Nos encontramos con otra obra, Asquerosamente rica, del prolífico Víctor Santos, esta vez para el mercado americano, enmarcada dentro de uno de los géneros que mejor domina este joven autor valenciano (Pulp Heroes, Faeric Gangs, Protector, Lone in Heaven, Al mejor postor, Black Kaiser), pero ahora encargándose únicamente de los lápices, dejando los guiones para uno de los maestros de este género negro dentro del mercado estadounidense, Brian Azzarello, publicada en el nuevo sello de la DC, Vertigo Crime, y editada en nuestro país (así como el resto de los títulos aparecidos), curiosamente, por la Editorial Panini dentro de su nuevo sello Panini Noir, cuando todos sabemos que esta editorial posee los derechos de Marvel, mientras que los de la DC recaen en Planeta DeAgostini (y que a continuación publicaría una obra de este sello, Umbrales oscuros de Ian Rankin y Werther Dell’Edera, enmarcada dentro del universo de Hellblazer (supongo en este caso se lo quedaría Planeta por motivos de derechos sobre el propio personaje), y que coincidió en tiempo de publicación en los EE.UU. con la de Asquerosamente rica).
Como muy bien podemos leer en la entrevista que Celes J. López le realiza a Víctor Santos, y que es el extra que contiene este volumen de casi 200 páginas, la feliz unión de esta “extraña pareja” para realizar esta obra que inauguraba esta nueva línea de Vertigo Crime, provenientes ambos de dos mercados muy diferentes pero, en esencia, bebiendo ambos de las mismas fuentes culturalmente hablando, se produjo cuando ambos profesionales coincidieron como autores invitados en las ya consagradas y referente indiscutible Jornadas del Cómic de Avilés del 2003. El resto es ya historia... después de dos años de gestación, Panini nos ofrece este relato de género negro en una magnífica edición en tapa dura que, como podemos comprobar en el blog de Santos, en un tamaño mayor respecto a la edición americana, y que junto al Bronx Kill de Milligan y Romberger, que también salió en junio de 2010 en nuestro país (seguido por el Escalofrío de Starr y Bertilorenzi y, este mes que viene, por el Area 10 de Gage y Samnee), inaugura la ya mencionada línea noir de la editorial.
La historia podríamos encuadrarla, sin lugar a la duda, dentro del género negro clásico de escritores míticos como fueron Raymond Chandler o Dashiell Hammett, aunque estos se basaron básicamente en tratar las experiencias de detectives tipo que han sido copiados a posteriori por multitud de escritores, o de películas ya clásicas de la edad dorada del cine hollywoodiense (décadas de los 40-50) como pueden ser las interpretadas por Humphrey Bogart (como El Halcón Maltés de John Houston) o películas ya míticas como Sed de mal de Orson Welles u otra más reciente como L.A. Confidential de Curtis Hanson (basada en una novela de otro de los grandes, James Ellroy, si de novela negra contemporánea nos referimos), obras donde siempre los protagonistas principales, sean policias, detectives o personajes normales y comunes abocados a situaciones límite, se enfrentan a una serie de sucesos que mantendrán esa tensión y misterio durante toda la obra, tanto si están en primera como en tercera persona, produciéndose un continuo in crescendo a medida que transcurre la trama hasta llegar al momento cumbre del desenlace donde se descubrirá el pastel y se resolverá el caso o misterio en cuestión planteado por el autor de la obra, produciéndose en multitud de osasiones un verdadero brainstorming de ideas o situaciones, que muchas veces tratan de despistar al lector o espectador, para provocar posible y factiblemente un desenlace inesperado.
Así, en breves pinceladas, está narrada en primera persona contándonos su protagonista principal, Rich “Junk” Junkin (curiosamente haciendo un juego de palabras de su nombre con el propio título de la obra en inglés, Filthy Rich), un personaje que acabará rozando e incluso traspasando la delgada línea que separa el bien y el mal, de lo correcto e incorrecto, de ser un hombre común y honrado a ser un delincuente y asesino, en este caso, de poca monta. Y para llegar a esas situaciones límite que provocan que tu vida se convierta en un auténtico infierno, es recurrente la aparición de la siempre recurrente femme fatale, en este caso el papel corresponde a Vicki Soeffer, la auténtica provocadora del caos en nuestro protagonista, sacando a la luz el demonio despiadado que reside, a la sombra, dentro de él.
