lunes, mayo 07, 2007

LA BANDA DESEÑADA GALEGA: PEPE CARREIRO

Cuando "callejeaba" por los stands del 25è Saló del Còmic de Barcelona encontré uno de lo más sugerente, el nº 59, dedicado a la BD Galega. Por una parte, una exposición de viñetas de las obras de jóvenes autores gallegos, por la otra, un futbolín como los de antes y los fanzines y álbumes de esos y otros autores gallegos (Miguelanxo Prado, Das Pastoras, David Rubín, Tirso Cons, Carlos Portela, Miguel Robledo, Fran Jaraba, Alberto Vázquez, Enma Ríos, …) que los aficionados al noveno arte podíamos hojear y ojear. A unos los conocía, a otros no. Todos eran excepcionales, pero de entre ellos hubo uno, Pepe Carreiro, que me llamó la atención porque su Compostela. A historia dunha lenda (Ed. Toxosoutos, 2003), me recordaba el emocionante colofón de un Camino de Santiago que había finalizado el pasado año Santo Compostelano. Hasta ese momento no sabía nada de este autor, pero quiso la casualidad que no tardara en volver a ver su nombre estampado en las portadas de un montón de libros.

Ocurrió la pasada semana: Del 27 de abril al 6 de mayo se ha celebrado la Feria del libro de Castellón, la ciudad en la que vivo. Es una feria pequeña, desgraciadamente más pequeña cada año que pasa. Su coincidencia con la de Valencia hace que no venga ningún autor interesante a publicitar su obra ni a firmar ejemplares, así que los asiduos a este tipo de actos paseamos por las casetas un día tras otro con aire más bien decepcionado, decididos como sea a descubrir algo realmente interesante. Esta vez ocurrió con la caseta del Centro Galego O Aturuxo: en ella podías encontrarte con un buen número de publicaciones (en gallego y en castellano) de editoriales y autores gallegos, pero, especialmente, un montón de literatura infantil y juvenil ilustrada por Carreiro.

Pepe Carreiro, nacido en Vigo en 1954, dibujante, diseñador gráfico, escritor e ilustrador, que empezó hacia 1977 como humorista gráfico publicando tiras cómicas y viñetas políticas en periódicos y revistas, es el prolífico creador de Os Bolechas, publicados por la Editorial A Nosa Terra, un auténtico fenómeno cultural con el que niños y niñas gallegos han ido creciendo y aprendiendo su lengua desde el año 2000. La finalidad de las aventuras de esta simpática familia compuesta por seis hermanos y un perro no es sólo lúdica, sino también didáctica: se trata de divertir, pero también de dar a conocer algunos aspectos y actividades de la vida cotidiana, enseñar determinados valores y actitudes como la igualdad, la amistad o el respeto por la naturaleza, y ayudar a adquirir conocimientos de historia, geografía, educación ambiental, ...
Ganador del Premio Orense de Banda Deseñada en 2003, concedido por el reconocimiento a su relevante trayectoria dentro del novento arte en Galicia, es también dibujante de caricaturas, ilustrador y adaptador de textos para niños y autor de cómics como La retirada de Sir John Moore (Ed. Xerais), dentro de la serie sobre las guerras napoleónicas en Galicia, o el ya citado Compostela. A historia dunha lenda, sobre la historia de Santiago de Compostela desde el descubrimiento del sepulcro del apóstol hasta el inicio de la Guerra Civil Española, con el asesoramiento del historiador Clodio González.

Sin embargo, para mí Carreiro será siempre el dibujante y guionista de Baroña au morte, El fin de la prehistoria o La noche de Samaín (los tres editados por Toxosoutos, S.L.) en los que, parodiando a Asterix y Obelix en su irreductible poblado galo, nos cuenta, con divertidos personajes, estereotipados en su comportamiento y su apariencia, con un humor irónico y socarrón, las aventuras de Os Barbanzóns (miembros de una típica familia celta compuesta por Tara, la matriarca, sus hijos Con, Bre y Lerankos, la nuera, Guinness, el yerno, Bar, los nietos, Son, Minu y Baal, y un animal de compañía, el oso Banza), y del resto de los habitantes del pequeño castro de Baroña en la península de Barbanza.

Tara es la salvaguarda de las tradiciones castreñas, sus hijos tienen nombres de divinidades celtas y ella suele utilizar frases hechas y refranes; Con se las da de jefe del poblado, aunque todos saben que quien de verdad manda es su madre; Bre es la típica "maruja" y Lerankos es el druida-filósofo del castro. Los nietos son un caso aparte: Son es un inconformista y rebelde, Minu es aún un niño que persigue a las gallinas, mientras que Baal es la "pija" del poblado, mientras que el contrapunto celta a las tradiciones castrexas lo da Guinness, a la que Con raptó de su Eire natal, por el que no deja de sentir nostalgia. Gracias a ella conocemos los paralelismos existentes entre ambas culturas, que en el fondo es la misma. Habla gaélico, viste de manera distinta a los castreños, con los colores de la bandera irlandesa, y lleva tréboles, el emblema nacional irlandés, a modo de pendientes. El trébol, que la Iglesia católica convirtió en el símbolo de San Patricio, patrón de Irlanda, era un amuleto protector que los celtas utilizaban con fines mágicos, ya que atraía la buena suerte y evitaba el influjo de las brujas y los malos espíritus.

