Manuel Muñiz en ABCD Las Artes y las Letras nos habla de las identidades que se esconden delante o detrás de las máscaras.
"Pocas figuras tan icónicas existen en el mundo del cómic que la del héroe enmascarado, el personaje misterioso que oculta su verdadera identidad para confundir a sus enemigos... y a sus amigos. Pero esa estampa tan típica no siempre se corresponde con cómo se ha manejado en el cómic la cuestión de las identidades secretas. De hecho, muchos de los superhéroes más célebres se salen de esta norma. Y las dos grandes editoriales estadounidenses del género -Marvel y DC- le han dado un tratamiento muy distinto en este sentido a sus principales personajes, lo cual marca unas pautas que mucho tienen que ver con el tipo de historias predominantes en cada compañía, y sobre todo con sus grandes sagas.
Por supuesto, sí hay casos en los que el clásico esquema del enmascarado se cumple a rajatabla. Y los más destacados se encuentran entre los grandes personajes de Marvel. Spiderman es seguramente el perfecto prototipo: Peter Parker (con el que el gran Stan Lee demostró toda su inteligencia y olfato creando un personaje con el que el público adolescente al que se dirigía pudiese identificarse al máximo) es un tipo tímido y de lo más normal, con sus líos amorosos y sus problemas para pagar el alquiler, y la máscara del hombre araña le sirve para ocultar todas sus inseguridades tras una personalidad ficticia. Spiderman es una fachada, un refugio que -aparte de sus propósitos prácticos- sirve para darle seguridad al hombre que hay tras ella, de la misma manera que sucede con Tony Stark, a quien la armadura de Iron Man le sirve de blindaje robótico para alejarse de su alcoholismo y el resto de sus problemas".
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