viernes, noviembre 23, 2007

EL PEQUEÑO POLIO de Farid Boudjellal

Tomo a color editado por la Editorial La Cúpula. Publicados hasta el momento cuatro tomos en Francia, el primero en 1998 y el último en el 2006.

Hoy toca descubrir uno de esos autores totalmente desconocidos para el lector, por lo que daremos unas pequeñas pinceladas antes de entrar en materia. Farid Boudjellal es un francés de origen argelino que contrajo la polio a muy tierna edad, al igual que el personaje del cómic Maumoud Slimani. Que no hubiera editado todavía nada en nuestro país, no quiere decir que no tenga ya una extensa carrera en Francia. Empezó a publicar algunas historias cortas hacia el año 1978 en publicaciones no demasiado importantes. Al cabo de un tiempo comenzó a publicar en revistas de mayor peso, como eran Pilote o Virgule, sobretodo tocando temas de carácter humorístico o de denuncia social. Su gran salto se produjo, principalmente, con la aparición de la serie de la que estamos hablando, y que además apareció bajo la poderosa Editorial Soleil, curiosamente fundada y dirigida por su hermano pequeño.

Lo primero de todo es situarse en el contexto en el que se desarrolla la historia. Estamos en pleno sur mediterráneo francés, en el año 1958, en un periodo de sobresaltos debido a que en Argelia ha estallado la insurrección colonial. Todo esto, por supuesto, llevará consigo un periodo de tensiones que afectarán en mayor o menor medida a todos los argelinos que están viviendo en territorio Francés, incluido entre ellos al pequeño Maumoud y a toda su familia.

Nuestro pequeño Polio, un niño hiperactivo y alegre en todo momento, se ve envuelto en un mundo que irremediablemente se le viene encima. Su pequeño mundo enfrentado al gran mundo. Si bien es cierto que sobrelleva perfectamente su enfermedad, con mucho humor y siempre ilusionado con que le puedan curar con el tiempo, esto, no acabará por afectarle demasiado. Será con el descubrimiento de lo que significa ser argelino, en una Francia metida de lleno en pleno conflicto, donde se dará cuenta que, pese a todo, tiene que aprovechar la oportunidad de ser alguien, por muchas barreras que se esté encontrando.

Dicho todo esto, nos encontramos sin duda ante un cómic con bastantes toques autobiográficos, donde su pasión por el dibujo se verá reflejada en Mahmoud en todo momento. Siempre lo veremos dibujando, copiando sus cómics preferidos, cambiándolos, comprándolos o incluso robando si hace falta. El autor regurgitará todos sus recuerdos y sensaciones, aunque quizás algunos sean más bien de carácter anecdótico, como medio para presentarnos todo un elenco de personajes que funcionarán de catalizadores en el desarrollo de la trama, con la que poder abordar asuntos que, aunque en su gran mayoría sean de carácter universal, sí que consigue dar de cierta manera un toque, cuando menos, curioso e interesante.

Es cierto que por momentos sobrevuela una cierta tristeza, pero, sobretodo, veremos la importancia que tiene su familia en él, principalmente en los momento difíciles, junto con el entorno en el que se mueve, un entorno donde se puede palpar ciertamente un ambiente pobre, reforzado, sobretodo, por la franqueza hacia las cosas verdaderamente importantes de la vida.

Es posible que ese microuniverso del pequeño Maumoud se encuentre en conflicto y sólo pueda paliarse desde su inocencia y entusiasmo por las cosas. Quizás sea, simplemente, una forma más de plantearnos el desencanto al que suele llevarnos, el ser testigos de esa intolerancia que se demuestra tener hacia multitud de cosas. Lo que sí que es verdaderamente palpable en esta historia es que, pese a las dificultades con que se enfrentan cada uno de los personajes, estos, pese a todo ello, nos acaban dando un lección sobre la vida y la vitalidad con que tenemos que enfrentarnos a ella, pese a las barreras que se nos imponen.

La preocupación por el panorama político y social, en gran medida centrado en la difícil situación de los inmigrantes, se verá perfectamente reflejada en esta historia. Vivimos tiempos xenófobos, y el que nos muestren ese lado tan humano, debería de servir de lección a más de uno, sobretodo cuando nos es mostrada por alguien al que le sale desde muy adentro.

Un cómic vivo y alegre, aunque triste por momentos, donde, con unos simples trazos, el autor es capaz de representar un universo de personajes perfectamente perfilados a los ojos del lector, todo ello envuelto de un gama de colores aplicada con sencillez y buen gusto.

Sin duda, un cómic interesante para lectores que gusten de buenas historias, sin tener que ser obligatoriamente una obra maestra para ello.

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