Piranha Press, cuyo nombre es bastante significativo por sí solo, fue creado por la Editorial DC Comics después del desembarco de cómics como fueron el Watchmen de Moore o el Darknight de Miller, y lo que supuso su aportación a un mercado, bastante acomodado por esa época. Fue un sello muy arriesgado, en el que podían tener cabida títulos bastante experimentales, donde cualquier atisbo comercial en el enfoque de la obra, brillaba completamente por su ausencia.
Pero hagamos un repaso a lo que supuso su nacimiento en aquel momento. Creado en un principio para expandir un mercado como el americano a final de los años 80, necesitado de nuevos lectores más selectivos y exigentes. Para ello se necesitaba un planteamiento distinto al de sus productos más tradicionales y asentados en la editorial. Por una parte se necesitaba un enfoque que se acercase lo máximo posible a la literatura del momento, moderna y, supuestamente, sin ningún tipo de censura. Por otra parte tenía que ser un formato diferente, que se acercase al formato libro, más accesible al lector adulto acostumbrado a la literatura convencional.
Todo este cúmulo de buenas intenciones, tenía sobretodo primero que estar respaldado por una selección de proyectos concienzuda, para conseguir un arranque consistente, y su posterior asentamiento en el mercado. Además tenía que estar apoyado por una gran campaña de promoción, que fuera tan potente como el resto de sus productos estrella, sobretodo si se quería poner los cimientos para conseguir atraer un mercado tan difícil como al que se quería llegar, el mercado del lector acostumbrado a la compra de productos literarios en las librerías generalistas. En pocas palabras, era imprescindible un buen marketing, abordar ciertos sectores de distribución, distintos a los que se solían mover tradicionalmente, darse a conocer en medios de comunicación especializados o de gran tirada popular, y una gran planificación y control de calidad del producto a ofrecer.
Todo este cúmulo de buenas intenciones, tenía sobretodo primero que estar respaldado por una selección de proyectos concienzuda, para conseguir un arranque consistente, y su posterior asentamiento en el mercado. Además tenía que estar apoyado por una gran campaña de promoción, que fuera tan potente como el resto de sus productos estrella, sobretodo si se quería poner los cimientos para conseguir atraer un mercado tan difícil como al que se quería llegar, el mercado del lector acostumbrado a la compra de productos literarios en las librerías generalistas. En pocas palabras, era imprescindible un buen marketing, abordar ciertos sectores de distribución, distintos a los que se solían mover tradicionalmente, darse a conocer en medios de comunicación especializados o de gran tirada popular, y una gran planificación y control de calidad del producto a ofrecer.
Quizás muchos pensarán que acabó siendo un completo fracaso, sobretodo teniendo en cuenta las expectativas que se produjeron sobre él. No hubieron demasiadas obras realmente destacables, quizás los más destacados fueron Epicurus el sabio, algo de Kyle Baker, Gregory, y poco más, pero lo que es indiscutible es que sirvió para crear los cimientos de lo que sería un nuevo enfoque completamente distinto en el mercado, aportando esa luz necesaria para que el lector descubriese que todo no acababa en los clásicos y tradicionales cómics del mainstream americano. Indiscutiblemente no tuvo el éxito esperado, algo que estaba bastante cantado, posiblemente porque el mercado no estaba preparado para ello. Por otra parte, lo autores con que se contó para llevarla a cabo, quizás eran demasiado desconocidos y de muy poco peso en aquel momento. De todas formas consiguió abrir los ojos a lectores y críticos, aunque acabase muriendo irremediablemente.
LA PEQUEÑA OBRA MAESTRA QUE SUPUSO LA APARICIÓN DEL GREGORY DE MARC HAMPEL
Miniserie de dos tomos en b/n, de tapa blanda, editados por la Editorial Planeta DeAgostini.
Es increíble el tiempo que ha pasado hasta que se ha publicado esta obra en España, concretamente más de una década y media, desde su publicación bajo el sello Piranha Press en Norteamérica. Esto es algo indicativo de la cantidad de obras que aún faltan por publicar en el mercado patrio y que, inexplicablemente, aún no se han publicado. Aunque en los últimos tiempos se están dando algunos esperanzadores coletazos, significativos de un cierto cambio en un mercado, que está empezando a dar muestras de su potencial como medio cultural y artístico, pero no nos engañemos, todavía en pañales en cierta forma. Todo ello hace que la publicación de cualquier obra, que si dejamos aparte su calidad, siempre se mueve en el territorio de la experimentación, y por tanto en la nula comercialidad, sea siempre recibida con gran entusiasmo por parte del lector más exigente o hambriento de probar cosas diferentes a lo que está acostumbrado.
