Siempre es un placer recuperar para la causa del noveno arte (y no porque haya estado realmente en stand by o fuera de circulación) a un artista del dibujo como es el valenciano Rafa Fonteriz… las gracias se las debemos dar al propio autor, que siempre ha estado ahí dando señales de vida y, por supuesto, a Diábolo Ediciones por esta apuesta, podemos decir de riesgo, de publicar en papel una obra que ya habíamos podido ver serializada en el propio blog personal del autor.
Rafa Fonteriz siempre lo podremos encuadrar en cierta manera dentro de la línea clásica realista que imperó en la década de los 60/70/80 en nuestro país con autores de la talla de Florenci Clavé, José Ortiz, Josep Mª Beà, Luis García, Adolfo Usero, los recientemente fallecidos Víctor de la Fuente o Fernando Fernández o, incluso, un Rubén Pellejero de los inicios, por poner sólo algunos ejemplos más conocidos y significativos, o tantos otros autores que modificaron su estilo a medida que evolucionaban en su obra o los tiempos y los gustos iban cambiando (como claramente ocurrió después de la crisis que hubo a mitad de la década de los 80 y 90 en nuestro cómic autóctono... una forma de hacer historietas que cambió radicalmente, casi desapareció, y muchos buscaron nuevas propuestas a través del mercado americano o del japonés, tanto del lado de los autores como del de los lectores)… o incluso al otro lado de los Pirineos con nombres de la talla de un clásico Paul Gillon o más actuales como un William Vance o el Jean Giraud realista, pero siempre teniendo en cuenta que Fonteriz es de una generación posterior (nació en 1961), por lo que podríamos catalogarlo sin exagerar un ápice como un "clásico moderno" dentro de nuestra historieta, tanto por el estilo y el trazo a la hora de enfrentarse a la hoja en blanco, con ese magnífico juego de luces y sombras que sabe transmitir en sus viñetas, así como de la temática que más le gusta, haciéndola personal, como es el psicothriller dentro del género negro o el de la ciencia ficción.
En su ya extensa bibliografía, a pesar de no ser aún, podríamos calificarlo, un "veterano" en estas lides, podemos citar obras de corte erótico como todas las historietas publicadas en el década de los 90 para revistas como Kiss Comix (XXX-Women) o Eros Comix (con varias historias en su haber), historietas serializadas para la revista El Víbora como Efecto Dominó (recopilada en álbum por Edicions de Ponent), trabajando para el mercado norteamericano dentro del género de superhéroes como la miniserie Nocturne para la Marvel, o Iberia Inc. para Planeta DeAgostini y con guiones de Rafa Marín y Carlos Pacheco, algún que otro álbum para el mercado francés como Avatar (para Erko Editions, tres volúmenes con guiones de Juan Miguel Aguilera, siendo publicados en nuestro país por Dolmen Editorial los dos primeros), o Carmilla, Nuestra Señora de los Vampiros con guiones de Roy Thomas (Dude Comic), o más recientemente las nuevas portadas de la reedición de El Capitán Trueno de la mano de Ediciones B.
Así a grandes rasgos, y ya centrándonos en esta obra, la historia que nos cuenta Fonteriz en El lado salvaje es la historia de Fernando, un reputado psiquiatra que ayuda a la policía a resolver ciertos casos especiales, y la de Isabel, antigua paciente suya (y algo más…) en el pasado, que es la víctima del caso que hay que resolver. Hasta ahí todo normal, una típica historia de género policiaco donde los personajes principales forman parte de un caso que hay que resolver… pero a partir de este momento la historia se convierte en un verdadero psicothriller, o sea una historia de intriga y violencia donde sucesos o situciones paranormales o fuera de los común, de género fantástico, se inmiscuyen en la trama principal a medida que la historia que hay detrás de todo lo sucedido se va esclareciendo, convirtiéndose en una historia fuera de los parametros establecidos para este género, pero un relato que hoy en día está muy en boga a través de multitud de novelas, películas y series de tv que tratan estas historias mezcla de realidad y de ficción, de género negro y fantástico, de algo factible de poder producirse pero imposible que pueda darse, y donde la intriga y el misterio están siempre garantizados.
