La publicación en España por Panini del último de los tres tomos que recopilan el Volumen I de X-Men Forever (en su edición original veinticuatro números más un anual) ha coincidido con la clausura en USA del Volumen II a la altura de su número 16, y es una pena porque con sus más y sus menos estamos ante una de esas lecturas que te lleva a experimentar emociones largamente olvidadas y difícilmente repetibles.
Al igual que su Kate Pryde en Días del futuro pasado, en 2009 Chris Claremont tuvo la oportunidad de viajar hacia atrás en el tiempo hasta el punto exacto en que, allá por 1991, se vio obligado a dejar el destino de sus más populares creaciones en manos de otras plumas. Por fin iba a retomar la historia de los X-Men tal y como el la hubiera contado de no haberse visto abruptamente apartado del timón de la serie, gozando además de una libertad creativa de la que en su momento no pudo disfrutar debido al celo de los editores para con los personajes que entonces eran la gallina de los huevos de oro de la Casa de las Ideas.
Del resultado de la primera etapa de ese viaje dan cuenta estos tres tomos, que nos llevan a preguntarnos si los viajes temporales son realmente posibles o si son solo cosa de las películas de ciencia ficción y los tebeos.
La serie y el primer libro de Panini –que también incluye los tres últimos números que escribiera Claremont en los ‘90, con dibujos de Jim Lee- arranca con una prometedora saga de cinco partes, ¡Amar… y perder! (XMF 1 a 5 USA), que entronca directamente con el pasado de la Patrulla y abre la puerta a un futuro lleno de posibilidades.
XMF comienza en un mundo marcado por la muerte de Magneto y los acontecimientos inmediatamente anteriores a la misma, que -recordemos- incluyen la amenaza a la Tierra con cabezas nucleares por parte del Amo del magnetismo. El planeta no va a olvidar esto y S.H.I.E.L.D. tampoco, lo que lleva a la organización espía y a Nick Furia a instalarse en la mansión-X en régimen de incómodos invitados.
En este contexto Lobezno fallece en violentas circunstancias, lo que da lugar a la búsqueda de su asesino por parte de sus compañeros en compañía de un Dientes de Sable que no piensa dejar de vengar a su hijo, y que a partir de aquí va a convertirse en parte indispensable del equipo protagonista.
La serie y el primer libro de Panini –que también incluye los tres últimos números que escribiera Claremont en los ‘90, con dibujos de Jim Lee- arranca con una prometedora saga de cinco partes, ¡Amar… y perder! (XMF 1 a 5 USA), que entronca directamente con el pasado de la Patrulla y abre la puerta a un futuro lleno de posibilidades.
XMF comienza en un mundo marcado por la muerte de Magneto y los acontecimientos inmediatamente anteriores a la misma, que -recordemos- incluyen la amenaza a la Tierra con cabezas nucleares por parte del Amo del magnetismo. El planeta no va a olvidar esto y S.H.I.E.L.D. tampoco, lo que lleva a la organización espía y a Nick Furia a instalarse en la mansión-X en régimen de incómodos invitados.
En este contexto Lobezno fallece en violentas circunstancias, lo que da lugar a la búsqueda de su asesino por parte de sus compañeros en compañía de un Dientes de Sable que no piensa dejar de vengar a su hijo, y que a partir de aquí va a convertirse en parte indispensable del equipo protagonista.
De entrada hay que reconocer al autor su valentía a la hora de abordar este argumento. La muerte de Lobezno (y su posterior resurrección por la Mano como enemigo del grupo) es una idea que Claremont tenía efectivamente prevista para los Hombres-X de los ´90 -por cierto, posteriormente reciclada por Mark Millar en Lobezno: Enemigo del Estado- y que no ha dudado en llevar a cabo nada más empezar a pesar del coste que supone desproveer de uno de sus mayores atractivos a una serie que comercialmente podríamos calificar como “de riesgo”.
Pero la cosa no se queda ahí, y es que a partir de estos presupuestos el devenir de los mutantes se va a convertir en una sucesión de revelaciones a cada cual más inesperada que incluyen la relación de Logan con cierta pelirroja, la sorprendente identidad de su asesina, la aparición de una nueva y misteriosa organización que responde al nombre de El Consorcio -que en palabras de los protagonistas supera con creces al Club Fuego Infernal-, así como un importante descubrimiento genético que afecta a la condición de mutante hasta el punto de cambiar por completo la existencia de todos los marcados por el gen-X.
