miércoles, enero 09, 2008

CON GANAS DE HABLAR SOBRE... (1): Mark Millar

Esta semana: Mark Millar.

Bienvenidos a la primera sesión de Con ganas de hablar sobre... , una nueva columna con la que espero, semana tras semana, haceros pasar un buen rato. En esta sección pretendo eludir en cierta medida la estructura habitual de la reseña, y simplemente divagar (ups!, no debí usar esa palabra, los lectores de la Dolmen van a captar demasiado rápido mi influencia más directa: But I Digress, de Peter David) sobre algún tema del que, como bien dice el título, me apetezca hablar.

Para calentar un poco el ambiente, hoy me gustaría hablar sobre uno de los autores del cómic estadounidense que más ríos de tinta hace correr, tanto real como virtual: Mark Millar. Este guionista británico es experto en hacerse oír y, sobre todo, en hacer hablar. Pero no dedicaré esta columna a discernir sobre sus típicas declaraciones controvertidas, con las que no suele dejar títere con cabeza (recientemente, nos regaló un buen par de lindezas donde nos dejaba a los españoles a la altura del primate).

Tampoco me siento especialmente con ganas de hablar de sus nuevos proyectos en Marvel, a pesar de que su etapa en los 4 Fantásticos, acompañado por el espectacular Bryan Hitch, nos tenga a muchos espectantes y en ascuas, pues promete por lo menos originalidad y toneladas de entretenimiento. O de la original forma de promocionar su nuevo proyecto dentro del llamado Millarverso (no, este hombre no tiene problemas de falta de ego, no señor), Kick- Ass, junto con John Romita Jr., ni de su original forma de promocionarlo (con una página MySpace donde el protagonista nos cuenta sus vivencias como super-adolescente, con vídeos incluídos).

Y, aunque parezca mentira, no dedicaré mi tiempo a discutir sobre si Civil War, su última gran saga en lo que a promoción, ventas y repercusión se refiere, es o no una obra que merezca la pena más allá de su publicidad y las trabajadas páginas de un Steve Mcniven en auge (sí, definitivamente se podría escribir una columna sobre lo buenos que son la gran mayoría de dibujantes que ilustran las obras de Millar).


Hoy, y tras leerla de nuevo gracias a la redición que el pasado 2007 Norma nos obsequió en tomo, me dispongo a alabar su fresco, dinámico y sobre todo, divertido, primer arco argumental en The Authority.

Ya hace un tiempo que la primera edición (en grapa, y por parte de Planeta en su sello World Comics) de esta historia, titulada El Nacimiento, cayera en mis adolescentes manos. Sin lugar a dudas, si con algo se recibía aquel número era con espectación, tras los inolvidables doce primero números de la colección que por obra de Ellis y Hitch, nos presentó al más irreverente y, en su momento, demoledor grupo de superhéroes.

Y si bien aquellos primeros números se mantienen hoy vivos en mi memoria, la saga escrita por Millar y dibujada a la perfección por Frank Quitely (maestro en la captación del tiempo en viñetas y de la composición de página) permanecerá para siempre como una de las mejores lecturas a recomendar dentro del género superheróico.

Tanto lo potente de la premisa (dos superpotencias mundiales, una un grupo anarquista y otra una superagencia secreta gubernamental, compitiendo por la custodia del recién nacido espíritu del siglo XXI, encarnado en un bebé con malas pulgas), como las pinceladas de humor macarra (-¿Qué clase de superhéroes se presentan en una pelea apestando a alcohol?- Los peligrosos.) como el metalingüismo sobre el género (puede identificarse en el villano de la saga al autor de cómics Jack The King Kirby, maestro entre maestros, y a su ejército, con la mayoría de héroes Marvel) como la gran variedad de formas de conflicto entre superseres, que demuestran mucha imaginación, y aún más amor por el género, hacen de estos cuatro números USA una lectura sin desperdicio.

Y tras esto, muchos opinaréis, Vaya, nos ha colado una reseña cuándo lo primero que ha dicho es que de ellas quería alejarse, y si bien es cierto, mi intención era más bien recordar cómo a veces, las buenas obras de un autor, por culpa en ocasiones de su propia personalidad controvertida y grosera, por la aparición posterior de obras más publicitadas pero menos creativas, o por su integración en el engranaje empresarial del negocio del cómic mainstream, quedan olvidadas y ninguneadas.


Gracias por vuestro tiempo y por vuestra paciencia, y hasta la semana que viene.

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