Miniserie de dos tomos en b/n, de tapa blanda, editados por la Editorial Planeta DeAgostini.
Es increíble el tiempo que ha pasado hasta que se ha publicado esta obra en España, concretamente más de una década y media, desde su publicación bajo el sello Piranha Press en Norteamérica. Esto es algo indicativo de la cantidad de obras que aún faltan por publicar en el mercado patrio y que, inexplicablemente, aún no se han publicado. Aunque en los últimos tiempos se están dando algunos esperanzadores coletazos, significativos de un cierto cambio en un mercado, que está empezando a dar muestras de su potencial como medio cultural y artístico, pero no nos engañemos, todavía en pañales en cierta forma. Todo ello hace que la publicación de cualquier obra, que si dejamos aparte su calidad, siempre se mueve en el territorio de la experimentación, y por tanto en la nula comercialidad, sea siempre recibida con gran entusiasmo por parte del lector más exigente o hambriento de probar cosas diferentes a lo que está acostumbrado.
Gregory es la historia de un niño de enorme cabeza que lleva un camisa de fuerza, cuya vida transcurre habitualmente en una celda de pequeñas dimensiones, en un centro psiquiátrico. Pero esto no será lo más peculiar en este curioso niño, al que le encanta corretear entusiasmado por la reducida celda, pues éste apenas comprende nada, y sólo es capaz de balbucearnos unas pocas e incomprensibles palabras, sin ningún significado lingüístico, pero sí altamente comunicativo hacia el lector, en cuanto a sus sentimientos y sensaciones.
Poco a poco se convertirá en nuestro lunático favorito, casi siempre acompañado por dos ratones que darán mucho juego. Por una parte estará Wendell, el cual está totalmente obsesionado con el queso, con el que lo asociará todo, y por otra parte estará Herman Vermin, un ratón sin ojos, de fuerte personalidad y posiblemente con el ego más grande del mundo, de tendencia suicida, de fácil verborrea, obsesivo e inseguro, y sobretodo capaz de reencarnarse continuamente en si mismo, para así poder volver a la carga y no nos olvidemos, poder cubrir esa falta de discurso dialéctico, por parte de nuestro protagonista a cuyo titulo le debe este cómic.
Todo esto puede parecer bastante extraño, rozando por momentos la locura, pero aunque no vayamos desencaminados, y algo de esto tiene, Gregory sobretodo nos aportará grandes dosis de un humor exquisitamente explotado, donde la carcajada será continua y contagiosa. Está claro que su autor, Marc Hempel utiliza todo esto para desparramar todos sus miedos e inseguridades, contagiándonos sus emociones, y demostrándonos que su mente enfermiza es capaz de trasmitirnos de una forma perfecta, y siempre tirando de la ironía y la exageración, todas sus experiencias y obsesiones de una forma extraordinariamente lúcida, por extraño que suene esto.
Si a todo esto unimos que la composición que utiliza Hempel es verdaderamente soberbia, manejando perfectamente las cambiantes perspectivas con una facilidad insultante, a veces incluso mareante, y con una riqueza de distribución de viñetas y cantidad de recursos, que parece que tenga que reinventarse a cada página que dibuja. También destacar el uso del carboncillo para complementar las magníficas tintas de las que hace gala, junto con los diferentes recursos estilísticos utilizados, dando esa sensación impredecible y surrealista que tan bien acompaña a la temática de la historia.
Si a todo esto unimos que la composición que utiliza Hempel es verdaderamente soberbia, manejando perfectamente las cambiantes perspectivas con una facilidad insultante, a veces incluso mareante, y con una riqueza de distribución de viñetas y cantidad de recursos, que parece que tenga que reinventarse a cada página que dibuja. También destacar el uso del carboncillo para complementar las magníficas tintas de las que hace gala, junto con los diferentes recursos estilísticos utilizados, dando esa sensación impredecible y surrealista que tan bien acompaña a la temática de la historia.
Sólo comentar que si esperáis morir de pena con su lectura, os aseguro que sobretodo acabaréis encariñados con un niño, cuya inocencia y dulzura acabará por ganarse un pedazo de vuestro corazoncito. Sin duda una pequeña obra maestra que no os tenéis que perder.
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