lunes, enero 10, 2011

LOBEZNO: EL VIEJO LOGAN (Millar/McNiven)

Normalmente las lecturas más divertidas no requieren de enrevesados argumentos. Este cómic se sitúa cincuenta años en el futuro del actual universo Marvel, el mismo tiempo que ha transcurrido desde la noche en que los villanos obtuvieron su victoria definitiva sobre los héroes y consiguieron doblegar a quien fuera uno de los más peligrosos: el mutante canadiense de las garras de adamantium. Logan es hoy un granjero que lleva décadas rehuyendo la violencia y que, solo porque las vidas de su familia están en juego, se va a ver obligado a iniciar un viaje que le hará cruzar el país de oeste a este en compañía de un Ojo de Halcón ciego y anciano, al final del cual encontrará su verdadero destino.

Road movie en clave de western crepuscular, fábula post-apocalíptica... estos géneros confluyen en El Viejo Logan con el componente superheróico, que queda reducido a la mínima expresión a pesar de que en este caso tal componente es el hecho diferencial de una historia ya contada cientos de veces. Al fin y al cabo gran parte del interés del libro reside en ir descubriendo cosas del presente y el pasado de este futuro alternativo, saber sobre el destino de los héroes y villanos que tan bien conocemos y, lo no menos importante, averiguar qué pudo llevar a Logan a convertirse en un pacífico granjero y hombre de familia, y a colgar sus garras durante cinco décadas.

En este aspecto, como suele suceder con Millar y la actual Marvel, los aciertos concurren con otros momentos menos inspirados en los que la coherencia brilla por su ausencia. Ejemplo de lo primero lo encontramos en la pelea final del libro, que podría decirse cierra el círculo abierto con la primera aparición de Lobezno en The Incredible Hulk 181 USA (1974). En cuanto a los desaciertos, ¿alguien se imagina a Magneto sentado tranquilamente repartiéndose el mundo con quien fuera uno de los responsables de la masacre de su familia en Auschwitz?

De todos modos estos detalles no enturbian el disfrute de una obra hecha eminentemente para divertir en la que la acción desenfrenada prima sobre todo lo demás. Sí, también hay algunos momentos dramáticos, pero son tan tópicos y predecibles que más que emotivos sirven para hacer las veces de parada para tomar aire antes del siguiente subidón de adrenalina.

Ciertamente El Viejo Logan no destaca por la sensibilidad de su guionista para el drama sino más bien por sus aptitudes para la acción salpicada de ultraviolencia. Millar tampoco se queda atrás cuando de recrearse en lo grotesco se trata, aunque sea sin perder de vista el humor, que inevitablemente es negro: el Hulk gang y sus peculiares hábitos alimenticios, el fetichismo del actual Presidente del país, etc.

Este cómic no funcionaría tan bien si no fuera por la maestría del dibujante que lo ilustra, un Steve McNiven que conjuga sin ningún problema realismo, detalle y buena narrativa superando su propio trabajo en Civil War. Pese a que su obra no es demasiado extensa, con sus tebeos y portadas McNiven se ha convertido en parte importante de la imagen de la Marvel del siglo XXI y es un nombre a tener en cuenta en lo sucesivo. Old Man Logan es buena prueba de ello.

En definitiva, una inmejorable ocasión para hacerse con un buen cómic que con toda probabilidad terminará por publicarse en formato Deluxe con un precio mucho menos asequible.

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