficionado con dotes para el dibujo y que sueña con leer su nombre en la portada de los comics que a él le gustan, pasando por la figura del editor sin escrúpulos, las famosas convenciones de comics, los críticos sin criterio que funcionan a golpe de talonario y que se excitan fácilmente ante la visión de hombretones musculosos en mallas de vivos colores, y por supuesto, no nos olvidemos de los aficionados más freakies.
Desde el punto de vista de quién conoce lo que realmente hay por dentro de este mundillo, se nos muestra que no todo es tan bonito como lo pintan y que lo que para muchos es un simple comic-book, tiene detrás toda una historia que no siempre resulta como se había imaginado. Al final, nos encontramos con el cruento mundo editorial al que lo que menos le importa es la creación artística.
Deciros que PUSSEY está publicado por Ediciones La Cúpula.
Del resto de la bibliografía de Daniel Clowes, a mí personalmente, me parecen un petardo. Así de claro. Como buen autor independiente, sus historias siguen una línea narrativa que fácilmente podríamos comparar con las películas que asiduamente participan en los festivales minoritarios, exclusivistas y experimentales, donde críticos con problemas de autoestima las calificarían de obras maestras. En mi estantería tengo un ejemplar de la cuidada edición de GHOST WORLD (también de La Cúpula) que me atrajo la calidad del excelente dibujo de Clowes y que no he sido capaz de leer entero; no he podido encontrar sentido a las desventuras de dos adolescentes inadaptadas y autoterminales (ellas mismas se comen tanto la cabeza que sus fracasos son producto de su pesimismo galopante) y que me dejaron una sensación de pérdida absoluta de tiempo. No he sido el único al que conozco que piense lo mismo que yo.
Para el resto de los lectores que consideren al resto las historias de Daniel Clowes como obras maestras, pues me alegro mucho. No seré yo quién les haga cambiar de opinión. Ni ellos a mí.
2 comentarios:
Acabo de leer esta "critica" a el trabajo de Daniel Clowes, pensando que resultaría interesante y la verdad es que me ha dejado una sensación de pérdida absoluta de tiempo.
No parece que te hayas leído el artículo, porque de entrada no es una crítica al trabajo de Daniel Clowes. Respetando su trabajo y alabando su dibujo, solamente estoy dando una opinión sobre mis gustos, como tú, quién quiera que seas, has hecho sobre el post.
De todos modos, no habrás perdido mucho tiempo cuando te sobra para leer este post y más aún, para dejar un comentario.
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