Nos situamos en la década de los 60... nuestro protagonista, Junk, en su momento fue el típico triunfador, estrella del fútbol americano, que de la noche a la mañana su vida dio un vuelco y se volvió un infierno cuando tuvo una grave lesión que lo retiró prematuramente de la alta competición. Pero no hay mal que por bien no venga (en teoría, claro), y gracias al haber sido una gran estrella de este deporte, consiguió un trabajo como vendedor de coches de lujo, para poder aprovechar su tirón como vieja estrella y así trabajarse y camelarse a los posibles e incautos compradores. Y he aquí que entró de lleno en un mundo competitivo y de comisiones de venta al coste que sea para ver quién de todos sus colegas era el mejor vendedor... todo podría haber evolucionado como un trabajo más en su vida, conviertiéndose en un verdadero vendedor charlatán más, pero todo ello cambió de golpe cuando su jefe le propuso ser el "guardaespaldas" personal de su jovén hija descarriada, Vicki... y todo volvió a cambiar para él y es en este momento cuando una simple historia hasta ahora se convierte en una historia de amor, odio, envidias y traiciones (... y asesinatos) con un desenlace imprevisible.
Si tuvieramos que citar alguno de los mejores guionistas de género negro en este mundillo nuestro, a la altura de nombres como pueden ser Ed Brubaker, Greg Rucka o Brian Michael Bendis, no podría faltar para completar un fantástico cuarteto fantástico el nombre de Brian Azzarello, reputadísimo y reconocidísimo autor dentro de este género gracias a su ya mítica serie de 100 Balas, creada junto al dibujante argentino Eduardo Risso (sin dejar de citar su obra previa y primera colaboración de ambos autores como fue su Jonny Double). Este autor que sólo con esta serie de 100 números entra con honores entre los mejores escritores de este género, haría incursiones en otros géneros o, incluso, se haría cargo de algunas historias de iconos de la DC, pero sobre todo de un personaje (y todo su entorno) que le viene como anillo al dedo para aprovechar al máximo su talento: Batman. Ahora con esta Asquerosamente rica vuelve a retomar de lleno este género al que tanto ha aportado en el noveno arte, y esta vez enfrentándose a una obra típica y clásica donde las haya.
En un perfecto B/N que tanto domina Santos y que tanto nos recuerda al Sin City de Frank Miller (aunque existan fallos de impresión en algunas páginas de esta edición), pero marcando las distancias y matices pertinentes, aclarando las tonalidades y los claroscuros, con sus juegos de luces y sombras, la obra se redondea aún más si cabe y, aunque el género “negro” no requiere ser interpretado en blanco y “negro”, no desvirtúa en ningún momento una obra de estas características, dándole ese toque oscuro, misterioso y siniestro apropiado e ideal para adaptar los guiones de Azzarello y darle el dramatismo y consistencia requerida para la historia. Como el propio dibujante reconoce, no vemos al Santos de las últimas obras, en concreto la de Black Kaiser donde al ser padre y madre de la criatura jugaba con una gran riqueza de blancos, negros y grises, acentuando los matices y las tramas donde éstas eran requeridas, así como usando libremente el recurso del juego que dan la utilización de diferentes perspectivas y encuadres de página de manera nada clásica, cosa que en esta obra a la que hoy nos referimos no ocurre (salvo excepciones), demostrando una manera más clásica de narrarnos la historia, sin ningún efectismo que sobresalga y pueda quitar protagonismo al guión, eso sí manteniendo un ritmo narrativo influenciado claramente con el ritmo marcado por los mejores films de género negro de la época.
En cuanto al tema del baile de derechos de este nuevo sello editorial de Vertigo Crime… ¿qué se puede deducir de todo ello? ¿Hay un intento por parte de nuestras dos grandes editoriales de aquí de pegar bocado a las dos grandes editoriales de allá? Por lo pronto, siempre se ha dicho, o eso parece, que la Distinguida Compañía no es tan hermética en cuanto a concesión en exclusiva de los derechos a otra editorial de fuera, y lo que una no quiere se lo puede agenciar cualquiera vendiéndolos al mejor postor... ¿es simplemente eso o hay algo más de fondo? ¿se intentan poner la zancadilla o meter mano a la mínima? Como siempre todo dependerá de el discernimiento de los aficionados y de las elocubraciones que estos hagan, porque oficialmente nunca hay nada dicho y la rumorología siempre campa a sus anchas... el tiempo es el que siempre dará, en un momento dado o en otro, la razón a unos o a otros.
Pero de momento, lo que aquí vemos es una buena muestra de nuevo del buen arte, siempre en progresión, de nuestro Víctor Santos, al que le auguramos nuevos éxitos (y un asentamiento definitivo) en el mercado estadounidense dentro del cómic mainstream (no por nada ya estamos esperando amb candeletes el segundo volumen de Mice Templar)... y qué decir del trabajo tan meticuloso y perfectamente ofrecido al lector amante del género negro por parte de un Brian Azzarello que forma parte, por méritos propios, y como ya hemos dicho, de ese magnífico poker de guionistas de género negro que conforman Brian Michael Bendis, Ed Brubaker, Greg Rucka y él mismo... desde luego, se asegura en un futuro buenas obras dentro de este género de la mano de estas reputadas cuatro plumas... sea en la editorial que sea... y al final los que saldremos ganando siempre seremos los propios aficionados.
Un saludo cordial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario