viernes, marzo 28, 2008

CRÍTICA: DOCTOR EXTRAÑO, EL JURAMENTO

Hace escasas semanas, y aprovechando la oportunidad que ofrecía el Salón del Cómic de Granada, Panini editaba una miniserie muy esperada por un servidor, pero que en parte quería resistirme a comprar ya que el formato Marvel Graphic Novel me resultaba algo gratuito y un mero saca cuartos en comparación con el más rentable 100% Marvel.

A pesar de mis inconveniencias con el formato, este fin de semana me encontraba leyendo el mencionado tomo, que recopila la miniserie Doctor Strange: the Oath con guiones del polifacético Brian k. Vaughan (Y: the last man, Ex- Machina, Lost...) y nuestro compatriota Marcos Martín (Breach, Batgirl: Year One, y próximamente, Amazing Spiderman!!!).

En ella se nos narra una aventura del hechicero supremo creado por Stan Lee y Steve Ditko (artista que define el noventa por ciento de las influencias de marcos Martín de cara a los diseños de este proyecto) en la que deberá recuperar a contrarreloj una potente poción mágica que permita curar el cáncer, no sólo de su compañero Wong, si no de toda la humanidad. En su tarea le acompañará también La Enfermera de Noche, personaje femenino creada por Bendis y que resultará un gran aliciente para el desarrollo de la trama.

Vaughan construye una historia teniendo en cuenta reservar los giros argumentales o revelaciones importantes para cada fin de episodio, al más puro estilo lostie (la serie, desde que el guionista colabora en ella, ha ganado aún más calidad en esto de los cliffhangers), por lo que el ritmo rara vez decae, saltando de una situación a otra. Por otro lado, resulta interesante el análisis al que somete a Extraño en cuanto a su condición de antiguo cirujano y actual hechicero, buscando paralelismos y divergencias entre sus dos vocaciones.

Pero he de reconocer que el punto fuerte de la historia está en un Marcos Martín en estado de gracia, dinámico, personal y de narrativa sumamente atrayente. No es por hacer la pelota a los autores patrios, pero en este caso toca quitarse el sombrero. A aquellos que no gusten del estilo sencillo que gasta este autor u otros como Javier Pulido o Darwyn Cooke el apartado gráfico las resultará mucho menos satisfactorio, pero no es mi caso.

Si bien sigo pensando que la tapa dura tampoco era necesaria, la edición de Panini resulta impecable no sólo por el cómic en sí, sino por complementos como una entrevista al dibujante, una historia incluída como extra en un DVD y una introducción de Raimon Fonseca, autor de la citada entrevista en la que además se incluyen bocetos y diseños de personajes muy interesantes.

En definitiva, una compra recomendable, un magnífico ejemplo del buen hacer de los autores implicados y, ante todo, una entretenidísima lectura.

1 comentario:

Anónimo dijo...

"Si bien sigo pensando que la tapa dura tampoco era necesaria"

¡Qué poquita gratitud, qué falta de generosidad! Si precisamente los editores paninianos lo que querían con esta tapa dura no era otra cosa que proveer a los aficionados asistentes al Salón de Granada de un arma contundente con la que abrirse paso en medio de las aglomeraciones, algo con lo que abrirse un hueco entre los mirones agolpados en los distintos tenderetes y tal.
El editor rompiéndose los cuernos para facilitarle la vida al lector y estos, ya no es que le nieguen un beso en la intimidad del ascensor, ni se dejan tentar el trasero y hasta critican sus decisiones. ¡Lamentable!
Ismael, el Espermatozón Rodríguez.