domingo, agosto 09, 2009

CORTO MALTÉS: Las Linternas Rojas.

Elegir un post ya publicado para su relanzamiento con motivo del aniversario de Trazos parecía tarea fácil, no en vano mis colaboraciones en este querido blog se han visto de un tiempo a esta parte reducidas principalmente a ilustraciones y textos esporádicos, pero, al echar la vista atrás, encontré grandes momentos de la memoria engarzados en múltiples posts pasados... exposiciones, salones, reseñas, divagaciones... Al final, me he decantado por el comentario de la película de animación realizada a comienzos de la presente década sobre el mítico personaje de Hugo Pratt. El trabajo de recopilación de información, así como mi amor hacia el personaje, han sido los principales detonantes de mi elección. ¡Espero que lo disfrutéis!


A modo de introducción.

Aún reciente en mi retina, cierta película de animación me ha permitido recuperar unos personajes, ritmo y atmósferas que ya daba por perdidos, al suponer que había leído sobre estos cada una de las aventuras existentes. Todo este cosmos que acabo de rememorar no es otro que el perteneciente al marino nacido en La Valleta (Malta) el 10 de julio de 1887, Corto Maltés.

Este insigne personaje de la historieta universal creado por Hugo Pratt en 1967 protagoniza la película en la que se centra esta humilde reseña: Corto Maltés y Las Linternas Rojas (Corto Maltese: La Cour Secrete des Arcanes en su título original), que se estrenó este invierno en nuestro país, tras una larga espera, debido a que su estreno original en Francia tuvo lugar hace ya cinco años (de hecho, recuerdo ver los carteles del film con amarga pero sana envidia durante mi intercambio con estudiantes franceses de la Provenza allá por el último curso de ESO).

La trama.

La película adapta uno de los álbumes que componen la trayectoria de Corto en el noveno arte: Corto Maltés en Siberia. La trama se inicia en Hong Kong en 1918, cuando Corto regresa a la colonia inglesa en China tras participar en variadas escaramuzas relacionadas con la Gran Guerra (la Primera Guerra mundial que se desarrolla entre 1914 y 1918) a lo largo de Europa y África.

Al comienzo de la aventura, Corto se reencuentra en Hong Kong con Rasputín, un neurótico y huraño ruso al que Corto tiene el dudoso placer de considerar su amigo. Juntos aceptan un trato con la sociedad secreta china Las Linternas Rojas, que consiste en encontrar el tren blindado cargado del oro propiedad de la familia real rusa. Su tarea no será fácil, ya que el tren se encuentra bajo el mando de un desalmado almirante Kolchak. Una intrincada trama donde se cruzan multitud de potencias en lucha y personajes en busca de su propio éxito, se desplegará así a lo largo de Manchuria, Mongolia y Siberia, una zona problemática como pocas en aquella época ya que servía de escenario del enfrentamiento entre los bolcheviques y las tropas de Rusia mantenidas por las potencias occidentales.

Corto vuelve a encontrarse, entre otros pintorescos y carismáticos personajes como sólo Pratt sabía crear, al Barón Von Ungern-Sternberg, de origen báltico y de mente desequilibrada, siempre obnubilada por delirios de gloria; y conoce a otros como la sensual Duquesa Seminova, con la que protagonizará, como tantas otras veces, deliciosas escenas donde la atracción sexual hará acto de presencia, a través de agudas frases y fugaces miradas.

El proyecto.

La realización de esta película bien podría protagonizar otra trepidante aventura al estilo de las vividas por Corto Maltés. Pascal Morelli, director del film, había disfrutado como tantos otros de las aventuras del personaje en las páginas de la revista Pif, durante su juventud en Francia. Es en Septiembre de 1999 cuando comienza a desarrollar la idea de realizar una película que adapte dichas aventuras.

Con experiencia previa más que de sobra en lo que a la animación se refiere (las series de Arsène Lupin, Calamita Jane, Gosthbusters, Alf… son títulos que adornan su carrera) convenció a Ellipse Anime para producir su primer largometraje. Su reto personal consistía en conseguir, a partir de medios modernos, acercarse a la sobriedad y elegancia del estilo y trazo de Hugo Pratt.

Las dudas que los productores tenían sobre la viabilidad del proyecto (en un principio se llegó a plantear el crear una serie de episodios para televisión recogiendo las historias cortas del marino) se disiparon gracias al éxito de la película de animación francesa Kirikou et la Sorcière, que insufló nueva vida al mercado francés. Con el aumento del presupuesto inicial que propició el apoyo de las cadenas de televisión francesas e italianas Neuroplanet, France 2, la Raï y Canal + a Ellipse Anime se aseguró el salto a la pantalla grande de la obra de Pratt.

A pesar de todo, aquí no se terminaron las subidas y bajadas de la montaña rusa de la producción, y para muestra de ello merece la pena citar la utilización y posterior retirada de animadores surcoreanos en el proyecto, que abarataban costes pero ralentizaron de tal modo el progreso del film debido a los problemas de comunicación que se tuvo que empezar de cero tras desistir con esta relación laboral.