Mientras en Baroña o muerte, Con, el único del poblado que no puede dormir por las noches, decide que el resto de sus vecinos no lo haga tampoco, mandándoles hacer guardias primero y atacando otro castro después, de manera que acaben conquistados ellos, que iban a la conquista, en El ocaso de la prehistoria, para superar la crisis existencial que sufren los habitantes de Baroña en este momento de cambio crucial y encontrar algo que les saque del aburrimiento y dé sentido a su vida, los habitantes de Baroña deciden viajar a la cuna de la civilización celta, Irlanda, en donde se encontrarán con los Moloney (personajes de una serie irlandesa creada por Eoin Barret y dibujada por Carreiro), que son parientes de Guinness, en lo que resultará un viaje de lo más accidentado.

Sin embargo, tengo que reconocer que el que más me ha gustado ha sido La noche de Samaín. El cómic nos muestra una de tantas tradiciones paganas que la iglesia católica se encargó de cristianizar: El año celta se divide en dos estaciones y la noche del 31 de octubre al 1 de noviembre se celebraba el cambio de una estación (la de la luz) a otra (la de la oscuridad), pero esa noche, además, los muertos regresaban al mundo de los vivos, y con ellos las hadas, las mouras, que aparecen en las fuentes peinando sus cabellos dorados y roban a los bebés de las cunas; Orcabella (la Cailleach Bhéirre irlandesa), una vieja terrorífica que mata con la mirada y rapta a los muchachos con los que se encapricha y de los que nunca más se vuelve a saber; la estadea, llamada también estantiga, hoste o Fairy Host en Eire, la procesión de animas que viene a anunciar la muerte de un vivo y de la que sólo se consigue escapar si uno está encerrado en un círculo dibujado en el suelo, y una larga serie de seres sobrenaturales que aterrorizaban a los celtas, temerosos únicamente de los espíritus del más allá. Para conjurar las desgracias la tradición manda encender el fuego nuevo con la leña de un tejo que debe buscarse en el bosque. Sin embargo, la llegada de unos viajeros extranjeros, los fenicios, que hay venido hasta las costas gallegas a comerciar, llevando consigo la civilización mediterránea y la teoría de la metempsicosis de los pitagóricos, hará creer a los castreños que son un pueblo atrasado y bárbaro porque temen a los extranjeros, son supersticiosos, comen grasa de cerdo en vez de aceite y beben cerveza en lugar de vino, llegando a convencerles de que todo lo que viene de fuera es mejor que lo suyo propio. Os Barbanzóns dejaran por un tiempo sus creencias para convertir la noche de Samaín en una fiesta de calabazas que todos podemos identificar y que nos hace pensar en esas influencias externas que asumimos y que nos hacen dejar de lado nuestras propias costumbres para aceptar otras pensando que son mejores.

Si estamos dispuestos a reírnos un rato y a disfrutar de historias divertidas a la par que instructivas sobre la prehistoria, pero con situaciones extrapolables a nuestra realidad actual, su lectura no deja de ser recomendable. Y cuando se nos pase la fase infantil, podemos seguir deleitándonos con autores de la Banda Deseñada galega: ahí están los posts de Entrecomics para recordarnos su buen hacer.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Aaaayyyyy.... que ganas de que llegue el veranito para ir al Castro de Baroña y disfrutar de esas pedazo de olas!!!! :D

Susana dijo...

Y de unas puestas de sol que no veas.

Anónimo dijo...

Yo que en estos momentos estoy en fase infantil, bueno, bien.. no se si he dejado nunca de estarlo estoy deseando leerlos, tienen muy buena pinta. Y así "a bote pronto" tienen cierta similitud con los Asterix y compañia, serà cuestión de empezar a leerlos y mirarlos y ya hablaremos.

Anónimo dijo...

Qué fácil es hacer un cómic basandose en los clásicos como Astérix....
Qué poca imaginación...

Bienaventurados los grandes del cómic como Uderzo y Goscinny, porque serán copiados hasta la saciedad...

Anónimo dijo...

Pero si hasta copia la portada de Asterix y el adivino!!!!!

Susana dijo...

Pues sí, a Carreiro le deben gustar mucho Uderzo y Goscinny, como a mí y como a todos, supongo.
Pero yo creo que no se trata de copiar, sino de homenajear la obra de esos dos grandes maestros, sin que ello haga desmerecer su propio trabajo, ya que ni la forma de contar las historias, ni, por supuesto, ni el dibujo ni el tratamiento del color se parecen a los de Astérix.
De todas maneras, si lo pensamos bien podemos, llegar a ver similitudes e influencias en muchos cómics; siempre habrá algo que nos recuerde a algo, sin que ello quiera decir que se está plagiando.
Un saludo.

Anónimo dijo...

Si, Susana...de hecho yo, que soy muy original, se me acaba de ocurrir hacer un cómic de una pareja de guardia civiles patosos que se llamarán...Cortapelo y Pisotón, que resolverán casos de narcotráfico, y que son famosos por su capacidad de meter la pata...y porque Cortapelo siempre utiliza sus disfraces para salir airoso de todas sus aventuras...