En este año 2011, el gran jurado del festival ha decidido que el autor norteamericano Art Spiegelman forme parte de los más grandes en obstentar ese reconocimiento a su labor en el 9º Arte.
¡Enhorabuena!
Para terminar nuestro recorrido por el Volumen I de esta serie, el tomo 3 y último de Panini, que comienza con XMF 16 y 17 USA, dedicados a explorar los vínculos existentes entre Rondador Nocturno y Mística, algo que sí hicieron sus sucesores pero jamás el propio Patriarca Mutante. Estos tebeos también plantean una nueva e interesante situación que va a afectar en lo sucesivo a Kurt y Pícara.
En general el tema de la paternidad no es algo que se haya sabido llevar bien en el Universo Marvel, y si en el caso de los 4F la presencia de Franklin o Valeria sí ha sido una contribución para bien al grueso de la cabecera, en otros como el de Spiderman, la Bruja Escarlata o Cíclope el temor a que los lectores percibieran a los personajes como “viejos” ha llevado a la editorial a optar por sacarse de encima al vástago a la menor ocasión, y no siempre de las mejores maneras.
iento como en su ejecución, la absoluta falta de carisma de los villanos o lo poco inspirado del dibujo de Rodney Buchemi y Daniel HDR, pero lo cierto es que este cierre -que en realidad no lo es- no está a la altura de las expectativas generadas a lo largo de los números anteriores hasta el punto de que incluso en los momentos de mayor dramatismo como lo es el de la muerte de dos personajes bastante principales cuesta empatizar con los sufridos protagonistas.
A modo de valoración, no hay más que leer lo que preceda a estas palabras para comprobar que X-Men Forever es una continua sucesión de cal y arena a partes casi iguales, no por ello no recomendable para cualquier lector pero sí especialmente indicada para los incondicionales de Claremont entre los que me cuento. Puede no estar a la altura de los mejores tiempos del escritor en la serie aunque sí se acerca a sus estándares de calidad de finales de los ‘80/principios de los ’90, y al menos no supone un paso atrás con respecto a lo leído en Extreme X-Men, una serie que por cierto no debería haber pasado tan desapercibida como lo hizo.
Al menos X-Men Forever está sembrada de conceptos interesantes, de buenos momentos y, lo que es mejor, nos deja una visión auténtica de unos personajes que por primera vez en mucho tiempo se comportan como tienen que hacerlo, se expresan como se tienen que expresar y se relacionan entre sí con la naturalidad que las circunstancias exigen, y eso para mi es tanto o más importante que lo satisfactorio que pueda haber sido el final del recorrido.
David & Goliath
Mola tener 5 años

La serie y el primer libro de Panini –que también incluye los tres últimos números que escribiera Claremont en los ‘90, con dibujos de Jim Lee- arranca con una prometedora saga de cinco partes, ¡Amar… y perder! (XMF 1 a 5 USA), que entronca directamente con el pasado de la Patrulla y abre la puerta a un futuro lleno de posibilidades.
De entrada hay que reconocer al autor su valentía a la hora de abordar este argumento. La muerte de Lobezno (y su posterior resurrección por la Mano como enemigo del grupo) es una idea que Claremont tenía efectivamente prevista para los Hombres-X de los ´90 -por cierto, posteriormente reciclada por Mark Millar en Lobezno: Enemigo del Estado- y que no ha dudado en llevar a cabo nada más empezar a pesar del coste que supone desproveer de uno de sus mayores atractivos a una serie que comercialmente podríamos calificar como “de riesgo”.
En resumen, cinco números llenos de buenas e interesantes ideas en los que además los rasgos estilísticos más criticados del Patriarca Mutante (abuso de los textos de apoyo, acumulación y estancamiento de las subtramas, etc.) quedan mitigados en pos de una narración ágil y equilibrada que mantiene la emoción en todo momento, por no hablar de la magnífica caracterización de los personajes, como no podía ser de otra forma.
El segundo tomo se abre con un tebeo tan típicamente claremontiano como lo es el XMF 6 USA, un ejercicio de nostalgia que también se repetirá en el 10 gracias a la presencia en ambos de un dibujante tan vinculado a los mutantes como lo es Paul Smith. Destacar el funeral de Logan, en el número 10, un tebeo en el que hacen acto de presencia -físicamente o por alusión- algunos personajes X que en la continuidad “original” perdieron la vida (no me la jugaré a decir que de manera definitiva) a manos de guionistas más o menos hábiles y en circunstancias más o menos afortunadas: Mariko Yashida, Banshee, o especialmente una Moira Mc Taggert que sigue teniendo muchísimo que ofrecer.
Hablando de Furia, llegados a este punto ya se halla plenamente integrado en una serie que bien se podría titular The X-Men & S.H.I.E.L.D., y lo cierto es que lejos de resultar su presencia forzada o artificiosa Claremont se las arregla para ofrecernos una fiel e interesante versión del Director de la organización espía que encaja como un guante en su papel de colaborador de lujo de Xavier. Y es que Nick Furia es Nick Furia y no un trasunto barato de Samuel L. Jackson.
De Magik Negra llama la atención el nuevo e inesperado interés romántico de Peter, tan inesperado que, al igual que sucede con Jean Grey y su vida amorosa, a estas alturas es imposible no preguntarse si el escritor está abusando de su amplia libertad creativa -que abarca no solo a los mutantes, sino todo el Universo Marvel-, o si de haber escrito realmente estos tebeos en el contexto de los ’90 se hubiera permitido desarrollar según qué ideas.