Curiosa es la decisión y capacidad de Fonteriz a la hora de jugar con varios recursos en cuanto al color, su composición y tratamiento en el álbum se refiere, utilizando el color bitono, el blanco y negro como carboncillo e, incluso, el color dependiendo del momento elegido para una u otra escena (delimitando muy bien con este recurso escenas pasadas, presentes u oníricas). Se puede apreciar un cambio si comparamos el bitono de algunas páginas según se vean por su blog o en papel, pero estas siempre son cosas que se deciden a posteriori cuando la obra se traslada a otro soporte, según las tintas y la tecnología utilizadas, siempre basándose en el papel definitivo a utilizar en la edición.
Con todo, apreciamos y se aprecia esa resolución por parte de Fonteriz de innovar y buscar recursos, tanto estéticos y técnicos, para enfrentarse a sus obras que, como muy bien comenta siempre, le resulta imprescindible el hacer pruebas y más pruebas previas para conseguir el resultado final buscado, y siempre utilizando las últimas tecnologías a su alcance, siempre en constante experimentación con ellas, para lograrlo... pero, eso sí, anteponiendo la pericia, la profesionalidad y el trabajo del dibujante y nunca dejarlo a merced de las innumerables opciones sugerentes que éstas te ofrecen para facilitarte la tarea... siempre deben ser una mera ayuda en un nuevo soporte para ayudarte en tu tarea y no una solución fácil para resolver los problemas que uno no sabe solventar... y en esto Fonteriz podría dar muchas lecciones a muchos jóvenes talentos de hoy que se apoyan sobremanera en las nuevas herramientas profesionales.
Respecto a la elección de este formato y no del otro, el álbum clásico, que al final también había ideado y conformado Rafa Fonteriz por si el apaisado no funcionaba editorialmente hablando (hay que reconocer que el autor es previsor y se sabe vender, amoldándose a lo que el mercado, tanto el de aquí como el posible de fuera, pueda exigirle en un determinado momento), yo creo que la elección final del apaisado ha sido la correcta (a pesar que uno esté más acostumbrado a manejar el formato álbum franco-belga, y más cuando el mismo consta de muchas páginas), ya que esa fue la idea primera del autor a medida que iba publicándolo en su blog, así como de esta manera siempre se puede apreciar más el trabajo de Fonteriz al ser mayor el tamaño de las viñetas por página… Pero como siempre, es el lector el que ha de juzgarlo, aunque creo que Diábolo ha actuado correctamente y ha acertado al decidir que el paso al papel debía ser según la idea primera y original del autor, y más si pensamos que ésta es una apuesta fuerte y personal del mismo.
Y recalcar que, si por un rasgo se caracteriza Diábolo, es por saber aprovechar trabajos ya previamente vistos por internet a través de webcomics de algunos autores o proyectos personales y, podríamos añadir, arriesgados, y adelantarse y saber acertar a la hora de escogerlos para su paso al papel que, aunque para algunos pueda no salir rentable la jugada de una obra ya vista previamente, solo hay que ver que la apuesta puede salirles positiva, tanto para la editorial como para el propio artista, con obras como El joven Lovecraft de Oliver & Torres, verdadero santo y seña de esta joven editorial y un auténtico éxito comercial con varias reediciones ya en su haber, nuevos volúmenes (alguno aún por ver la luz) y traducido a varios idiomas.
De momento parece que la jugada les está funcionando y saliendo positivamente y, en los tiempos que corren, ya nos damos todos con un canto en los dientes. Que sigan así… que sigan… y todos los implicados en este mundillo saldremos a buen seguro ganando.
Un saludo cordial.
1 comentario:
hola, acabo de comprar este comic en la mostra de valencia y el mismisimo Rafa Fonteriz en persona me lo ha firmado y me ha dedicado un dibujo realizado en portaminas de gran calidad. La aportación de este blog me lo hace aun mas interesante el comic. cuando me lo lea (mañana o pasado) os dare una primera impresión.
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