Me gustaba pasear por el Saló en aquellas horas de la mañana en las que los stands aún no tenían demasiado público y podías encontrar en ellos cosas verdaderamente interesantes. Así fue como encontré a El Joven Lovecraft, en el pequeño stand de la Editorial Diábolo, en una edición cuidadísima que me llamó enseguida la atención. No puedo remediarlo, pero a veces es precisamente eso, una buena edición o un dibujo impactante en la portada, lo que hace decidirme por ciertos cómics (y por ciertos libros, todo hay que decirlo). Recuerdo que pensé que era una oportunidad ideal para conseguirla, pero al final, por circunstancias de la vida, no pude hacerme con una dedicatoria.
Cuando volvimos de Barcelona, empecé a curiosear por internet hasta llegar al extraordinario blog que publica semanalmente las tiras del cómic y descubrí a través de él la posibilidad de conseguir una firma virtual del guionista si enviaba una fotografía en la que apareciera el cómic. Me pareció una propuesta de lo más simpática, así que seguí dando la murga hasta que EduXavi me regaló el cómic y me instó a enviar una foto original. Y pensé, ¿original o diferente? Así nació la idea de llevarme a Howie al Perú, acompañándonos en el viaje que, junto con Pili y Mari Paz, habíamos estado preparando durante dos años.
Cuando regresamos, yo envié esta foto y a los pocos días me llegó la dedicatoria de El Cisne Negro. No os podéis imaginar la ilusión que me hizo recibir sus correos, su firma con el dibujo de Siouxie y Lovie vestidos de incas y las pruebas con los bocetos de Siouxie, Glenn y la llama (bonito motivo para una camiseta de Cuy-arts) y Cthulhu emergiendo de entre las líneas de Nazca, teniendo en cuenta que era verano y que él está siempre ocupado, con tantos blogs que “alimentar”.
El joven Lovecraft, con guión de Josep Oliver y dibujo de Bartolo Torres, nos muestra un Howard Phillips Lovecraft preadolescente, huérfano y viviendo con sus tías en Providence. Si te encantan los niños de once años, tan tiernos, tan bordes, tan crueles, tan sarcásticos y, sin embargo, tan inocentes, seguro que disfrutarás con este lector incansable, fan indiscutible de Edgar Allan Poe y de los poetas simbolistas franceses, gran reescritor en clave de terror de una selección de clásicos de la literatura que todo ser humano debería haber leído al menos una vez en su vida, agnóstico desde los 7 años, amante de la mitología clásica, de la astronomía y de la cultura islámica (y del califa Harum Al-Raschid), apasionado de la hechicería y de la magia prohibida, invocador y usuario habitual de poderes de dioses primigenios como Rammenoth y su extraño Ojo, Myotragus y del gran “Chthuhlhuh” si le dejasen, vago hasta el extremo de crear un gólem que haga los deberes por él, víctima de los abusos de un matón de colegio, de apariencia “normal” pero de comportamiento peculiar y extravagante, clásico en el vestir, con un mechón indomable en la frente e irremediablemente tímido.
La vida de Howie (y la de la pobre Lavinia también) cambiará cuando aparezca en escena, con ese toque “canalla” que le sienta tan bien, Glenn, el ghoul “comecadáveres” que encuentra en un cementerio durante una excursión del “cole” y que se lleva a casa como si de una mascota se tratara. Sin embargo, la adolescencia de Lovie será distinta, sobre todo, a partir del momento en que la alegre, dulce, espontánea e imprevisible Siouxie llegue de Detroit para acabar convirtiéndose en su inseparable amiga; con ella tiene en común más cosas de las que él está dispuesto a reconocer y gracias a ella viajará hasta Baltimore para conocer en una cripta a sus ídolos literarios.
Así que de su algo de misoginia y de su mucho de misantropía del principio va a quedar más bien poco con la llegada de estos dos personajes, si es que puede vivir para contarlo.
Es increíble que ELJ sea consecuencia del trabajo en común de dos personas distintas. Claro que, a la vista de lo acertado del resultado, una no podría haber imaginado a nadie mejor que al ilustrador Bartolo Torres para representar de manera tan personal la expresividad de Howie y la de "sus circunstancias" a partir de los bocetos e indicaciones de Oliver.
Es increíble que ELJ sea consecuencia del trabajo en común de dos personas distintas. Claro que, a la vista de lo acertado del resultado, una no podría haber imaginado a nadie mejor que al ilustrador Bartolo Torres para representar de manera tan personal la expresividad de Howie y la de "sus circunstancias" a partir de los bocetos e indicaciones de Oliver.
Por deformación estudiantil, una asemeja la tarea de descifrar los símbolos y de interpretar cosmogonías y mitos con la transcripción de textos medievales llenos de abreviaturas. Y es que EJL es algo más que un cómic de lectura agradable y especialmente recomendable. Me convence como lo hacen los libros cuya influencia no acaba en ellos mismos, sino que despiertan tu interés y pican tu curiosidad hasta tal extremo que ya no eres capaz de releerlos si no es con papel y lápiz para tomar nota de referencias que consultar más tarde. Eso es lo bueno de EJL, todas las referencias literarias, musicales y cinematográficas que vas descubriendo y que la mayoría de las veces desconocías, o esa capacidad prodigiosa para conducir mis recuerdos desde Gustav Meyrink y el viaje a Praga hasta Perú y, ¿por qué no? convertir en música la imaginación y regresar por un momento a mi época de estudiante en Valencia escuchando mis canciones favoritas de Siouxsie and The Banshees y The Sisters of Mercy.
Se agradece que alguien haga trabajar tu cerebro, sacándolo de la rutina de la vida diaria. Después de todo, ¡hay tanto que hacer en tan poco tiempo!
8 comentarios:
Siouxsie and The Banshees y The Sisters of Mercy, que tiempos aquellos junto a los Bauhaus, Joy Division y sobretodo The Cure.
Pues sí, sobre todo The Cure. Hay que ver, a nuestra edad y con estos gustos musicales que nunca cambian.
Había leído reseñas de nuestra obra que me habían gustado, pero ésta es la mejor, porque capta, en todo el conjunto, lo que he intentado desde un principio. Y es sumamente satisfactorio que alguien lo comente. Muchas gracias por tus palabras.
Hala! T’has passat! Si a todos los lectores los tratas así, no me extraña que El joven Lovecraft vaya por su segunda edición. Agradezco tu comentario, sobre todo porque sé el montón de trabajo que tienes y el poco tiempo de que dispones. A la espera de que salga un nuevo volumen de las aventuras de Lovie y sus amigos, aquí nos tendrás, impacientes, eternos seguidores de tu blog.
Soy de Perú...qué gusto ver a Lovie dándose una vueltita por el país!
Muy bonita foto!
Un saludo de un peruano capturado por Cthulhu...
La foto sería más bonita si no estuviera yo tapando Machu Picchu, pero bueno...
Saludos de una enamorada del Perú.
quisiera que lo vendieran en Perú =(
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