En resumen, cinco números llenos de buenas e interesantes ideas en los que además los rasgos estilísticos más criticados del Patriarca Mutante (abuso de los textos de apoyo, acumulación y estancamiento de las subtramas, etc.) quedan mitigados en pos de una narración ágil y equilibrada que mantiene la emoción en todo momento, por no hablar de la magnífica caracterización de los personajes, como no podía ser de otra forma.
En resumen, cinco números llenos de buenas e interesantes ideas en los que además los rasgos estilísticos más criticados del Patriarca Mutante (abuso de los textos de apoyo, acumulación y estancamiento de las subtramas, etc.) quedan mitigados en pos de una narración ágil y equilibrada que mantiene la emoción en todo momento, por no hablar de la magnífica caracterización de los personajes, como no podía ser de otra forma.
En cuanto a Tom Grummet, su dibujo no solo no desmerece al lado del de Jim Lee sino que hasta diría que lo supera en algunos aspectos. Está claro que las muchas páginas en series corales como los Titanes de DC o los Thunderbolts han servido para curtir al dibujante en el arte de la confección de tebeos con reparto multitudinario. Y qué decir de sus preciosas portadas, algunas de las cuales han contado a la postre con el talento de esa leyenda que es Terry Austin.
Aunque a partir de este punto el tebeo va a continuar manteniendo el interés, desafortunadamente este estupendo comienzo no va a marcar el estándar mínimo de calidad de una serie que va a tener momentos buenos y menos buenos. Pero no adelantemos acontecimientos.
El segundo tomo se abre con un tebeo tan típicamente claremontiano como lo es el XMF 6 USA, un ejercicio de nostalgia que también se repetirá en el 10 gracias a la presencia en ambos de un dibujante tan vinculado a los mutantes como lo es Paul Smith. Destacar el funeral de Logan, en el número 10, un tebeo en el que hacen acto de presencia -físicamente o por alusión- algunos personajes X que en la continuidad “original” perdieron la vida (no me la jugaré a decir que de manera definitiva) a manos de guionistas más o menos hábiles y en circunstancias más o menos afortunadas: Mariko Yashida, Banshee, o especialmente una Moira Mc Taggert que sigue teniendo muchísimo que ofrecer.
Aunque a partir de este punto el tebeo va a continuar manteniendo el interés, desafortunadamente este estupendo comienzo no va a marcar el estándar mínimo de calidad de una serie que va a tener momentos buenos y menos buenos. Pero no adelantemos acontecimientos.
El segundo tomo se abre con un tebeo tan típicamente claremontiano como lo es el XMF 6 USA, un ejercicio de nostalgia que también se repetirá en el 10 gracias a la presencia en ambos de un dibujante tan vinculado a los mutantes como lo es Paul Smith. Destacar el funeral de Logan, en el número 10, un tebeo en el que hacen acto de presencia -físicamente o por alusión- algunos personajes X que en la continuidad “original” perdieron la vida (no me la jugaré a decir que de manera definitiva) a manos de guionistas más o menos hábiles y en circunstancias más o menos afortunadas: Mariko Yashida, Banshee, o especialmente una Moira Mc Taggert que sigue teniendo muchísimo que ofrecer.
Entre medio de ambos una minisaga de tres números (XMF 7 a 9 USA) que nos presenta a la nueva generación de Centinelas de la mano de Ziggy Trask, hija de Bolivar, hermanastra de Larry y estrechamente vinculada al Consorcio.
Parece difícil que a estas alturas una historia de Centinelas pueda llegar a despertar interés, sin embargo la que nos ocupa se beneficia del flashback de la IIGM con Logan y Furia y sus comandos, que al menos sirve para indagar en el árbol genealógico de los Trask y contribuye a enriquecer la mitología de estos robots cazamutantes sobre los que todo parecía ya dicho.
Parece difícil que a estas alturas una historia de Centinelas pueda llegar a despertar interés, sin embargo la que nos ocupa se beneficia del flashback de la IIGM con Logan y Furia y sus comandos, que al menos sirve para indagar en el árbol genealógico de los Trask y contribuye a enriquecer la mitología de estos robots cazamutantes sobre los que todo parecía ya dicho.
Hablando de Furia, llegados a este punto ya se halla plenamente integrado en una serie que bien se podría titular The X-Men & S.H.I.E.L.D., y lo cierto es que lejos de resultar su presencia forzada o artificiosa Claremont se las arregla para ofrecernos una fiel e interesante versión del Director de la organización espía que encaja como un guante en su papel de colaborador de lujo de Xavier. Y es que Nick Furia es Nick Furia y no un trasunto barato de Samuel L. Jackson.