Al final, se creó un estudio de animación en Francia que se encargaría por completo del proyecto, y que permitió estrenar la película en dicho país y en Suiza el 25 de Septiembre de 2002, con una audiencia aproximada de 350.000 personas.

Impresiones.

Cabe destacar como principal mérito de esta obra la fidelidad estética que en todo momento mantiene la película con respecto a lo creado por Pratt. El diseño de personajes, el vestuario, la ambientación, los encuadres, el ritmo narrativo, etc. El álbum de Corto Maltés en Siberia cobra vida con toda naturalidad en pantalla. El arranque del film despierta de inmediato una agradable complicidad con el espectador conocedor de las aventuras del maltés, gracias a la aparición de otro carismático personaje de la saga, la misteriosa dama brasileña Bocanegra, docta en las artes del ocultismo y el budú.

Del mismo modo, la actitud de los principales roles se mantiene fiel al original. Principalmente me refiero al espíritu libertino, romántico y culto (con referencias al malditismo de Rimbaud, por ejemplo) de Corto, o a su ambigüedad moral, siempre matizada gracias a su antagónico compañero de aventuras, ese Rasputín ambicioso y sin escrúpulos, pero que siempre muestra cierta debilidad emocional en lo que se refiere a su amistad con el maltés.

Tal vez de lo que más adolezca la película es de cierto ritmo irregular, tal vez también fruto de la fidelidad con las viñetas de Pratt. Me explico. El ritmo tranquilo pero sin pausa de las viñetas de Corto resulta delicioso en el noveno arte, donde el lector tiene una mayor libertad para disfrutar y regular a su antojo la velocidad del avance de la trama, pero en el séptimo arte tal vez resulte menos atractivo. De este modo, el primer tercio de la película tiene un montaje y un sentido del ritmo impecable, pero a medida que la trama se complica en la segunda mitad del relato, la fluidez de la narración queda mermada.

Mención especial merece la magnífica paleta de colores digitales que tan bien reflejan la simplicidad y maestría con la que Pratt resolvía siempre la representación del paisaje en sus obras. Esta claro que sus acuarelas no pueden ser llevadas al cine con mucha fidelidad, pero de alguna manera el film consigue empatizar con el espectador a través del uso de tonos fríos o cálidos según la situación.

Por otro lado, a lo largo del visionado del film uno no puede evitar recordar otras adaptaciones del noveno arte al séptimo que se vieron perjudicadas por el afán de los productores por atraer a un público infantil, y que en este caso se agradece que desde un primer momento los responsables del proyecto se preocuparan por conservar el espíritu original de las historias de Corto.

En definitiva, lo que para aquellos que no conozcan los cómics de Corto Maltés no deja de ser una aventura de época más o menos entretenida, para aquellos que en un momento u otro hemos disfrutado de la ágil pincelada de Hugo Pratt, la película resulta un más que digno reencuentro con dichos ambientes y personajes.

(Como parte de mi promesa de colaboración en Trazos, ahí va mi versión particular del cartel cinematográfico del film).

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Saludos Gonzo, faltaba yo por darte la bienvenida.
Dientes largos tengo por ver el film, infinitamente mejor que sea un largometraje que una serie de animación, que "comprimiria" la historia. Arreglo las imagenes parece ser un lujo de colores, aunque yo prefiero el blanco y negro en los cómics de Corto.

Estupenda portada alternativa.

Nos leemos.

Gonzalo Vázquez dijo...

Saludos, Giuseppe.
Según leí mientras preparaba esta reseña, parece que lo de la serie de animación está llevándose a cabo, pero adaptando relatos cortos de Corto en cada episodio. Me alegra que te guste el dibujo.

Mar dijo...

Jo!
A los de Trazos los originales ya se los llevan a casa!!!
Corto en Siberia: qué bueno! Es una de mis favoritas. sino la que más!!

Besitos

Susana dijo...

Interesante post, francamente, y muy bueno el cartel alternativo que recoge a los principales protagonistas. Desconocía los vericuetos que hubo de pasar la productora para hacer realidad la película.
Coincido contigo en que el paso del noveno al séptimo arte (en realidad, cualquier adaptación al cine) no siempre es fácil, ya que el lector suele sentirse defraudado al no ver reflejado en la película lo que sintió mientras estaba inmerso en la lectura.

Monsieur de C dijo...

Un saludo desde el otro lado de los Pirineos.

He escrito hace unos cuantos meses algunas palabras sobre tu version del cartel alternativo de la pelicula.

Me gusta mucho este trabajo.

Un saludo,
Xavier

Torri dijo...

Aprovecho para comentar que la edición española del dvd robó todos los contenidos de mi web sin permiso para sus extras. www.dreamers.com/corto

Saludos