Por cierto que la parte gráfica de estos tebeos incumbe a un Steve Scott que sin estar a la altura de Tom Grummet sí hace un buen trabajo. En realidad es algo inevitable siendo que estamos ante una serie que en su edición original se publicó con cadencia quincenal, con la consiguiente imposibilidad del dibujante titular de hacer veinticuatro números al año.
Sigue Magik Negra (XMF 11 a 14 USA), una saga de cuatro números que trae de vuelta al personaje del mismo título y a su metálico hermano, además de a Grummet. Dado que Illyana/Magik es uno de mis personajes fetiche me ha encantado verla de vuelta, otra cosa es que la historia esté o no a la altura de tan especial evento.
De Magik Negra llama la atención el nuevo e inesperado interés romántico de Peter, tan inesperado que, al igual que sucede con Jean Grey y su vida amorosa, a estas alturas es imposible no preguntarse si el escritor está abusando de su amplia libertad creativa -que abarca no solo a los mutantes, sino todo el Universo Marvel-, o si de haber escrito realmente estos tebeos en el contexto de los ’90 se hubiera permitido desarrollar según qué ideas.
De Magik Negra llama la atención el nuevo e inesperado interés romántico de Peter, tan inesperado que, al igual que sucede con Jean Grey y su vida amorosa, a estas alturas es imposible no preguntarse si el escritor está abusando de su amplia libertad creativa -que abarca no solo a los mutantes, sino todo el Universo Marvel-, o si de haber escrito realmente estos tebeos en el contexto de los ’90 se hubiera permitido desarrollar según qué ideas.
Por lo demás, a pesar de que el tema de llevar a la apariencia física de sus personajes sus demonios internos ha sido tratado por Claremont en infinidad de ocasiones, destaca de Black Magik el papel de Kitty, que como no podía ser de otra manera se ha convertido en uno de los personajes más interesantes de X-Men Forever quedando sus vínculos físicos y psíquicos con el desapararecido Logan en la categoría de buenos sub-argumentos pendientes de desarrollo al cierre de este Volumen I de la serie.
El tomo que nos ocupa concluye con XMF 15 USA, un tebeo que nos da cuenta del paradero de la autora de la muerte de Lobezno y en el que seremos testigos de la muerte de un clásico Vengador. Las consecuencias de lo que aquí acontece no se verán hasta el Volumen II de XMF, todavía inédito en España.
continuará...
4 comentarios:
Pues si que es curioso lo de la muerte de Logan. Aunque hoy en día, en cuanto a lo de las muertes y resurrecciones, casi que dan más ganas de reír que de llorar. Pero bueno ...
Y Tom Grummet siempre me ha parecido un muy buen dibujante. De estilo clásico y cumplidor con las fechas de entrega. Lástima de lo de la periodicidad. Aunque igual la idea era que al ser quincenal, pues así Claremont no se dejaría ninguna subtrama olvidada, como por aquellos tiempos tenía bastante costumbre de hacer (o igual yo no tuve paciencia para llegar a verlo, jeje).
Pues esa es la gracia de esta serie, que al no estar sujeta al ferreo control editorial que padecio Claremont en su dia no le pueden obligar a resucitar a alguien contra su voluntad como le sucedio con Jean Grey.
De todos modos la idea con Lobezno era matarlo y que La Mano lo resucitara (estilo Elektra) como enemigo de sus compañeros, que es lo que imagino hubieramos visto en la serie de no ser por su cierre prematuro.
¿Es eso lo que hizo Millar en el titulo de Lobezno? Nunca he leido esos tebeos.
(no me he dejado los acentos, es que llevo un par de dias intentando cargarme a un virus que no me deja ponerlos) :-D
Millar hace exactamente lo que comentas en la serie de Lobezno (Saga:Enemigo del estado). Aunque, no recuerdo si fue La mano o Hydra.
Por cierto, esperemos que el virus una vez eliminado, no tenga la misma facilidad en resucitar que algunos héroes/villanos de la Marvel/DC, jeje.
Ximo, el virus parece que ha sido finalmente eliminado.
Hay que ver lo que se puede llegar a conseguir con la ayuda de un buen amigo ;-9
L. Atienza, aunque de todo el equipo de Trazos solo soy (junto con Gonzalo) el sad freak que habla de cómic superheróico, te doy la bienvenida y te aseguro que es un auténtico placer que nos sigas :-)
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